Con un día de retraso con respecto a la convocatoria a nivel nacional, se presentó el Atleti el jueves para jugar el segundo partido de la EuropaLij (léase junto y rápido) dispuesto a secundar la huelga que a nivel nacional vivimos un día antes.
El seguimiento de la huelga en el Calderón fue desigual, pero no desigual como lo ha sido en sus trabajos dónde solo faltó Martínez porque no le cogían la niña en la guardería y Peláez (el de Administración) porque tenía miedo de que le pincharan las ruedas del coche nuevo, no, fue desigual de verdad.
Para tal evento fueron invitados unos compañeros sindicalistas alemanes de Silesia y ya saben ustedes lo que pasa con los alemanes a nivel de trabajo, van todos a una arrasando con lo que se ponga en el camino, que esta gente no sabe lo que es la solidaridad ni la lucha de clases.
Como les decía, el seguimiento fue desigual y esto se reflejó muy bien por líneas, en la defensa por ejemplo, la huelga no fue secundada después de que el jefe de la patronal (Ujfalusi) levantase una ceja y mirase mal a sus compañeros cuando en el Comité de empresa disfrazado de charla técnica pre-partido alguno insinuó que todos deberían ir al paro. Tampoco la portería se sumó al paro, que ya se sabe que si acabas de firmar tu primer contrato en prácticas después de la beca, no está bien visto que no acudas a tu puesto bajo los palos.
En el medio del campo se habían negociado unos servicios mínimos, pero mínimos de verdad. Solo Assunçao pudo entrar sin problemas con la carta que le dio la empresa y miraba con reticencia a sus camaradas cuando él solo era el que corría, cortaba y hacía faltas para no dejar que impusieran sus ideas los activistas teutones.
Mención aparte merece Reyes, que debido a esa inteligencia que le caracteriza, volvió a dedicar la jornada de huelga a reivindicar que el fútbol no es un deporte en el que el objetivo es meter gol, sino que te hagan falta. Diríase que Reyes es ese empleado que, seguramente por falta de precisión en las instrucciones que recibe del jefe, dedica el día a la cata de cafés de máquina y el fotocopiado del libro de Álgebra de su hijo.
En la delantera se produjeron los incidentes más reseñables de la jornada de paro, Forlán se erigió en piquete informativo que miraba de reojo a los que intentaban correr cerca de él, le faltaban solo unas cuantas pegatinas y la pancarta, pero en el resto cumplió con las expectativas que crea cualquier liberado sindical. El pobre Diego Costa que representaba al pequeño comercio, tal vez por su aspecto de charcutero de mercado de abastos, se pasó el partido subiendo y bajando el cierre de la reja de su puesto ante los gritos de esquirol que el charrúa le dedicaba cada vez que intentaba algo. Da la sensación de que el uruguayo, que por otra parte se erige en patronal cuando juega en su selección, no acaba de asumir que la empresa (es decir la grada), ha elegido por aclamación como representante de los trabajadores a Agüero (quién por cierto secundó el paro debido a la entrada informativa que el piquete capitaneado por Gurpegi, de los altos hornos de Vizcaya, le hizo ya hace cuatro semanas, y sin sanción, no como Ujfalusi, del que se sospecha que está detrás de los últimos atentados en Pakistán).
Por fortuna, el liberado fue sustituido en el descanso, que ya sabemos que informar a los esquiroles da mucha sed y debe ser paliado no con bebidas isotónicas, no, sino con sol y sombra y carajillos compañeros, esperemos que en posteriores convocatorias no siga mermando el crédito que la empresa tiene en él, por otra parte y siendo justos, casi ilimitado.
Con su permiso me despido, que oigo acercarse una cacerolada informativa y no quiero que me pille aquí escribiendo estas líneas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario