El empleado encargado de protocolos, fastos y convites pasó al despacho del presidente tras una espera algo larga en la antesala.
– Don Enrique, ya tenemos casi todo preparado para la comida de directivas. Hemos quitado del menú el salmorejo porque quedaría soso sin los taquitos de jamón. Además nada de ibéricos ni de canapés de sobrasada. Tampoco se servirá alcohol, ni antes ni durante la comida, y mire que me duele porque hemos recibido un gran reserva de esos que hacen revivir a un muerto. Pero nada, también retirado esta semana.
– Hombre Olmedilla, tampoco hay que ser tan escrupuloso. Haremos una cosa, me esconde usted una petaquita debajo de la silla y me voy sirviendo a demanda cuando el señor jeque no mire, ¿de acuerdo? –ordenó preocupado el mandatario–. Así que dice usted que la sobrasada proviene del cerdo, pues primera noticia Olmedilla, cada día aprendemos algo en la gerencia.
– Se hace lo que se puede Don Enrique.
– Haga, haga, ultime usted todo. El señor jeque y su séquito llegarán a las dos más o menos. Obvio decirle que con una propina de las que dejan éstos con un café le compramos nosotros a Mendes un mediapunta con llegada. Tienen el crudo por castigo, o sea que como no causemos buena impresión lo llevaremos crudo y valga la…, la…, la como se llame que para conocer palabros ya tenemos a Quique.
Olmedilla trajinó, industrió y ultimó todo lo ultimable. Desenrolló las alfombras rojas, quitó las telarañas de la caja fuerte y cerró con llave la amplia estancia de las facturas impagadas. A eso de las dos menos diez se incorporó a la fila habilitada para el besamanos que encabezaba su jefe, cuando apareció el ujier acompañando a un individuo atezado, de bigote poblado y mirada que guardaba sabiduría de antiguas civilizaciones.
– Señor Olmedilla, aquí el señor Ahmed que dice que…–anunció el ujier rascándose la oreja.
– Déjelo en nuestras manos, le estábamos esperando –se adelantó interrumpiendo el responsable de festejos visiblemente nervioso.
– ¿Será éste no? Viene solo ¿Y no tendría que llevar chilaba? –murmuró el cooperador por lo bajinis.
– Seguro que es él, Don Enrique, no se fíe de las apariencias, que esta gente anda muy globalizada. ¡Si estos han estudiado casi todos en “Cambris”! –aclaró alardeando de viajado el adlátere organizador.
– Bienvenido Don Jeque, pase, pase, cuánto gusto tenerle por aquí –saludó el mandamás (o menos, como ya ustedes saben) haciendo una reverencia que sirvió de detonante para el inicio de un baile perpetrado por un grupo folclórico andalusí, en muestra de buena voluntad y de hermanamiento de culturas.
– Es que yo…–intentó meter baza el invitado.
– Calle, no se esfuerce. Aunque el idioma sea un problema, la gente como usted y como yo nos entendemos sin palabras –dijo el presidente guiñando un ojo.
– Pero…
– Insisto Don Jeque, pasemos a mis aposentos. Como verá han sido ambientados como una haima en honor a su presencia. Sentémonos que debo hablarle de un negocio redondo ¡Coja un dátil si se le antoja, hombre, no sea tímido! –ofreció con excesivos ademanes–. Le cuento, tenemos un director deportivo y algún que otro jugador a los que tenemos que dar salida, y creo que a usted le interesarían para su equipo. Nosotros somos flexibles en el cobro, aunque sea en camellos.
– Mire déjelo, ya no puedo perder más el tiempo. Les agradezco sus atenciones pero se me va a escapar el autobús de la excursión. Yo solo me había perdido buscando el servicio –cortó la negociación el supuesto jeque perdiendo así gran parte de su encanto califal.
– Pero, ¿no es usted el señor Ahmed? –preguntó Olmedilla horrorizado.
– Sí, señores. Miembro fundador de la peña colchonera de Melilla. Es que hemos venido un grupo a hacer la visita guiada del estadio pero se me ha hecho tardísimo ¡Hala, hasta más ver!
– ¡Oiga, no se vaya! Que no le hemos hablado de las alianzas estratégicas…–intentaron frenarle sin éxito– ¡Don Jeque vuelva! –dijo el presidente con desesperación–. Nada que se va el jeque, aunque…, ahora que no nos oye nadie, no me negará usted, Olmedilla, que éste jeque tenía bastante pinta de moro.
Llegaba el Málaga al Calderón con el pecho henchido por los últimos resultados. También llegaba nuestro equipo de la misma manera, muy derecho y estirado tras la racha disfrutada. No les voy a volver a aburrir con eso de que ya es tarde y que esta buena postura corporal no soluciona el encorvamiento que hemos llevado toda la temporada. Parece que el doctor Flores, traumatólogo de prestigio discutible más dado a captar sensaciones que a interpretar radiografías de juego, ha tardado más tiempo del necesario en recetar el collarín corrector. Parece también que no tendría demasiadas razones para sacar pecho, pero lo saca. Lo saca él y lo sacan sus superiores, esos que deberían ir cargados de hombros por todo el daño que infringen a las cervicales de los atléticos, por obligarnos a forzar el cuello para mirar desde abajo a las zonas altas de la clasificación, a las zonas a las que, por historia, pertenecemos. Pues se ha quedado buena tarde, dijeron los aficionados al sentarse en su sitio echando de menos las botas de agua al ver que el suelo bajo sus asientos parecía un arrozal asolado por las mañaneras lluvias cuasi monzónicas.
Para la ocasión, nuestro técnico volvió a apostar por un equipo de músculo, de pecho inflado. Craso error, amigos, ayer no era un partido para el músculo trabajado, porque los de la Costa del Sol tienen más. Tienen, por ejemplo, un nueve grande, de esos que se atragantan a nuestra defensa, como pasó con Osvaldo, como pasó con Caicedo, como pasa con tantos otros. Nuestra defensa se encuentra más cómoda negociando con delanteros ratoneros y mediapuntas abrochaditos. Oiga, ¿y qué pasó en la Europa League con Javito?, seguro que preguntará alguno. Miren, lo de Javito se lo preguntan al que no se cambia de jersey, yo tampoco me lo explico.
Y es que hay días en que se tiene que hacer algo diferente, días en los que los mejores no andan inspirados del todo. En esas ocasiones, uno espera que los secundarios tomen el testigo. Allí donde no llega el jeque, debería estar su séquito. Pero de la misma forma que en nuestra historia de hoy, el séquito no se presentó. Ni un ayudante de cámara, ni algún secretario eficiente que te lleve las carpetas. Los más descreídos se plantean si los que rodean a nuestras estrellas son tan solventes como nos los quieren pintar ¿Cuántos de ellos serían titulares en los equipos que tenemos por encima? Uno piensa que la gran diferencia con los equipos mejor clasificados está en esa clase media. En su capacidad para destacar con la guitarra cuando los cantaores andan medio afónicos. En soportar sobre sus hombros la acción de la película. Y dejan dudas. Muchas.
Cuando la afición duda se empieza a acordar de los huevos, como cuando les ponen un pincho de tortilla al que sobra patata. También se acuerdan de la madre de algún mediocentro navarro o del padre de algún delantero rubio, pero les traiciona la memoria a la hora de acordarse de los verdaderos responsables. No seré yo quién justifique bajos estados de forma que duran demasiado ni expectativas no satisfechas, no. Pero si hay algo que dura demasiado es éste periodo mediocre sin la exigencia debida. Un periodo que debería invitar a la reflexión. Pero una de las de verdad, no como las del primo de Lolita, que dice que no puede pedir más a éstos jugadores después de la racha que llevaban. ¡Vaya mensaje! No les exijo más a ustedes que en la séptima plaza se está muy calentito. Y ahí, justamente ahí, sí aparece el séquito. Pero el otro. El de los del palco. El que acompaña a la guitarra y al baile. Ése séquito palmero que introduce una semana el mensaje de que la Champions es posible para hinchar pechos crédulos. La siguiente, lanza que jugar la Europa League es mucho mejor, dónde va a parar. Más tarde, hablarán sobre éxitos futuros y fichajes de relumbrón. Y no hablarán más porque la temporada se acabará y porque ya no hay Intertoto, que si no…
Y mientras, nos damos cuenta de que todo vuelve a ser un espejismo. De que nos volveremos a quedar en el camino sin dar con el oasis prometido de juego, casi todos con el pecho hundido y los hombros encorvados. Maltratados por la sed de seriedad, de exigencia, de justicia. ¡Qué pena señores, tanto séquito en la moqueta y tan poco en el césped!
Don Emilio: ahí tiene usted parte de la clave de lo que ocurre. La afición se conforma con el 7º puesto mientras con frecuencia se tiene que tragar partidos infumables como el de anoche.
ResponderEliminarLo dijo Luis en el Gaudeamus: "Vosotros nos exigiais". Ahora no ocurre eso.
Un saludo.
Todo lo que acontece alrededor de este equipo ya está empezando a ser responsabilidad directa, en un grado importante aunque, evidentemente, no exclusivo, de su afición. Ayer no acudí al estadio porque tenía día familiar, con visionado incluido de una buena película, "Company Men". Y me recordó a nuestro equipo. Después de muchos años dedicado a él, siguiéndole a todos los sitios, contra viento salarial y marea familiar, sin que tus esfuerzos se vean recompensados más que con séptimos puestos y eliminatorias europeas vergonzantes, salvo en contadas ocasiones como la del 96 o la de 14 años después, recibes una carta de despido cualquier día de éstos, en forma de traspaso de De Gea o el Kun. Y ni te planteas impugnarla, porque ya estabas a punto de dimitir.
ResponderEliminarCada vez me dá mas asco todo esto, Don Emilio...y mucha pena.
Sí, mucha pena señores. De hecho, algunos compañeros, normalmente críticos con la situación, rumiaban que en éste partido se iba a pinchar sin más argumento al que agarrarse que: "ya llevábamos mucho tiempo sin dar un disgusto". Pues eso es lo que hay. Vemos con normalidad la anormalidad. Nos parece mentira pensar en rachas con una vuelta entera sin perder o con varios partido dando buena imagen.
ResponderEliminarLa exigencia, ésa gran desconocida en nuestro cluzz últimamente. Algo que debería emanar de la institución, pero que, en la situación actual, debería ser tomada como bandera por la afición. No sé, hay momentos en los que prefiero no señalarnos como culpables porque quiero pensar que cada uno tendrá una razón suficientemente poderosa para no hacer algo ante esto. Pero ya les digo, no sé.
Un abrazo.
Yo también estoy estupefacto con las exigencias que el señor QSF pide a su equipo, pues como todos sabemos es un hito que el Atlético de Madrid venza al Depor y al Levante y, por tanto, tenemos que sacar pecho de ello.
ResponderEliminarNo obstante, más incrédulo me encuentro cuando con la plantilla que tenemos la afición parece estar contentísima de ser séptimos y se ponen a vitorear al sobrinísimo de La Faraona. Y ahora dicen que viene Caparrós, de la escuela de Aguirre. Que Dios nos coja "confesaos", don Emilio.
Pues mire Don Jorge que ya he llegado a una situación en la que me puede llegar a valer cualquiera que no sea QSF, cuya continuidad se ha barajado durante la última semana.
ResponderEliminarEstá claro que cualquier tratamiento que le demos al enfermo podrá suponer una mejora relativa y ficticia, pero todos tenemos claro cuál es la manera de solucionar esto: extirpar el cáncer que mora en las zonas innobles del cluzz.
Un abrazo Don Jorge.
Pues, si quieren abrimos el debate de don Quique. Es verdad que exige poco a los jugadores, como la afición. Don Quique exige poco a los futbolistas, para exigirse poco a sí mismo.
ResponderEliminarPero, para que venga otro igual o peor, no sé si me quedaría con él, qué quieren que les diga.
Abrazos.
No me dé un disgusto Don Julio, hay cosas que mejor no mentarlas ni en broma, no vayan a cumplirse. El primo de Rosariyo se ha convertido en el cómplice perfecto de los golfos. No en vano, dilapida el patrimonio humano de la plantilla a una velocidad comparable a la que los otros dilapidan todos los patrimonios, la historia, la dignidad, etc...
ResponderEliminarY sí, efectivamente, el nivel de exigencia para consigo mismo es sonrojante. ¿Cómo que el Atleti no ha sido un equipo firme en defensa históricamente? Lo dice el tío haciéndose a un lado y poniendo cara de:¡cómo está la vida, qué barbaridad!
Mire que ya tenía interiorizado a Jokin y hasta llega a picarme la curiosidad de cómo sería la cosa aunque, futbolísticamente, difiere del concepto que le gustaría a uno. Pero al menos, quiero creer que se pondría al frente de la nave y que no echaría la culpa al empedrao, ese sospechoso habitual en el cluzz.
Un abrazo.
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ResponderEliminar¡Buenas tardes!.
ResponderEliminarYa consta que yo formo orgullosa parte del grupo, o grupúsculo, o lo que sea, de los Maniaco-Obsesivos con Quique. Y si no consta, aprovecho la ocasión para saludar y decirlo. Un poco a gritos, dentro de lo que me permite mi voz, que no es precisamente de tenor.
Dicho lo cual, al autor de la frase “Si hubiera colocado una defensa de tres o renunciado a las bandas probablemente nos habríamos encontrado con un disgusto todavía mayor”, después de un 0-3 del Málaga, no es ya que le pusiese de patitas en la calle, es que no le dejo entrar en el Calderón ni para ducharse -suponiendo que se duche, porque su aspecto denota que no abusa de ello- y no digo que sale por la ventana de cabeza, porque soy de natural pacífico.
Nos toma el pelo, señores. Y nos lo merecemos, evidentemente, si le convertimos en el protagonista de la canción de Antic ... cosa que, al principio, me dijeron algunos amigos que era buena señal, por aquello de que "los tiros" apunten en la buena (que es la mala, claro) dirección y que no se lleve las leches el de siempre.
Pasados los meses, y ya que tiempo ha que dichos cánticos no vienen acompañados de protestas multitudinarias contra la directiva, ya no le veo la gracia a la cancioncita, miren ustedes por donde.
Más bien, me parece una invitación estupenda para que, el tío segundo de la hija de Lolita (que es una joven actriz voluntariosa y estupenda, son otros genes) se ría un poco más de nosotros. Se burle, se carcajee, se descojone, con perdón.
Cualquiera, Don Julio. Como tan bien dice Don Emilio, jamás un entrenador se ha cargado a más gente, ha acabado o como mínimo frenado en seco más carreras, ni ha obligado a perder un año a más promesas del fútbol (miren a ese Nacho Camacho, esplendoroso desde que salió de su infumable área de influencia, y comiéndose vivos a Marito y a "mi" Raúl García juntos) que este auténtico desgraciado. Es un año horrible y sin parangón. Ferrando me parece un genio, por comparación, no le digo más. Cualquiera vale para mejorar ésto.
Don Fran, permítame militar todo lo humanamente militable en esa célula de integrismo anti-sensaciones. Debo aportar como experiencia previa para el puesto que ya el año pasado no me convencieron (principalmente) sus valentías y cobardías milimétricamente calculadas. Aún así, hubo que admitir su continuidad en base a los resultados y, sobre todo, al momento de comunión que se vivió a final de temporada del que él fue partícipe.
ResponderEliminarLo de este año no tiene defensa posible, no ha sabido imprimir un sello propio al equipo, no ha cumplido con su promesa casi electoral de contar con la cantera de verdad, no resiste cualquier mínimo examen de hemeroteca, su silencio cómplice, su palabrerío vacuo, etc...
Siento discrepar con usted Don Julio, pero a mí casi también me vale cualquiera menos éste figura.
Hombre, Don Emilio, más que permitirle, le recuerdo que ostenta usted La Laureada del Antiquiquismo.
ResponderEliminarHe de reconocer, no obstante, que frases como "Soy clarividente de mis ideas" nos lo pone demasiado fácil.
Y eso no es nada, comparado con lo que será el post-quiquismo. De nada valdrán los tres meses y pico que pasaron, hasta que el equipo le metió aquél 5-1 al Recre. De nada la pésima y lamentable Liga pasada, ni la catastrófica temporada actual. No valdrá de nada. Será un personaje eternamente reivindicado por su labor durante cuatro meses, porque ha ganado tantos Títulos como Zamora, Helenio Herrera, Max Merkel o Radomir Antic. Será duro.
Otra perla a rescatar es la de que su futuro lo desvelará en una frase muy corta...no se lo cree ni él.
ResponderEliminarSí, será chocante su entrada en el Olimpo atlético, pero todos sabemos que el Olimpo colchonero ya no es lo que era. Me da que hay una clase business donde están todos los que entraron allí por derecho propio y una turista a la que acceden otros como QSF. El derecho de admisión ya no es lo que era, ahora más de uno pretende entrar con deportivas, calcetines blancos y alguna que otra sensación bajo la axila (como si fuera un monedero).
Don Emilio y don Fran.
ResponderEliminarTienen razón en que don Quique alguna veces no tiene frases de las más afortunadas.
También han de tener en cuenta las numerosas circunstancias que han ocurrido durante la temporada. Jurado y Simao vendidos, Forlán desaparecido, Godín y Filipe no están al nivel que se esperaba ...
En fin, que Quique tiene muchos cargos, pero también algunos atenuantes.
Abrazos.
Don Julio, de acuerdo en que las circunstancias no han sido las ideales (¿qué se puede esperar de cualquier cosa tocada aunque sea de refilón por los del palco?), pero aún así, incluso los ejemplos que usted da podrían ser esgrimidos como agravantes: por su silencio ante lo de las ventas (y eso que hubo un momento en el que parecía que iba a rajar, pero al final prefirió ponerse cómodo), por no haber sabido gestionar el tema Forlán y por las malditas alineaciones bingueras (sobre todo en defensa) que han hecho que muchos jugadores se vuelvan locos.
ResponderEliminarCuestión de puntos de vista, supongo.
Un abrazo.
Aprovechando que aquí uno no se pelea ni discute, sino que contrasta opiniones, voy por partes, Don Julio:
ResponderEliminar- Jurado no, por favor. Esa supuesta "niña de los ojos de Quique", a la hora de verdad, apenas tuvo unos minutillos el año pasado, cuando llegó la hora de la verdad: minutillos contra el Liverpool, contra el Fulham y contra el Inter. Los mejores minutillos de su vida, por cierto, especialmente en Anfield y Hamburgo, porque es un jugador de eso, de minutillos.
Plantearse a QSF llorando por las esquinas por su traspaso es engañarse, creo.
- Un prestigioso atlético nos dijo hace poco a unos cuantos: "¿Y quien os ha dicho a vosotros que no fue Quique quien pidió el traspaso de Simao, como el de Maxi un año antes?". Y nos quedamos callados, claro. ¿Por qué damos algo así por supuesto?. Era íntimo de Forlán, el famoso ídolo de QSF, por ejemplo.
- ¿Por qué desaparece Forlán?. ¿Y por qué no responden Godin o Filipe Luis?. ¿Y dónde está Assunçao?. ¿Realmente exageramos tanto con Domínguez?.
Lo siento, Don Julio. La imagen de Calimero-Quique, víctima de todos, sólo ante el peligro y a quien no le responden ni Cluzz ni jugadores, sinceramente pienso que no se sostiene.
yo de Quique opino que es una persona de lo más clarividente, y no digo más
ResponderEliminarBueno, sí digo más: también es el azote del índice de humedad relativa, que si no no se explica que regase la banda izquierda antes del segundo tiempo, con la que había caído por la mañana
por lo demás, excelente crónica. Gracias
Señoras y señores, damas y caballeros e incluso militares con y sin graduación. Permítanme presentar emocionado (aunque raro sería que leyeran a éste aprendiz sin conocerle a él) al maestro Don Carlos Fuentes, principal inspiración para un servidor y muchos más que llevamos leyendo sus magníficas crónicas en El Rojo y el Blanco desde hace tiempo.
ResponderEliminarGracias a usted Don Carlos, su presencia es un honor. Por favor siéntase como en su casa,queda todo pagado, siempre que no pida combinados de importación.
Supongo que Don Emilio anda ocupado exprimiéndose las meninges en busca de un hilo conductor que anime la crónica de la "actuación" de hoy -llamarlo partido se me antoja arriesgado-.
ResponderEliminarMe permito entre tanto traerles las Quiclaraciones del de las disquiquisiciones:
-"Sorprendió la suplencia de Forlán...
-Pusimos jugadores de centro del campo, de toque, de contención. Yo veo al equipo todos los días y sé la disponibilidad de los que cuento. A veces me equivoco, pero los asuntos están claros y las cartas están sobre la mesa. No hay nada que indagar. Forlán ha tenido 35 minutos, 40 con el descuento y ya habéis visto los minutos de Forlán. Sois vosotros los que tenéis que hacer críticas de los jugadores, no yo. Cuando el equipo ganaba no se habló de su suplencia".
¿Se puede apuntar más claro sin decir: "sucio hijo de perra te vi a dejar las tripas hechas un colaor"?
El pulsito entre esos dos Egos (con mayúsculas, obviously, ya que hablamos de Ego Forlán y Ego-Te-Absolvo-Flores) nos está saliendo bien caro.
Increíble la capacidad de este señor para hacerse a un lado cuando vienen mal dadas. En una tercera o cuarta derivada de Neo en Matrix (cambiando el abrigo de cuero por el jersey ceñido, por supuesto).
ResponderEliminarIncreíble también la valentía que siempre ha demostrado para señalar al débil o para hacer leña del árbol caído.
Y sí, Don Ricardo, nos va a salir muy caro el pulso, caro institucionalmente, caro deportivamente y caro (o más bien barato en su venta) cuando haya que buscar la salida que sea para el uruguayo.
No se piensen ustedes que me devano demasiado los sesos, ya se sabe que estas cosas se subcontratan como servicio y te escriben desde la India una crónica futbolística con aroma a Valle Inclán (por lo del esperpento, claro)
Me cabrea que QSF nos lo ponga tan fácil, en ésto de las manías persecutorias.
ResponderEliminarComo usted dice, Don Emilio; cuando no son Domínguez o Fran Mérida los destinatarios de las descalificaciones públicas; o los silenciosos Assunçao y Raúl García los sujetos de las marginaciones, es un Ídolo caído quien paga el pato.
Es traicionero, cobarde y miserable, hasta límites insospechados.
Cuando ha dinamitado todos y cada uno de los vestuarios en los que ha estado, por algo será.
ResponderEliminarQué pena no haber tenido una cámara oculta en el vestuario hace no demasiado tiempo, cuando no se atrevía con el uruguayo a pesar de no tragarle. Seguro que se ponía a darles linimento a él y a Simao para limar asperezas.
¿Alguien en la sala todavía piensa que su ciclo no está acabado?
Gracias por la bienvenida, (qué vergüenza más grande)
ResponderEliminarDicho esto, y puesto en pie con el índice muy estirado, digo:
¡Quique Flores, es Vd un miserable, suerte tiene de no estar Vd a tiro de mi paraguas!
(Y ahora me siento, y si no es molestia, yo quería una palomita de Machaquito bien fría, si puede ser. Gracias)
¡Uy! No le va a pillar con el paraguas aunque sea de mango telescópico, Don Carlos.
ResponderEliminarÉste gachó rehuye el combate con aquel que le puede crear el más mínimo problema, se atreve sólo con meritorios y caídos en desgracia. De hecho, tiene tendencia al amancebamiento ante la superioridad jerárquica (aunque venga acompañada de inferioridad moral).
Venga...marchando bien fresquita que estamos estrenando las copas del ajuar.