Uno deja de escribir sobre el Atleti con el escaso
convencimiento con el que deja de fumar o de andar con buenísimas malas compañías.
Sé de lo que les hablo: he dejado de fumar infinidad de veces. Casi una cada
día. Una vez alejado de la nicotina, tu vida discurre en una constante búsqueda
de la excusa precisa para volver. Puede ser en la boda de un primo lejano, ante
la certeza de que llegados a este punto deberíamos divorciarnos o tras un gol del Osasuna en su
primera llegada a puerta. El caso es que vuelves. Con más o menos
remordimientos, pero vuelves. Tal vez prefieras engañar al mono con un puro,
como hizo Savic, sabiendo que eso ya es volver.
Uno deja de escribir sobre el Atleti y se siente falsamente
libre. Aparca la esclavitud semanal de sacarle punta a un partido que en
ocasiones nace desmochado. Sobreviene, además, la pereza de saltar a la arena
para debatir con los que creen que Diego Pablo es culpable de casi todo, incluso
del hambre en el mundo. Anda uno mayor para batirse en duelo al amanecer en
twitter y aguantar que algunos (uno quiere pensar que son bots de esos que se
encuentran a un taxista marroquí o catalán que te invitan a la carrera) sentencien
que a Simeone se le ha acabado el ciclo. Padre, perdónalos porque no saben
quiénes son Ibagaza y Álvaro Novo.
Uno deja de escribir sobre el Atleti porque es torpe y le
cuesta encontrar las palabras adecuadas para describir la presión que hemos
tenido entre el pecho y el estómago los dos últimos meses. Porque no es capaz
de explicar lo que se siente cuando el balón se estrelló en el palo en Elche ni
la razón por la que el mismo desmarque de Llorente repetido hasta la saciedad
se haya convertido en un arma de destrucción masiva contra centrales izquierdos.
Las musas te esquivan sabiéndote desesperado y te falta el cuajo que tuvo
Carrasco para detener el tiempo y levantar la mirada para ver a Luis Suárez con
ganas de entrar en la historia.
Uno deja de escribir sobre el Atleti porque la vida le atropella.
Siente que todo va deprisa, incluso en este año de mierda que nos ha obligado a
parar para seguir corriendo. Aun así, no entiende que las prisas justifiquen
que haya quienes piensen que Saúl y Koke están ya muy vistos o que Angelito
debería dejar de intentar lo imposible en cada control orientado. Se nos está
quedando el patio lleno de consumidores de comida basura. De Chiringuitos y
cortijos. De tertulianos y participantes de Mastechef con plaza de aparcamiento
reservada. De seres, en suma, que no conocen lo que es marearse por el calor cuando
el sol del Calderón rompía la línea de presión del marcador del fondo sur.
Llegados a este punto tras mencionar el sol del Calderón, el
artículo bien merece una pausa para la hidratación. Si van a quejarse de que
jugamos con ventaja, que sea con razón.
Uno deja de escribir sobre el Atleti y, por encima de todo, nota que algo se ha dejado por el camino. Ya no podrá rescatar al primer Joao de la temporada, un Joao que ojalá pueda volver tras dejar atrás los trotes desganados. No podrá maldecir la sanción de Trippier. No debatirá sobre la bonanza del sistema de tres centrales ni sobre si lo de Herrera es parsimonia o templanza. Es tarde para decidir si Kondogbia y Torreira sirven o no. Pasó el tiempo de repasar las notas del Extraño caso del Dr. Lemar y Mr. Hyde. No procede ahora hablar de la espantada de Diego Costa, del que uno esperaba más y quizás mucho menos. Queda demasiado en el tintero.
Uno deja de escribir sobre el Atleti sospechando que no habrá
casi nadie al otro lado con ganas de oír lo sobradamente repetido. Que antes de
Simeone éramos mucho pero éramos menos. Que hemos acortado los tiempos entre un
campeonato de liga y el siguiente de forma increíble. Antes, de uno a otro
pasábamos del biberón a una litrona de Mahou con la que pretendíamos
olvidar el nombre de a la que prometimos amor eterno. Que luchar con Goliath y
Goliath y sus aparatos de propaganda es un milagro recurrente al que nos hemos
acostumbrado, quizás injustamente. Que suceda lo que suceda, en la banda está el
hombre de negro para hacernos sentir orgullosos cada día de lo que vemos sobre
el campo, primeras partes tiradas incluidas.
Uno deja de escribir sobre el Atleti creyendo, quizás
equivocadamente que el equipo campeón de este año no es tan bueno gramo por gramo
como el del 96 o el del 14, lo que tiene muchísimo más mérito. Hace tiempo que
descubrimos que la lógica y la razón, al igual que los árbitros dialogantes, no
existen. Finaliza el plantel la temporada con un saco de goles perpetrados por
el delantero gordo, viejo y acabado, por el mediocentro reconvertido ahora en
estilete ofensivo que no servía en la orilla turbia de la vida, y por el belga al
que China se le quedó grandísima. Mención aparte merece está lo de Correa, un
tipo que siempre escapa a la razón. En el otro lado del campo están Jan y su guardaespaldas
Stefan. La presencia de ambos probablemente explique todo lo ocurrido sin
olvidarnos de los demás, pero lo de ellos bien merece llenarse los pulmones de
humo.
Uno deja de escribir sobre el Atleti sabiéndose en deuda con lo
ocurrido en un año que siempre recordaremos. Viejos, pero nunca derrotados, aburriremos
a nuestros nietos recordando el Panda de Filomena, los contactos no tan
estrechos, el mucho VAR y poco bar de este año de locura. Contaremos que hubo
una primera vuelta de ensueño y una segunda que se hizo larga. Hablaremos sobre
la presión brutal que los nuestros tuvieron que soportar. Sobre el mal perder
de los de siempre. Sobre los estadios vacíos y los terceros anfiteatros llenos
antes de tiempo. Sobre una camiseta rojiblanca bajo un equipo de protección en la
UCI. Sobre Suárez llorando sobre el césped y cómo las rayas de los colchones
nos permitieron viajar estando confinados. Sobre la vida y el Atleti, que es lo
mismo y sobre el puntín de Correa, que fue todo saliendo de la nada.
Uno deja de escribir sobre el Atleti durante cuatro años pero siempre vuelve, aunque sea
solo una vez más. Y lo hace después de que el equipo escriba una nueva página
para guardar en la memoria. Sepan en todo caso que uno, escriba o no, es del
Atleti aunque gane.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues que sepa que se echan mucho de menos su verbo fácil y sus símiles imposibles. Un abrazo, D. Emilio
ResponderEliminarSe agradece, Don Guillermo. Me están ustedes empujando a replantearme la vuelta a las andadas. Me tomaré el verano de reflexión. Un abrazo y póngame a los pies de quien considere...
ResponderEliminarSus reflexiones al descanso y al final de los encuentros se nos van quedando cortas para contar las hazañas del hombre de negro y sus muchachos, así que es un placer tenerle de vuelta por aquí.
ResponderEliminar¡Qué buen artículo! ¡Qué buenos los comentarios de medio tiempo y los finales! Siga usted don Emilio. Siga haciéndonos felices con su prosa descarnada y atlética.
ResponderEliminarPor favor!!! Vuelva usted, Don Emilio, que le hemos echado mucho de menos. Abrazo de gol!!!
ResponderEliminarMuy agradecido por los comentarios. No hay nada mejor que hacerse esperar para que lo reciban con los brazos abiertos. Un abrazo para todos
ResponderEliminarOlé.
ResponderEliminar¡Don Jose Ramón! Dichosos los ojos
EliminarEs la primera vez que te leo, no te conocía, pero viendo que el tipo duro que no escribe del Atleti te lee, he pensado que serías bueno y no me he equivocado. Eres muy bueno y me gustaría que siguieras escribiendo sobre el Atleti. Gracias
ResponderEliminarQue maravilla, D. Emilio. Su retorno, la temporada, lamentablemente ajena a la presencia, pero fructífera en momentos inolvidables, coronados por un título ganado en la ciudad donde resido y donde he podido disfrutar de algo parecido a lo que esta maldita pandemia nos ha arrebatado.
ResponderEliminarFume, medite, coja fuerzas y vuelva. A su ritmo, sin presión, pero pase por aquí de vez en cuando. Abriremos un buen vino y brindaremos por Ibagaza y Álvaro Novo. Ellos nos hacen valorar estos tiempos en su justa y disfrutona medida.
Buenas tardes.
Bienvenido de nuevo Don Carlos. Ha sido un año raro e incierto, menos mal que nos queda el Atleti como única certeza.
EliminarBuenos días
Que alegría volver a disfrutar de su presencia,se le ha echado de menos y es que poder leerle para mí es una satisfacción junto a Rubén Uría, Iñako Díaz, Ennio Sotanaz, Barbero, Simon.... Ustedes no lo saben pero a los atléticos nos hacen más felices, reciba un cordial saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por igual a los nuevos y a los veteranos. Permítanme darles de nuevo la bienvenida a este sitio. Abrazos para todos
ResponderEliminarMaravilloso!! Espero te replantees la vuelta eb Agosto con la nueva temporada
ResponderEliminarUn abrazo enorme