Lansing (Virginia) 09:23 AM
-Tenemos el último informe de inteligencia señor, creo que deberíamos activar el protocolo.
-Bridget, póngame con el presidente.
Washington D.C 01:27 PM
La sala contigua al despacho oval estaba totalmente insonorizada y se había diseñado incluso para soportar un ataque nuclear, era la primera vez bajo el mandato del nuevo presidente que se reunía de urgencia el gabinete de crisis gordas. A él asistían el presidente, los directores de la CIA y FBI, los tres generales del estado mayor de los ejércitos, la secretaria de estado y un señor que se sentaba al fondo y que nadie sabía muy bien a qué se dedicaba, pero que estaba allí desde los años de la administración Reagan y, claro, no era cuestión de hacerle un feo.
-Señor presidente, la amenaza está totalmente confirmada y es real, tenga en cuenta que esta organización puede llegar a mover a alrededor de 2 millones de adeptos –dijo el director de la CIA.
-Hillary, ¿hasta ahora no sabíamos nada de ellos? –inquirió Obama.
-Señor, los informes no lo indicaban, tengo al teléfono al presidente Zapatero para hablar con usted.
-No, a Zapatero no –gritó el presidente -que me vuelve a hablar del powerpoint ese que me manda siempre para la alianza de civilizaciones. Decidle que estoy en el servicio con un apretón presidencial.
-No me acabo de quitar lo de Afganistan y lo de Irak y ya tenemos otra fiesta –dijo el presidente-. Director Jameson, ¿tiene al hombre para esta misión?
-No me acabo de quitar lo de Afganistan y lo de Irak y ya tenemos otra fiesta –dijo el presidente-. Director Jameson, ¿tiene al hombre para esta misión?
-Sí, señor presidente, el agente Peralejo es nuestro hombre, además es de familia española.
-De acuerdo, manténganme informado.
Más tarde, ya en el dormitorio oval (qué manía de hacer todo sin esquinas), el presidente no podía conciliar el sueño, y su esposa, siempre sensible a los asuntos de estado, lo notó:
-¡Barack coño, que no paras de moverte y me vas a dar la noche!
-Perdona Michelle, pero es que estoy muy tenso, no te imaginas lo que se nos viene encima. Oye, ¿y si ya que estamos despiertos y hablando de venir encima y para quitarme la tensión…
-¡Los cojones Barack! Yo no tengo la culpa de que las amenazas globales te pongan gambitero.
El hombre elegido (el agente Peralejo) contaba con la ventaja de tener doble nacionalidad española-estadounidense por nacimiento. Su madre, Jacinta Peralejo, salió de Molina de Segura en los primeros setenta con la maleta cargada de idealismo hippie y una, tal vez merecida, fama que compartía con los productos de la huerta murciana (vamos, que era fresca). Una vez en San Francisco, Jacinta vivió en la carretera, fumó marihuana y, como decía la canción, se puso flores en el pelo. Años más tarde, cosas de la vida, sólo le quedaba una autocaravana en la que vivía, un enfisema pulmonar y ni un pelo en la flor. Pero además tenía a Shawn Jesús (Jesús como mi padre, apostillaba siempre Jacinta).
Shawn Jesús Peralejo, fue desde que nació un niño enclenque a pesar de que su madre le atiborraba a arroces huertanos y pistos de la ribera. Él prefería leer libros en vez de ir a cazar tejones y mapaches como los demás muchachos del parque de caravanas, lo que le convirtió en objeto de persecución y cachondeo por parte de sus compañeros. De esos años, Shawn Jesús, obtuvo una capacidad casi increíble para mimetizarse con el paisaje (es de destacar cuando aguantó más de 13 horas sumergido en mierda de alce para evitar que le mataran a collejazos) y una velocidad fuera de lo común (ríanse ustedes de Forrest Gump, ríanse). Todo ello le sirvió para graduarse como el tercero de su promoción del FBI en Quantico, no llegando a ser el primero por la molesta costumbre de adaptar cualquier idioma al panocho que había mamado (sirva como ejemplo su ya famoso en la agencia: “Acho, ¿what the fuck is this?”, cuando llegaba a la escena de un crimen).
Ya en el avión que transportaba a Shawn Jesús y su equipo a Madrid, abrieron los dossieres que les habían preparado y conocieron por fin que su destino era el estadio Vicente Calderón. También supieron que esa misma tarde se iban a infiltrar en una reunión del grupo que se consideraba una amenaza para la paz mundial, los atléticos. Gente que, según el informe, se desplaza en masa semanalmente para, con la excusa del futbol, sufrir una catarsis que rozaba lo sobrenatural, que eran capaces de quedarse cantando una hora después de haber perdido una final o de animar más que nunca a sus colores a pesar de ir perdiendo por tres goles.
La experiencia en mimetización de Shawn Jesús resultó impagable a la hora de caracterizar al grupo operativo: pintados de rojiblanco, con plumas en la cabeza y bufandas al viento diríase que los cuatro individuos (dos de Nebraska, otro de Winconsin y nuestro protagonista) que se dirigían a la puerta 23 del estadio eran de Carabanchel por lo menos….
(Disculpen ustedes que interrumpa aquí el brillante psico-thriller de espionaje huertano internacional del que están disfrutando, pero algo habrá que hablar de futbol, ¡vamos digo yo!
El partido del sábado se ganó casi sin querer, con cuatro ausencias de jugadores clave y seguimos arriba en la clasificación después de un calendario difícil. Muchos de ustedes se preguntarán el por qué de que un partido como este no se complicara como hay muchos a los que (desgraciadamente) nos hemos acostumbrado y fue porque cuando Simao fue a lanzar la falta o cuando Valera (también murciano) se internó en el área cuan Garrincha improvisado y miró atrás para dar el segundo gol a Diego Costa, oían en su interior la voz de un central con bigote que nos ha dejado hace poco y que era de los últimos que ha honrado esta camiseta desde su primer día en el club hasta el último. Un central con bigote que infundía respeto en sus adversarios, que metía goles de vez en cuando y que hasta fue protagonista de una canción de Glutamato Ye Ye. Un central con bigote del que se admiraba su planta cuando íbamos a tomar el bocadillo del recreo al Calderón y entrenaba el primer equipo. Descanse en paz. Realizado este merecido recuerdo, volvemos a nuestra historia)
-Y esta es la última información que tenemos del grupo, señor presidente, a partir de este momento no hemos sido capaces de contactar más con ellos, temo que los hayamos perdido.
Sólo el señor del fondo se dio cuenta del fax que estaba llegando en ese momento a la sala y que transcribo literalmente:
---04:56 AM-- Asunto Clasificado--Informa Agente S.J. Peralejo------
Por los datos obtenidos, no podemos considerar una amenaza al grupo de sujetos. Posible utilización de armas químicas sobre el equipo operativo que han hecho que los agentes Jones y Caldwell no paren de cantar Paseo de Pontones arriba (no descarto el consumo elevado de un brebaje llamado Mahou). El equipo operativo ha decidido unirse a los sospechosos, hay algo que se te mete en la sangre una vez estás aquí. Corto la comunicación y ¡Forza Atleti, “chiquico”!
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