miércoles, 26 de enero de 2011

Los borregos en silencio

(O de como la espectacular actuación de nuestro Atleti en la Europa League y en la Copa del Rey, nos obliga a buscar entretenimiento en las largas semanas laborales)

-Recuerde agente especial Flowers, nada de contacto físico, no se acerque a la celda aunque insista y sobre todo no deje que le manipule bajo ningún concepto. La semana pasada vino a entrevistarle una periodista que apareció tres días después ahorcada en su loft –advirtió el alcaide de la prisión mientras avanzaban por la lóbrega galería más deprisa de lo que a ella le hubiera gustado hacia el ala de máxima seguridad.
–Lo tendré en cuenta, alcaide –casi susurró la agente intentando que no se notara demasiado lo seca que tenía la boca. Pero las pistas le habían conducido hasta allí en un postrero intento de encontrar al sujeto desaparecido y estaba convencida de que había que intentarlo.
Con el golpe de la última reja al cerrarse se obligó a avanzar hasta situarse enfrente de la celda. Él estaba de pie mirando a la pared opuesta, vestido de blanco impoluto y repeinado hacia atrás como un señorito andaluz. La celda estaba muy bien iluminada y estaba empapelada con lo que parecían dibujos al carboncillo de las más famosas catedrales del mundo y con esquemas de jugadas a balón parado antiguamente ensayadas.
–Ejem…disculpe doctor. Soy la agente especial Clarisse S. Flowers, estoy aquí para hablar con usted, supongo que le avisaron de mi llegada.
-Clarisse, lleva usted un perfume de lo más vulgar. Además ese chaleco le oprime, le está demasiado ajustado, no respira usted convenientemente cuando habla –dijo el preso cadenciosamente y sin volverse a mirarla.
-Hmm, ya, disculpe…Necesitamos  su colaboración en la investigación para encontrar a un discípulo suyo, alguien que fue visto por última vez en su compañía –dijo la agente disimulando el tono trémulo de su voz.
-¿Y qué viene a ofrecerme a cambio, Clarisse? –dijo volviéndose uno de los hombres más buscados de los últimos tiempos, el Dr. Hannibal Antic–. Dudo que tenga usted capacidad para ofrecerme nada.
-Puedo ofrecerle un traslado, a una prisión en régimen media pensión y  semilibertad. Creo que las celdas tienen minibar y todo.

-Parece que empezamos a entendernos. Y, ¿qué se le ofrece? –preguntó el doctor Antic con una sonrisa forzada.
-Estamos buscando al buen juego, doctor. Desde el año 96 no se ha vuelto a tener noticias de él. Sabemos que vino de su mano, que viajó con usted durante un tiempo. Ahora queremos atraparle para devolverle al sitio de donde no debió salir nunca, el Calderón.
-¡Qué mediocridad, Clarisse! Esperaba más de ti cuando te he visto llegar con tu pose de niña buena y esa bufanda anudada con descuido.
-¡Pida lo que quiera doctor, necesitamos encontrarlo urgentemente! El tiempo se agota.
-Sólo ayudaré si me hablas de ti y de qué interés tienes tú en todo esto.
-No debería hablar de mí, me lo han aconsejado explícitamente –dijo la agente de forma digna.
-Me dejas desolado. Sabes que sin mi ayuda el buen juego no volverá a la Ribera del Manzanares. Quid pro quo, Clarisse. Tú me das algo, yo te doy algo –sentenció pausadamente el serbio.
-Está bien. Tengo problemas, lo admito. Los jugadores no juegan a nada. No sé si es porque no valen o porque no quieren. Y eso que les motivo hablando de sensaciones positivas, de visualizar entornos amigables, pero nada, no hay manera –admitió derrumbándose la agente.
-Hace unos años también tuve un jugador que se resistía a jugar, agente. Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti, shshsh –reconoció sin inmutarse el preso emitiendo un silbido penetrante, como de víbora cornuda.
-No sé qué pasa, doctor. Creo que esta es mi última oportunidad. Si no resuelvo este caso me echan seguro. ¡Estoy desesperada!
-El problema viene de atrás, Clarisse. El problema no es de ahora, todo se fraguó antes. Antes incluso de tu paso por Lisboa o por Valencia. Antes de que llegaras al Getafe.  ¿Recuerdas lo que pasó? Entrenabas en las categorías inferiores de ese equipo del que ahora no quieres acordarte, pero allí estuvieron tus inicios. Tú perteneces a ellos. Por más que intentes engañarte diciendo que eres colchonera. Sabes que te despiertas por las noches y sigues oyendo el sonido de los borregos cantando las mocitas madrileñas. Intentas llegar hacia ellos, pero no lo consigues. Porque los borregos no quieren que tú los salves, tú eres una de ellos –dijo el doctor escupiendo con rabia unas palabras que iban haciendo mella en la agente-. No tengo más que decirte, fin de la entrevista Clarisse, tú ya sabes por qué.
Clarisse se levantó del taburete intentando recomponerse. Se secó las lágrimas que corrían por sus mejillas y se dio la vuelta rápido para no tener que volver a verle la cara. Enfiló el pasillo hacia la puerta donde le esperaba el funcionario pero, justo al pasar por delante de la última celda, oyó cómo una voz ronca la increpaba.
-¡Mira lo que tengo para ti, guarra! –dijo el inquilino lanzándole a la cara una bola de papel que la agente recogió del suelo al borde del sofoco. Se trataba de una foto suya, no de ahora sino de hace unos años. Iba toda vestida de blanco y en el pecho se podía leer Teka.

4 comentarios:

  1. "Sabes que te despiertas por las noches y sigues oyendo el sonido de los borregos cantando las mocitas madrileñas".

    Genial,Don Emilio.Aunque se intuye,por lo morboso del post,que los ánimos andan un poco por los suelos.

    Que no se diga que estos tipos acaban minándonos la moral.En lo deportivo,yo doy por perdida la ilusión;pero en lo social/institucional,empiezo a tener esperanzas con ciertos aires de cambio que se empiezan a olisquear por ahí,aunque sea a largo plazo.

    ¡ ESPERANZADOS SALUDOS !

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  2. Tiene razón Don Charly, cada vez se escuchan más voces disidentes. Podemos estar ante un punto de inflexión, ojalá sea así.

    El desánimo (solo moderado) radica en la de largas semanas que vamos a tener hasta final de temporada sin partido en medio. Aunque viendo el nivel exhibido en los últimos encuentros, tal vez sea una bendición para nuestra salud, especialmente la cardiovascular.

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  3. Ojalá sea un punto de inflexión, sí.

    Cuando hay comportamientos mafiosos por medio, es inevitable recordar un caso real como el de Al Capone, enchironado por un tema menor de impuestos; o aquél de la película "La Tapadera", cuando a la famiglia que hay detrás de un despacho de abogados, se le cae el castillo de naipes por un fraude postal de nada ...

    Quién sabe. Igual llegamos a la Tierra Prometida del modo más inesperado. De entrada, se leen cosas que no se leían y, en los medios más infumables, vuelve la artillería pesada de la "bicefalia", con Cerezo diciendo insensateces, en plan "como si pasara por ahí".

    Es decir: que están nerviosos. Buena señal.

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  4. Lo decepcionante es que la podredumbre (que lleva enquistada muchos y largos años) se haya revelado a una creciente mayoría con voz en cuanto el equipo parece que se desintegra deportivamente (por enésima vez por otra parte). Creo que las señales emitidas durante este cuarto de siglo en materia institucional y de gestión eran más que suficientes para haber llegado antes a esta conclusión. Me da la sensación de que casi conviene que el equipo pierda para que la mierda (con perdón) flote, pero insondables son los caminos, amigos.

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