(Permítanme ustedes empezar con un breve recuerdo para Don Adrián Escudero, máximo goleador de la historia de nuestro equipo fallecido esta semana. Historia del Atleti. Descanse en paz)
(Permítanme también ejercer mi derecho a la huelga a la hora de comentar o analizar, aunque el título pudiera sugerirlo, otros temas de actualidad. Temas de partes contratantes y contratadas, de asociados con traje de raya diplomática que se pasan la diplomacia por el forro cuando acuerdan con la parte contraria sin que lo sepa su defendido, de donaciones graciosas a las que no conseguimos encontrar la gracia, de mensajeros que aplican cursiva y capital sobre ciertas noticias a pesar de haber suprimido otras. No lo voy a hacer y creo que ustedes no lo merecen. Huele mal. Como cuando se te olvida sacar la basura después de haber comido sopa de marisco)
Demetrio volvió a mirar en el calendario cuándo caía la semana santa. Incluso su mujer había dado su brazo a torcer tras el enfado inicial por querer ocultarle el verdadero motivo. Al principio disimuló argumentando que cuando llegasen las vacaciones, llevarían demasiado tiempo sin ver a la niña.
–Pero Demetrio, ¿no te acuerdas de que la niña va a venir al cumpleaños de la pequeña de Marta una semana antes? –corrigió su mujer–. Hay veces que no sé dónde tienes la cabeza.
Más tarde tuvo que confesar. Ella de entrada se lo tomó mal. No era capaz de entender que fuera a afrontar su miedo a volar y la impotencia que le daba ir a un sitio donde no le entendieran por una cosa así. Lo de ir más al norte de la isla le pillaba más a desmano pero ahora era más sencillo. Cuántas veces le había dicho ella que se cogieran un fin de semana largo para ir a ver a la niña, pero a la postre se quedaban en casa o como mucho se acercaban a la parcela cuando el calor apretaba. Cierto es que la niña venía casi dos veces al mes, que ganaba un buen dinero para poder permitírselo. Ya casi habían pasado cinco años desde que un día llegó diciendo que le había salido un trabajo fuera de España ¡Cómo pasa el tiempo! Entonces habían ido con ella para ayudarla al traslado y para apoyarla. Ahora ella era una más de ellos, vivía con un novio paliducho con chapas de colores en las mejillas que cuando venía a España se achispaba con el aguardiente que Demetrio reservaba para las ocasiones especiales y suspiraba por los callos con garbanzos de su mujer. ¡Claro que aprovecharía el viaje para pasar tiempo con su hija! Pero esas dos horas largas también serían importantes. Ellas podrían ir a comprar a Harrods, pasear por Hyde Park o tomarse esos hierbajos mojados que toman los aborígenes de la isla a las cinco o’clock mientras él estuviera ausente.
Consultó de nuevo el mapa para ver la combinación de transportes que tenía que coger hasta su destino: Stamford Bridge. No quedaba demasiado lejos de casa de la niña, puede que hasta pudiera ir en un paseo largo si el duro clima británico lo permitía. Porque estaba decidido, iba a ir a verle. Porque pensaba que aunque fuera una tontería suya, él notaría de alguna manera que uno más de los suyos estaba allí para animarle. Porque creía que lo necesitaba. Porque los resultados no estaban siendo del todo buenos. Porque las últimas veces que le había visto en la tele le pareció verle algo triste. Aunque a Demetrio y a muchos como él le pareciera que el rojo le quedaba mejor que el azul ¡Qué cosas! Primero el rojo, luego el azul, solo le quedaba el blanco para completar los colores del Atleti en su periplo fuera de casa. Pero él no lo haría nunca, de blanco no, lo conocía muy bien. Para él había otras cosas más importantes. Para él ya había sido un trago el tener que haber emigrado de la que consideraba su casa, prácticamente empujado por circunstancias y golfos. Él era de los buenos. Él sentía lo mismo que nosotros cuando besamos el escudo. Él es uno de los nuestros. Y claro que no podía compararse a su hija, seguro, pero a Demetrio le encantaba fantasear con que si hubiera tenido un hijo sería como él.
Su Niño, vamos.
PD1: Se inicia aquí la sección de pasatiempos de la Agonía. Si alguno de los lectores todavía no ha caído en a quién tiene planeado Demetrio ir a ver por mi torpeza de expresión, les paso un entrañable recuerdo en el que está presente.
PD2: Si su capacidad de observación se ha visto mermada por los años o por las novelas de bolsillo, miren ustedes al más alto de los que está de pie. El que lleva la chaqueta morada, casi en el centro de la foto. El Niño de Demetrio y de todos los atléticos (pueden ustedes pinchar en la foto para ampliarla).
Sabes usted lo que dijo Cerezo sobre la venta de Torres en el 2004: Vender a Torres sería un mal negocio. Pues tres años después el Atleti hizo un mal negocio según su presidete.
ResponderEliminarEstoy muy pesismista hoy don Emilio, qué quiere que el diga. Lo de Cremades viene a confirmar que Gil Marín tiene mucho poder, o que es amigo de alguien que lo tiene. Estoy convencido.
Abrazos.
PD: Si lo estima oportuno, pásese por forzaatleti.com se encontrará con un resumen de una entrevista que le hicimos a Rubén Uría en el podcast de Esto es Atleti. Interesante, creo yo.
Don Julio, es por ello por lo que llevaba tiempo pensando en dedicar una entrada a Torres. Para que nadie olvidara que se vendió a un símbolo sin parpadear, para que todo el mundo tanga claro qué mueve a los esforzados gestores.
ResponderEliminarSí, deprime un poco. Pero recuerde algo muy a tono con el tema de la entrada, a Al Capone le acabaron pillando, aunque por un motivo de lo más absurdo con todo lo que llevaba en sus espaldas.
Un abrazo.
Moñada total !!!! Exijo que comience de una vez por todas la serie: ¿Que pasó con...? (Poco pá lo que podía haber sido).
ResponderEliminarSi se admiten sugerencias comenzaría con el inefable centollo paraguayo Celso Ayala, básicamente por el nexo de unión entre Betis y Atleti.
He dicho.
Denuncio los intentos de desestabilización por parte de aficionados verdiblancos que, amparándose en supuestas amistades, quieren marcar la línea editorial de la Agonía.
ResponderEliminarYa sabe usted que tengo la serie en mente y que Ayala merecerá un capítulo pero cada cosa a su tiempo, querido lector vehemente.
¡¡ Qué joya fotográfica !!,Don.
ResponderEliminarEnhorabuena,por artículo y foto.
Y,puestos a hablar de algún Ayala,mejor de un Ratón que de un Celso,¿no cree?
Eso sí,interesante la petición del amigo Pitufo.
Tengo que decir que llevo sopesando la proposición de Don Pitufo desde que me lo planteó. Incluso llegué a consultar la lista de fichajes realizados en estos tiempos de Gilismo despótico y no ilustrado. Al final tendré que acceder a sus coacciones por el mero hecho de que tengo que aguantarle diariamente durante al menos ocho horas.
ResponderEliminarEfectivamente la foto es una joya encontrada por un compañero cuyo hijo tuvo el honor de compartir ceras y cartillas de lectura con el mejor nueve que este país ha visto (miren que me tiro a la piscina, ¿eh?). Llevaba tiempo queriendo reivindicar a alguien al que no se le reconoce de la misma forma que a muchos de sus compañeros de generación por el mero hecho de no haber vestido nunca camisetas blancas o azul y granas.
Porque pese a quién pese (principalmente a los que, a pesar de normalmente ser defensores del orgullo patrio, ayer no iban con el Valencia), él está en la historia de este país (siento el discurso reivindicativo, pero con este tema he librado ya no pocas batallas dialécticas).
Un abrazo Don Charly
Seguro que el niño tambien anda dando saltos de alegria...
ResponderEliminarpor cierto no soy anonimo soy ljrufo solo que no se como se postea aqui
Muy buenas D. Emilio y un peazo de abrazo
Bienvenido Don LJ, un honor y un placer que tanta buena gente se pase por aquí. Ya sabe dóde tiene usted su casa.
ResponderEliminarCreo que puedo cambiar algo sobre la configuración de los comentarios, voy a ver si lo puedo cambiar para que sea menos enrevesado, aunque con mi torpeza en temas informáticos no prometo nada.
Un abrazo.
¡Y que a uno se le ponga alma de Demetrio leyendo estas cosas!
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