domingo, 28 de noviembre de 2010

Noche de clásicos


O tercer capítulo de las aventuras de Rufino y Serapio, los protagonistas de El Oriundo y Cultura popular
-¡Buenas noches Don Rufino y compañía! –voceó Dámaso, a la sazón dueño consorte del bar con más solera del pueblo.
-Buenas sean, Dámaso. Buenas sean –respondió un sorprendido Don Rufino ante la poca presencia de respetable en el bar, lo que era muy extraño un sábado por la noche-. Serapio, hoy hemos tenido suerte, vamos a sentarnos al lado de la chimenea –continúo.
El sitio de la chimenea raramente estaba libre desde que enviudó Don Clemente el veterinario, ya que en esa esquina, templada en invierno y fresquita en verano, pasaba prácticamente todas las horas que robaba a su oficio, lo que hacía que los habitantes de Fuenteturbia desconfiaran de su pericia a partir de la hora de la comida. “Don Clemente a la una te salva a la yegua de un cólico, a las seis te la mata por tener legañas “, rezaba un dicho popular ya muy arraigado en la comarca.
El caso es que Don Clemente había desarrollado una encomiable capacidad para mimetizarse con la decoración de su espacio preferido, lo que era muy celebrado por Dámaso que denominaba al rincón “el sitio de los cuernos” por la presencia del veterinario simpatizante merengue junto a una cabeza de corzo y otra de venado.
Y es que Dámaso era muy del Atleti, pero mucho. Y además del Atleti tenía buen ojo para los negocios, siendo su mayor logro hasta la fecha una campaña de captación y fidelización del cliente que consistía en poner siempre antes la tapa que la bebida. Lo que no sabía el público objetivo de la campaña es que el aperitivo era conocido con el muy descriptivo nombre de rabiadores y entre sus ingredientes más destacados contaba con guindillas, cayena y pimentón picante lo que hacía que una vez realizada la degustación, el cliente pidiera al menos tres cañas más para intentar sacar a Pedro Botero de su boca a la vez que contenía un lloro incesante.
         -¿Y cómo hay tan poca afluencia? –inquirió el alcalde pedaneo.
-Pues por la puta crisis y por el puto clásico del lunes –se quejó Dámaso, tan aficionado al marketing directo como poco a ser bien hablado-. Los muy cenutrios se están reservando para el lunes, a ver si se nos llena entonces.
-Total, que no viene nadie a ver al Atleti esta noche –sentenció Serapio.
-Pues mejor vamos a estar –cortó Don Rufino-. Que los que estamos somos gente de bien y de los otros eso nunca se puede decir.
-Don Rufino, que le oigo y le digo cuatro cosas por muy alcalde que sea –interrumpió Victoriana, mujer de Dámaso y dueña real del bar para más señas.
Victoriana compartía la desgracia de simpatizar con el mismo equipo de Don Clemente. Pero no desde un punto de vista futbolístico o sentimental, no, lo hacía desde hacía relativamente poco tiempo porque el nuevo entrenador le recordaba a un malo de manual, de esos que en las películas de Sean Connery intentaba dominar el mundo siempre vestido con esmoquin aunque con desigual fortuna. Además su afición se veía incrementada por la presencia del jugador número 7, primero porque su hija (la segunda, la que estudiaba para esteticien por correspondencia) veneraba su perfilado de cejas (que Dámaso osaba calificar de “mariconil”) y, segundo y principal, porque cuando regateaba su movimiento de piernas le recordaba al de Lina Morgan en “Vaya para de gemelas”, función que vio en directo en el teatro de la Latina hace casi treinta años en la única ocasión que cerró el bar más de un día con motivo de su luna de miel con Dámaso.
-Victoriana, déjate de monsergas y ponnos un mojete y un morteruelo para compartir y  dos raciones de duelos y quebrantos, que si el Atleti gana se pone en puestos Champions –terció el alcalde.
(En este momento, y mientras nuestros héroes degustan algunas de las viandas que ofrece la gastronomía manchega, deberíamos hablar de fútbol si les parece.
Pues sepan ustedes que se presentó el Atleti para zanjar como un caballero su duelo con el Español, ese equipo contradictorio para el aficionado de a pie que no tiene muy claro si son enemigo declarado al estar hermanado con el equipo del ser superior o si son club hermano al estar (también) ninguneado por la prensa amarillo-deportiva de su ciudad.
Y lo que muchos, además de Rufino, pensábamos que iba ser un despegue hacia los puestos nobles,  se convirtió en un aterrizaje de emergencia en la  cruda realidad.  Y todo porque se presentó delante un equipo con un portero, un mediocentro y un delantero centro con mayúsculas. Eso, unido a un entrenador que sabe lo que quiere y maneja hábilmente la ilusión de  varios canteranos, hizo que el Atleti fuera siempre a remolque y viviendo a empujones, con el equipo partido y la defensa vendida en muchas ocasiones. Incluso hubo algunos que entrevieron un sentido homenaje del equipo a la vuelta de Aguirre a nuestra liga (la mejor del mundo, no olviden) y otros que atisbaban el nacimiento de una nueva corriente futbolística: el NeoManichismo Revisado, corriente ésta que destaca, al igual que el individuo que le da nombre, por jugar a arreones como un delantero de los all-blacks, es decir  por ganar metros sin pensar demasiado en lo que dejas a la espalda. Miren ustedes que tampoco me pide el cuerpo criticar en exceso al equipo (podría ser con Reyes y su homenaje al Cordobés y su salto de la rana en el penalti que cometió, podría ser con De Gea, menos inspirado que en otros partidos, o con Perea, o con…) pero no, el cuerpo me pide hablar del entrenador. Y es que ayer, el primo de la creadora de “Mi gato”, terminó el partido citándose a la salida de la discoteca con varios de los jugadores del Español, teniendo que ser sujetado mientras homenajeaba a Florentino Fernández al grito de “tu no sabes quién soy yo, que estoy mu loco, pero mucho”, mientras algunos pensábamos lo bien que hubiera venido Domínguez en el partido, por lo débil que pareció la defensa cuando Osvaldo y Javi Márquez aparecían en el horizonte y porque en caso de pelea un gordo (como dice QSF de él) nunca viene mal.
Volvamos a nuestro relato si me lo permiten…)

-Victoriana, ¡qué manos tienes para la cocina! ¡Ay, si tuvieras el mismo gusto para repartir tus amores futbolísticos!–alabó Don Rufino mientras organizaba expediciones de búsqueda en sus premolares con un mondadientes.
-Pues vaya despidiéndose de estas manos, que los de Sanidad nos han dicho que, o aislamos la cocina o nos precintan –casi sollozó Dámaso-. Y claro, veinte mil “güeros” no tenemos (nótese como la moneda única ha calado en las zonas rurales).
-Tú deja eso de mi mano Dámaso, que los mejor parados en el reparto de los derechos televisivos van a financiar tu obra y el arreglo del paso a nivel –apostilló maliciosamente el edil-. Vosotros el lunes lo que tenéis que hacer es tener preparadas el triple de bandejas de rabiadores que de costumbre.
Y el lunes siguiente llegó (por favor, les pido un ejercicio de imaginación estilo flash-forward, adelántense en el tiempo). Y el bar se puso de bote en bote y volaron los rabiadores y corrieron litros y litros alcohol (como cantaba el antes rey del pollo frito y ahora pensador renacentista Ramoncín). Y salieron los clientes del bar, unos tristes y otros alegres por el resultado del clásico, pero todos contentos por el nivel de alcohol en sangre. Y cogieron sus coches y sus LandRovers para dirigirse a casa. Y a la vuelta de la esquina les esperaba Serapio vestido con el capazo de lluvia de la benemérita y portando en una mano una linterna y en la otra un aparatito de esos de soplar. Y al lado estaba Don Rufino ataviado con una riñonera con el escudo del Atleti en la que guardaba la contribución del que prefería acogerse al pronto pago a que le inmovilizaran el coche. Y sólo fue de reseñar un incidente protagonizado por un forastero del pueblo de al lado que puso en duda la autoridad de Serapio, incidente rápidamente sofocado a través de un par de las ya legendarias hostias del cabo. Y Dámaso y Victoriana pudieron pagar la obra de cerramiento de la cocina e incluso les sobró un poco de dinero con el que asistieron a una función de teatro en la Latina en el marco de un viaje que supuso el segundo cierre temporal del bar. Y el paso a nivel del pueblo tuvo barrera a pesar de que hacía muchos años que no pasaba ningún tren, a lo que Don Rufino respondía que la prudencia nunca está de más, que cualquier día volverían a pasar. Y se vio a dos figuras caminando por las calles casi desiertas del pueblo.
-Don Rufino, creo que a la casa cuartel le haría falta una manita de pintura. ¿Cuándo dice usted que estos dos juegan la vuelta? –preguntó Serapio, el fiel Serapio.

10 comentarios:

  1. Bueno, al menos el clásico del lunes del que se lleva hablando meses servirá para que unos buenos parroquianos saquen su bar adelante...
    Del partido del Atleti, mejor no hablamos...

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  2. Es lo único que nos queda, miremos el lado bueno, Jorge.

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  3. Muy fino, sí señor. Me he echado unas risas, Emilio.

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  4. Gracias Ricardo, te espero a partir de ahora como comentador y como lector.

    Saludos

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  5. Brillante, don Emilio ... Y no, no estoy hablando del arroz ... Ha logrado sacarme una sonrisa cuando todavía me dura la decepción de lo del pasado sábado. Súmese usted 5 puntos más.

    Yo le reconozco que soy Quiquista, sí (ya me perdonará). Creo en lo que hizo el año pasado, creo en su trabajo (más en el que hace entre semana que durante el fin de semana, también es cierto), creo en los títulos que nos ha dado, pero, desde luego, el pasadó sábado estuvo lamentable, sencillamente lamentable ... En todo, añado.

    Pero la solución pienso que no sería echarle ni mucho menos (al menos, ahora), y si traerle algún refuerzo de los de verdad, de los que aporten. ¿Usted vio el pasado sábado al tal Osvaldo ese, por poner un ejemplo? ¿Cuánto supone que le habrá costado al Espanyol? ¿Qué pollas hace el Sr. TRinchard en sus viajes por este mundo?

    En fin. Lo dejo ,que me caliento. Gracias por haberme sacado la sonrisa, Don Emilio. Me hacía falta, la verdad.

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  6. Se agradece don Tomi.

    Lo de prescindir de QSF no creo que sea una solución viable ni efectiva en este momento, pero si la directiva fuera como debe ser, merece un toque de atención, por todo, como bien dice usted.

    A la directiva de 13 Rue del Percebe se le llena la boca diciendo que la plantilla está equilibrada y que no son necesarios refuerzos de invierno, pero sí, sí son necesarios. El centro del campo los necesita para solucionar la mala planificación de pretemporada con, entre otras cosas, la no sustitución del mediapunta por excelencia.

    Saludos

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  7. Estupendo, Don Emilio.

    Pues mire, como opino lo que usted, sobre lo contradictorios que son nuestros sentimientos por el Español, reconozco que me decanto por el amiguismo.

    Es decir: siendo lo que son ellos, un Club histórico pero de nivel medio y la humildad por bandera; y sufriendo lo que sufren en Barcelona, que poco más o menos es lo que sufrimos nosotros aquí, pero multiplicado por 8.000, y además con ese nombre que levanta tantas ampollas en determinados sectores (de lo que me alegro, porque me hace ilusión que a esos sectores le salgan ampollas) ...

    ... que ese otro Club de Madrid sea su referencia es lógico, no me importa en absoluto y, en cambio, todo lo que son, recoleto y precioso nuevo Estadio incluído, me parece francamente admirable y, en su justa medida, envidiable. O sea, que me caen muy bien, vaya, dicho de otra forma.

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  8. Don Fran, a mí me ha caído simpático de siempre aunque pasé una etapa oscura de indefinición por culpa de Tamudo, por lo que le hizo a Toni Jiménez en la final de copa y por la Liga que le dió en bandeja a los otros.

    Lo que sí es de admirar es que tienen claro hacia dónde van y con qué filosofía a pesar de sus limitaciones. No hagamos comparaciones, por favor, no lo resistiríamos.

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  9. Usted que mira con buenos ojos, Don Fernando.

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