jueves, 16 de diciembre de 2010

La verdad está ahí fuera

 (Cuarta entrega de las crónicas de Fuenteturbia, tras El Oriundo, Cultura popular y Noche de clásicos)
Don Rufino aceleró lo que pudo para llegar a la Vereda de la Cabezuela. No sabía lo que había querido decir Serapio con un 11-35, pero parecía algo grave. Ya en el lugar de los hechos, vio una gran cantidad de gente congregada que a duras penas podía ser contenida por las guirnaldas con banderitas nacionales y autonómicas que sobraron de las últimas fiestas, recicladas para la ocasión en cordón policial. Al verlo llegar, Serapio le franqueó el paso.
         -Serapio, ¿Qué cojones es un 11-35? –preguntó irritado el alcalde.
         -Don Rufino, un asesinato con violencia, eso lo saben los párvulos.
-¡Eso, encima me llama gilipollas en mi cara! Y todo por no pasarme las noches de los lunes viendo CSI igual que tú. ¿Qué tenemos?
-Dos hembras con signos de violencia, una de raza churra y otra merina por lo que no podemos descartar el móvil racial. Tengo a Anselmo haciéndose cargo de la escena, Don Rufino.
Se acercaron hasta donde estaba Anselmo, secretario del ayuntamiento, encargado de correos y gran aficionado al cine negro para pedir su opinión:
-La escena está muy contaminada, al no tener tiza hemos tenido que marcar los cuerpos con harina de gachas y parece que vamos a hacer una caldereta, pero antes de pronunciarme tenemos que esperar los resultados de los grupos de balística y de pezuñística que ya se han llevado muestras. Hay un testigo, pero está en estado de shock o de embriaguez, no lo tengo muy claro.
Una vez pasada la vorágine inicial, y ya en dependencias de la Casa Cuartel, Serapio y Don Rufino trataron de sacar algo jugoso al testigo, un pastor trashumante que de camino a Extremadura había hecho parada en el pueblo.
-¿Qué vio usted exactamente? ¿Notó algo anormal en el comportamiento de las víctimas?
-No veis más allá de vuestras narices, ¡Él vendrá y os arrebatará todo lo que tenéis! ¡Guardaos simpáticos pueblerinos, el advenimiento está cerca!
-Pero, ¿este que dice Don Rufino? , ¿Da usted su permiso para que le dé dos hostias?
-Maguygronkjaer venturinnimny, wickyfagiani maguy –repetía el testigo con los ojos en blanco y echando espuma por la boca en un idioma desconocido (que más tarde fue identificado por un catedrático en lenguas muertas como arameo antiguo influido con reminiscencias de fichajes invernales discutibles), antes de exhalar su último suspiro.
(Permítanme un paréntesis en tan inquietante historia, para contar otra que al menos iguala a la primera. Se trata de los fenómenos extraños acaecidos en Leverkusen, la ciudad acetilsalicílica por naturaleza, que expongo a continuación:
-Herr Sánchez Flores volvió a sacar un equipo que ninguno hubiéramos sacado. Los que lo vemos desde fuera y somos malpensados por naturaleza, intuimos que ni él mismo creía en el milagro, pero bueno será que no llegamos a su nivel de excelencia.
-Varios jugadores vestían manga corta, tal vez cogidos desprevenidos por el hecho de que en Alemania nieve en diciembre. Serán cosas del cambio climático y fallos en el scouting.
-Si se hacen los cambios faltando veinte o treinta minutos, los partidos cambian. Sobre todo si uno de los que sale se llama Fran, se apellida como la capital de Extremadura y sabe jugar a esto.
-No le cogieron demasiadas veces la espalda a Valera, tal vez porque cuando nieva te debes prevenir de que algún gracioso venga por detrás y te meta una bola en la espalda, con lo que jode eso.
Dejo para el final lo más extraño de todo, ¿saben qué es? Pues que al actual campeón de la Europa League le han dejado fuera de la competición dos superpotencias del fútbol como el Aris y el Leverkusen. ¡Que vengan Mulder y Scully y superen esto!
Continuemos con nuestro relato de thriller rural….)
Transcurrieron los días entre el desasosiego de lo vivido y el agotamiento por el mínimo avance de la investigación hasta que el edil se vio obligado a llamar a Serapio tras recibir un fax de la capital.
-Serapio, creo que estás demasiado involucrado en el caso. Tómate unos días de vacaciones, aléjate de esto. Los del ministerio van a mandar a especialistas en este tipo de sucesos.
-Con el debido respeto Don Rufino, ¡no me joda! ¡Este es mi caso y ningún chupatintas trajeado de la capital me lo va a quitar! –espetó Rufino con la vena del cuello muy hinchada, pero mucho.
-Cabo Serapio, no me das más opción. Deja tu placa y tu pistola encima de la mesa. Estás fuera del caso, ¿me oyes?... ¡Estás fuera! –sentenció el alcalde pedáneo mientras Serapio abandonaba la sala consistorial con un portazo que se oyó a las afuera del pueblo.
Sólo el tiempo, que lo cura todo aunque sean heridas como las de este inquietante suceso, hizo que nuestros dos protagonistas limaran asperezas y volvieran a sus rutinas habituales, como por ejemplo el paseo de la tarde.
        -Y dice usted que han archivado el caso, ¿no?
-Sí Serapio, ahora es un asunto clasificado. Los del CNI no sueltan prenda pero se rumorea que se nos conoce como el Roswell o el Salem de la Mancha.
-¡Qué cosas pasan, cagüentó! ¿Nos acercamos donde Dámaso para un vinito?
-Sea, Serapio, sea –dijo Don Rufino echando un brazo cariñoso sobre el hombro del miembro de la benemérita pero extrañado por el penetrante olor a azufre que le llegaba.
Tan ensimismados en su conversación iban, que no repararon en que el hijo pequeño de Eufrasia que jugaba al balón en la plaza, repetía como un mantra: “Wickymaguyolivera, sosagronkjaerventurin” con los ojos en blanco.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, Don Emilio, tremendo literato, no me sorprende en absoluto que acabemos todos, bien repitiendo obsesivamente sosagronkjaerventurin, ibagazaesmejorqueriquelme, bien directamente cazando gamusinos.

    No hay más que ver a QSF (estonoesunfracaso, elequipoesmejorqueldelañopasado, cachisenlamarelaris ...), dicho sea esta vez sin ánimo de señalar, y menos aún cuando ha hecho cambios antes del mn. 80, e incluso del 70. Qué tío. Qué lanzado.

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  2. Pues yo no tengo tan claro que no pueda ser señalado por lo de ayer. Alineación rara otra vez.

    De hecho, que no juegue su tocayo me parece un acto de sedición encubierta.

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