Artículo publicado en CTXT:
http://ctxt.es/es/20160518/Deportes/6220/Emilio-Mu%C3%B1oz-Atleti-Gracias.htm
Gracias.
Mejor decirlo al principio. Mejor que la primera palabra escrita sea gracias,
que sea lo primero que alguien lea, no fuera a ser que pueda confundirse el
objetivo de lo que viene a continuación. Vaya por delante que este ejercicio de
agradecimiento quiere uno hacerlo hoy, con la gloria al alcance de la mano pero
con la incertidumbre natural de citas tan grandes como la de Milán. Uno lo
quiere hacer a unas horas del choque porque cree que es de justicia y porque no quiere que, borracho
de triunfo o lamentando lo que pudo haber sido y no fue, algún despistado pudiera
pensar que el sentimiento es otro. Lo que a uno le brota del interior es
agradecimiento, más cosas también, pero sobre todo agradecimiento.
Gracias de
nuevo para comenzar este párrafo. Gracias por los nervios que nos estáis
haciendo pasar. Gracias por estos dedos en los que ya no quedan uñas. Gracias
por hacer que el orgullo con el que uno pasea por su vida los colores rojo y
blanco sea incluso un poco mayor. Gracias por hacernos gozar con lo que algunos
califican de fútbol feo. Gracias por conseguir que a nuestros ojos sea arrebatador. Gracias
por el fútbol directo y por el de orfebrería forjada al primer toque. Gracias por
abrigarnos cuando el frío del invierno y la humedad del río aprietan. Gracias
por no defraudar. Gracias por los planes que tuvimos que cancelar para estar a
vuestro lado. Gracias por los fines de semana de emoción y los martes y
miércoles de pasión. Gracias por el estallido de júbilo tras la tanda de
penales que finiquitó Juanfran. Gracias por Barcelona y por Munich. Gracias por
la trayectoria en Champions, en Liga y en Copa, aunque ésta última fuera breve.
Gracias por los partidos en los que parecéis venir ganados de casa, por los
partidos reñidos y hasta por las derrotas. Nunca agachasteis la cabeza ante
ellas. Jamás dejasteis de merecer llevar la sagrada camiseta rojiblanca. Gracias
por demostrar que un equipo pesa más que toneladas de individualidades
dispersas. Gracias por todos estos años manteniendo al Atleti en el sitio que
nunca debió dejar, ese sitio que es nuestro por historia y tradición.
Gracias una
vez más. Gracias a Jan, por sus paradas imposibles y esa tranquilidad que es
capaz de transmitir bajo el fuego enemigo. Gracias a Miguel Ángel, por asumir
con impecable elegancia su situación. Gracias a Juanfran, por ser la persona
que es y por las autopistas de ida y vuelta que dibuja en la banda derecha.
Gracias a Filipe, por volver y hacer que su excelsa zurda nos hiciera olvidar
cualquier paréntesis. Gracias a Stefan, por esa sobriedad que tan bien combina
con esa cara de villano de película de James Bond. Gracias a Lucas, el hijo de
Jean François, por todo el maravilloso presente con aroma de futuro que nos
promete cada vez que salta al campo. Gracias Jose María, por jugarse la cara,
la cabeza y el honor, si es necesario, para tapar un disparo a bocajarro.
Gracias a Jesús, por no fallar cuando se le necesita. Gracias a Diego, por
demostrar cada día que tiene metido este veneno muy dentro y
por esas arrancadas, plenas de jerarquía, en las que juraríamos que le crece el
bigote a medida que avanza metros hacia el campo contrario.
Gracias ante todo. Gracias a
Tiago, por sus lecciones del primer tercio de temporada, por su sacrificio en
el dolor y por retornar a tiempo. Gracias a Jorge, por ser el más reputado arqueólogo
de los últimos pases y ser capaz de mezclar a la perfección la potencia de un
panzer alemán con la sutilidad de un artesano latino. Gracias a Matías, por su paciencia
y humildad a la hora de aprender. Gracias a Thomas, por llenar encuentros
desesperanzados de ilusión y frescura. Gracias a Óliver, por poner el objetivo
común por encima de todo en un año complicado. Gracias a Augusto, por parecer
que lleva trienios a nuestro lado. Gracias a Saúl, por su despliegue, su
potencia y por un gol que recordaremos hasta el día en que nos vayamos al otro
barrio. Gracias a Gabriel, por la infinita capacidad de sus pulmones, por los
kilómetros recorridos y porque a la hora de representarnos no se puede pedir
más a un capitán. Gracias a Yannick, por sus gambeteos y esa sensación de
invencibilidad que transmite a campo abierto. Gracias a Luciano, por aquel tanto
con la espinilla. Gracias a Ángel, por revolucionar los partidos que exigen un
levantamiento y por esos controles orientados de otro planeta. Gracias a
Antoine, por su capacidad de convertir en gol cualquier traza de oportunidad y
por hacernos dudar de si hay jugadores que corren con el botón de turbo de la
consola apretado. Gracias a Fernando, por lo de ahora pero especialmente por lo
de aquellos años. Gracias por dejarnos ser testigos de tu renacimiento, por ser
uno de nosotros y por conducirte por la vida como te conduces.
Gracias a
Germán, por su pizarra, su cronómetro al cuello y su conocimiento del juego, aunque
no nos acabe de convencer que abandonase el chándal. Gracias al Profe, por exprimirles
y pensar que siempre se puede dar más en cada ejercicio. Gracias al resto del
equipo técnico, por facilitar la vida de los que nos hacen soñar sobre el
césped. Gracias Diego Pablo, por existir. Gracias por enseñarnos y devolvernos
tanto. Gracias por tus palabras y por tus silencios, por enseñarnos a vivir partido a partido. Gracias por demostrarnos que si se cree y se trabaja, se puede. Gracias
infinitas.
Gracias a
todos en suma por lo que estamos viviendo y por el camino que nos ha traído
hasta este punto. Gracias por las noches en las que los niños y niñas del
Atleti se han ido a la cama más contentos. Gracias por ayudarnos a soñar más fuerte junto a vosotros. Gracias por regar de sudor los
campos del continente. Gracias por permitirnos mirar de igual a igual a los que por
presupuesto deberían mirarnos por encima del hombro. Gracias por la simpatía
perdida de los otros y por matar bien muerta la leyenda del Pupas. Gracias por esa
media sonrisa que se adivina en la cara de Neptuno. Gracias por evidenciar que
derrochar coraje y corazón no es solo una estrofa del himno. Gracias por los
parques llenos de camisetas del Atleti. Gracias por enseñarnos que nunca hay
que dejar de creer. Gracias en nombre de los que fueron, somos y serán. Gracias por ser los protagonistas de una bellísima historia
que empezó a escribirse en agosto. Gracias por hacer que, llegados a este punto, nuestro agradecimiento se mantenga más allá de cualquier resultado. Esto solo podría
acabar de una manera posible: Gracias.