Una vez superada la interrupción de la camarera para llenar las tazas de café por tercera vez continuaron hablando:
– No sé, no acabo de ver el negocio. ¿Seguro que alguien va a pagar por esto? –dudó el más joven de los dos mientras se llevaba el dedo al puente de las gafas para asegurarse de que el esparadrapo que las mantenía unidas seguía en su sitio.
– No me jodas. Sabes que hay mucho millonario loco en el mundo. Y si lo dice el jefe, me lo creo. Yo le conozco desde el instituto y todo lo que ha vaticinado, se ha cumplido –dijo cargado de razones el del chaleco repleto de bolsillos por los que asomaban puntas de papeles a medio escribir de todas las formas y tamaños–. Empezó con esto en el garaje de casa de su tía, famosa ella. Ella le cedió electrodomésticos de gran valor sentimental, nada menos que una aspiradora de esas que en vez de bolsa llevan agua y una termomix, con las que construyó el primer prototipo de cazador.
– Y si está tan seguro del éxito, ¿Por qué cada vez está más desmejorado? ¿Por qué solo se afeita cada tres o cuatro días? ¿Por qué cada vez habla más raro? ¿Has escuchado lo de hace un momento? “Sinergias casuísticas de contraindicaciones aliteradas” ¿Qué cojones es eso? –argumentó descreído el recién llegado al grupo.
– Todo eso es por involucrarse demasiado en el proyecto. Porque es un genio.
– Lo que tu digas, a mi me parece que vende un poco de humo.
– ¿HUMO? ¿Humo llamas a perfeccionar su máquina hasta poder captar las más rebuscadas? Hace menos de un año sólo podíamos cazar alguna suelta como la del frío en un empaste, la de lamer piel de melocotón con la lengua quemada por la sopa o la de pasar las uñas por la pizarra de un colegio público. Ahora somos capaces de cazar el amodorramiento propio de una digestión pesada por abusar de costillas untadas en mantequilla de cacahuete. Ahora somos capaces de cazar la frustración que provoca en el chico que reparte los periódicos que los Mets no lleguen a las Series Mundiales –esgrimió levantando la voz más de lo necesario, lo que sirvió para provocar que varias cabezas del local se volvieran hacia ellos–. ¡Si hasta ayer mismo cazamos una muy emocionante, la de desabrochar el primer sostén! ¡No me jodas hombre, no me jodas! ¿De verdad crees que un ricachón de Madison Hills no pagaría lo que fuera por experimentar de nuevo el momento en que desabrochó su primer sujetador en el asiento trasero de un Mustang del 72 a la capitana del equipo de animadoras? Deberías dar gracias por poder trabajar con él. Mira a Kings, él sí que está agradecido. Él estaba acabado y el jefe le dio una nueva razón para vivir. Cazar.
– No hay que ponerse así. Solo era una opinión. ¿Y qué me dices del uniforme? ¿Es realmente necesario? –dijo señalándose– ¿Sirve para algo un jersey de pico tan estrecho? ¿Es imprescindible el abrigo entallado? No sé a ti, pero a mí desde luego me incomoda mucho cuando salgo de batida.
– Es una cuestión de imagen de empresa –admitió mucho más calmado–. Permíteme un consejo, pasa menos tiempo con Forlanowsky y con Frank Meridaugh. Ellos sólo saben criticar al jefe porque son dos fracasados. Hazme caso a mí.
La música corporativa de ambos comunicadores sonó a la vez. Se levantaron corriendo y dejaron dos billetes de 5 dólares sobre la barra. Siempre sobraba algo, pero Molly se lo merecía de sobra por aguantarlos a cualquier hora del día y de la noche y por tener la mejor tarta de arándanos del Medio Oeste. El mensaje era claro, tenían que ir a la avenida Lincoln para cazar la vergüenza que un oficinista había sentido tras haberse aliviado intestinalmente en el ascensor de la empresa sin saber que el director general se montaría en la siguiente planta.
– Adiós chicos, ¡que Dios os bendiga! –masculló la camarera echando a un lado de la boca el tabaco que mascaba.
– Nos vemos Molly –repitieron al unísono cuando ya sólo se veían los depósitos que llevaban a la espalda, esos recipientes en los que se almacenaban las nuevas, las que todavía no habían descargado en la central.
– Molly, ¿quiénes son estos? –preguntó un camionero que había parado camino de Wichita para tomar un bourbon.
– Son los cazadores de sensaciones. Son los chicos de Harry Flowers, nuestros heroes locales. El orgullo de nuestro condado. Si tiene la suerte de encontrarles, tal vez pueda contratarles –imitó Molly la voz de un jingle radiofónico, mostrando una sonrisa amarillenta a la que faltaba más de una pieza...o al menos esa sensación daba.
– Cazadores de sensaciones...¡Que me aspen si no suena bien! –admitió el transportista constatando que una de las sensaciones se había escapado de su cautiverio: se le estaba poniendo la piel de gallina.
– Cazadores de sensaciones...¡Que me aspen si no suena bien! –admitió el transportista constatando que una de las sensaciones se había escapado de su cautiverio: se le estaba poniendo la piel de gallina.
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ResponderEliminarGrande,maestro grande !!!!
ResponderEliminarEsta casi se acerca a mi entrada preferida: la del partido del deportivo(Esto es un infierno). Adjunto el enlace para aquellos que se han incorporado a esta ventana hace poco:
http://laagoniadelmediapunta.blogspot.com/2010/12/esto-es-un-infierno.html
LEEDLA,ES BAJO MI PUNTO DE VISTA, LA MEJOR.
Los pelos como escarpias don Emilio! Deberia llamar al señor Flowers y que venga a casa a recoger esta! Aunque la mejor de todas es la que me produce que digan que se va al Sevilla, eso es matar dos pajaros de un tiro, no cree?
ResponderEliminarAgradecida y emocionada solamente puedo decir, gracias por venir...
ResponderEliminarEstá claro que a Don Pitufo le pueden las temáticas basadas en películas del otro lado del charco. ¿Detecto una antipatía velada hacia el cine patrio? Si es así, ya sabe que cuenta con todas mis bendiciones.
Don Hooper, la salida de QSF sólo tiene un pero (todo lo demás ventajas, no lo duden), ¿quién va a dar tanto juego en las historietas agonísticas? ¿Jokin? ¿Hablaríamos del Atleti como un hecho diferencial al que se le queda corta la denominación de realidad nacional? ¿Se dejaría Caparrós el pelo largo por detrás y corto por los lados? ¿Llevaría palestino?
Un abrazo a todos
Ya que he visto un contertulio con tan ilustre apellido de nick...me imagino al genial Dennis en el papel de Mr. Flowers, carne de oscar (mayer) fijo.
ResponderEliminarSu originalidad abruma Don Emilio. Enhorabuena.
PD. Por cierto, quiénes son los dos clientes de la simpar Molly ?
Buena ahí, Emilio.
ResponderEliminarComo estudioso del Quiquismo (filosofía de tremenda profundidad, rama del confuzionismo más confuzo) me permito sugerirte un tema próximo al tratado, otro aparato imprescindible para un entrenador de esta talla (M, siempre):
CALZADORES...
Imprescindibles para ajustar las alineaciones -distintas cada semana-, para encajar un medio en banda, a un extremo de interior o a una banda al completo en el campo.
De venta en farmacias. Su uso prolongado puede provocar adicción. Utilícese en espacios abiertos o bien ventilados, y siempre en presencia de un periodista.
Don Jesús, la misma pregunta que usted me hace me la hice yo mientras paría el engendro de esta semana. Llegué a la conclusión (tras apasionados debates con la almohada, la funda nórdica y el cubrecanapé) de que éstos sujetos sólo pueden ser de esos que nos enseñaban de pequeños en la clase de lengua:omitidos. ¿O es que alguien se cree que haya tan solo un encendido seguidor de las teorías sarandongueras en el vestuario?
ResponderEliminarDon Ricardo, se agradece su presencia por estos lares, siempre es bien recibido alguien con su afilada pluma e ingenio.
ResponderEliminarCon el dúo responsable de la gestión deportiva se cierra el círculo del absurdo. Uno se hizo famoso por traer lámparas ante la petición de sofás, el otro intenta meter el sofa en la cocina desoyendo a los que piensan que esa tapicería blanca va a sufrir con las salpicaduras de la sepia a la plancha.
¡ Qué bueno !,D.Emilio.
ResponderEliminarDos cositas.
Lo primero,para sensación,la grima que me ha producido lo de la pizarra.Arrrrg!
Lo segundo,y como continuación a la sugerencia de Don Ricardo,CALZADORES,también para ayudarse a embutirse en su famoso jersey.
Saludos.
mmmmmmm, Caparrós con el pelo achibarrado? Con esos medio rizos y esa frente despejada que le ilumina? Mas bien parecería uno de los cantores de Hispalis, no cree? o el Richal de Gomaespuma, personaje que aunque ustedes no lo crean, existe de verdad
ResponderEliminarDon Charly, ¿lo de la pizarra no le suena a sensación recurrente? ¿a esa que usted, yo y la práctica totalidad de los que por aquí paramos sentimos cuando vemos una alineación (usando calzador, se sobreentiende)?
ResponderEliminarMr. Hooper, ha ocurrido un expediente X con un comentario suyo, me ha llegado el correo de que usted lo había escrito y no soy capaz de encontrarlo. ¿Misterios del ciberespacio? ¿Ataque de timidez o de templanza?
He de decir tambien que por mi infinita torpeza en temas informáticos seguro que ninguno de ustedes ha pinchado en la música corporativa que suena en los comunicadores de nuestros héroes.
ResponderEliminarSensaciones ochenteras he tenido, por si alguien es curioso.
Si es que estos chismes modernos no hay quien los entienda, en mis tiempos con correos las cosas llegaban siempre, cojona.
ResponderEliminarTotal, que he escrito algo en horario de trabajo, o sea, deprisa, y al enviar no se que que coño he hecho. No seria nada importante
Es lo que tiene estar globalizados, ya sabe usted.
ResponderEliminarLos jerseys no se los pone con calzador. Me ha contado una prima del cuñado de Fran Escrivá que el procedimiento es ponerselo de forma normal, y luego hacer el vacío -al más puro estilo tupperware- para que ajusten como una segunda piel.
ResponderEliminarTambién me asegura el sobrino de la portera de su finca que es el mismo procedimiento que usa Cerezo para fijar su peluquín. De ahí sus declaraciones habituales.
Permítame rectificar, con todo el dolor de mi corazón, un dato incorrecto que ha vertido Don Ricardo (a pesar de que sus fuentes son mucho más fiables que la del periodista que toma el nombre del torero al que mató la dupla Islero/Fernando Torres).
ResponderEliminarEl peluquín no necesita de hacer el vacio porque la cabeza de nuestro cooperador preferido ya es el vacio en sí. Antimateria en estado puro, un vórtice del que ninguna idea ni sensación puede escapar.
Don Ricardo, ¿esa prima de Fran no será de Balaguer (provincia de Lérida)?
ResponderEliminarLo que nos faltaba ya, yo pensaba que lo de obra en la Peineta era otra cosa.
La A.A.A.-Q-S.F. (Asociación de Admiradores Apasionados de Quique Sánchez Flores), son el ala radical de los Chicos de Harry Flowers, y son reconocibles porque cantan la canción de Radomir Antic (la la la la la la radomiiiir te quieroooo) ajustándola al personaje que actualmente se sienta en ese banquillo.
ResponderEliminarComo tantos y tantos, ya, ya ... pero ellos no lo hacen en plan zas-en toda la boca contra los giles, sino que lo hacen en serio, incluso poniendo cara de pasión extrema y, en algunos casos, derramando lagrimillas.
Fuera del campo, están muy organizados y deslizan a los medios listas de futuribles. En una colocan a Emery, por ejemplo. En otra, a Schuster. Se atreven a nombrar también a Luis Enrique, ni más ni menos ...
... Y lo hacen para que, de pronto, miremos al muchachuelo de los jerseys ajustados, y ya no nos parezca tan malo.
¡¡Debemos estar juntos, compañeros!! ¡¡¡No desfallezcamos, no podrán con nosotros!!!.
Lo del vacío es cierto, Cerezo es tan inútil que lo traía ya de serie, para que no tuviese que hacer nada. Mea culpa (yo no, ya luego en casa).
ResponderEliminarEn cuanto a la Peineta (muy fino, jeje), ya lo veremos. Somedei.
Don Fran: ¿las siglas de la asociación se les ocurrieron a los quiquistas durante un estornudo?
ResponderEliminarNo, no. Las siglas de la asociación no se les ocurrieron a los quiquistas.
ResponderEliminarA los quiquistas no se les ocurren cosas, oiga.
Estoy de acuerdo, los quiquistas solo sienten.
ResponderEliminarEl resto ni sentimos, ni padecemos ya con esta parada de los monstruos que nos ha tocado vivir.
Les digo una cosa, lo de Jokin he llegado incluso a visualizarlo y me siento como Cerezo con respecto a la huelga patronal: a ratos sí o a ratos no. Pero están saliendo algunos en la lista que me preocupan seriamente (Emery, madre mía).
Destacar de las, como siempre acertadas, palabras de Don Fran esa tendencia de los asociados proquiquistas a ajustar las canciones y las sensaciones, en un sentido homenaje hacia su adalid y su capacidad para vestir prendas siempre de una talla menos.
Somedei...jajaja, confíemos en la "opusición"
Bueno, bueno , bueno...Acabo de caer en el detalle del enlace de la música corporativa...Hay que hacer para que cuando pinches se abra en una nueva ventana (Asi sigues leyendo la entrada y escuchando la música), pero estas perlitas que dejas en el camino como miguitas de pan de pulgarcito para que las sigamos son autenticas joyas.
ResponderEliminarComo puede ver, Sr. Gruñón, en la Agonía no damos puntadas sin hilo (más que nada porque no sabemos coser).
ResponderEliminarYa sé que el ideal sería que se abriera en otra ventana, pero es que no doy para más, asumámoslo.