viernes, 28 de octubre de 2011

El barro de antaño

Llevábamos esperando al partido durante todo el día, aunque a lo mejor fuera por eso de jugar los últimos de la jornada y haber visto cómo los demás aficionados tomaban su dosis estipulada de fútbol. Se esperaba el partido también por ser uno de esos choques clásicos jugados de poder a poder de los que uno suele sacar imágenes para guardar en el disco duro de la memoria. Imágenes en color sepia salpicadas con el barro que florecía en la Catedral cuando llovía como lo hizo ayer. Ayer no se hizo ni una migaja de barro, nada, ni tan siquiera un barro de ese fino y moderno que casi no ensucia pero que es aplicable de manera terapéutica en cutis o riñonadas. Tampoco se jugó nada que pueda ser calificado de poder a poder, fíjense ustedes que cosas.   

De unos años para acá, estos partidos se nos han dado bien. Puede que ya no sean de esa intensidad que tenían en los ochenta, cuando estos encuentros eran batallas casi épicas que se libraban con pantalón ajustado y con esa camiseta roja cruzada de hombro a hombro por una raya blanca y otra azul que terminaba empapada y arcillosa, pero siempre dejan algo. Ayer también lo hizo, nos dejó preocupación a raudales. Barro no nos dejó, lo que es, es. Preocupación y mal sabor de boca, desde luego.

Les hablaba antes de lo bien que se nos daba jugar últimamente en San Mamés y sí se nos daba. Era salir al campo con un delantero rubio y otro moreno y los leones retraían las garras un poco. Hubo ayer algún despistado seguidor bilbaíno que preguntó si salían Forlán y Agüero de titulares incluso:

– Hombre, Joseba, que Forlán y Agüero ya no juegan con estos, pues. Que por lo visto eran unos mercenarios. Ahora tienen a uno que llaman el Tigre.

– Pues nada…Mejor, mejor –añadía Joseba aliviado mientras veía calentar a los suyos sin asomo de retraimiento, de garras ni de espíritu.

Ayer se rompió esa tendencia, como muchas otras tendencias positivas que se van rompiendo desde hace tanto tiempo. Tal vez salga a cuenta incorporar en nómina a un notario del libro Guinness de los records negativos para que dé fe de los quebrantos de nuestro equipo, que tanto viaje en avión debe salir por un pico.

No les quiero castigar con un pormenorizado análisis del partido, pero algo habrá que decir. El Atleti salió a encarar el partido de medio lado. Mirándolo de reojo. Algo demasiado agazapado pero intentando salir a la contra. Cogía Turan la responsabilidad atacante y llegaron oportunidades para ambos equipos. Más claras las del Athletic, eso sí. En la segunda parte nuestro equipo fue vapuleado por incomparecencia. Tampoco compareció el barro y miren ustedes que llovió una barbaridad. Pero nada, no asomó.

El que parece que seguirá asomando pero por poco tiempo es Manzano. Ayer nos dejó alguna reflexión casi póstuma, antes y durante el partido. Habló de que, puestos a calificar la temporada hasta ahora, le ponía un notable pero se olvidó de agradecer a sus jefes la libertad de expresión que para decir patochadas similares disponen los empleados atléticos por obra y gracia de la falta de exigencia. Se le leyó en los labios justo al recibir el tercer gol un reproche por cómo se había realizado una segunda parte fatal tras una primera fenomenal. Hombre, Gregorio, fenomenal tampoco. Que fue más o menos meritorio llegar con empate al descanso no lo vamos a discutir. Pero fenomenal no. Por caridad. Las declaraciones de Manzano explican mejor que cualquier croquis lleno de flechas qué pasa en la entidad: donde debería haber exigencia, solo existe acomodamiento. Quede claro que debemos dar a Manzano el peso que tiene independientemente de lo desafortunado y funcionarial que esté en sus declaraciones. Él no es más que el perfectamente intercambiable escudo humano que en este momento se encuentra en primera línea. Después de él vendrá otro. Da igual quien. Y si no viniera otro, los tiros apuntarían a Caminero o al señor que pinta las rayas del campo. Aún así, parece significativo lo de la falta de exigencia. Tal vez será que no se tiene la capacidad de exigir demasiado a unos jugadores que no son propiedad del club en su totalidad, no vaya a ser que se enfaden y no se les pueda revender en alguna trastienda. Y aquí, precisamente aquí. En este momento y sin haber caído una gota, aparece el barro. Más que barro, un lodo pestilente.



Por ese lodo se está arrastrando la historia de una entidad jornada tras jornada. Ese lodo lo inunda todo, sin respetar a ninguno de los estamentos de la sociedad, cada vez menos deportiva. Da igual que venga éste o aquel. Da igual una nueva temporada a la que se le caen los objetivos a las primeras de cambio. Lodos que provienen de polvos lejanos. Nos queda poco, no crean. Casi no tenemos ni una identidad, algo que, por poner un ejemplo, nuestro rival de ayer siempre ha sabido cuidar y mimar aún en los momentos peores. La nuestra debe estar en algún rincón, sepultada bajo toneladas de barro. Un barro que se acumula desde hace casi un cuarto de siglo ¡Qué tiempos estos, qué bien drenan los campos y qué mal los despachos!

6 comentarios:

  1. Esto no se arregla de la noche a la mañana, ni con un cambio de entrenador por mucho que sea Luis Aragonés. Solo a través de una dirección del club honrada, seria y que tenga amor por los colores podrían regenerarse el club. Lo demás es querer contener una hemorragia de la yugular con puntos de aproximación.

    Qué lejos queda el 21 de septiembre y parece que fue ayer.

    Julio.

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  2. Esta claro quién son los culpables pero hablando sobre el juego del equipo y el rumbo de esta temporada solo lo arrelamos talando el Manzano y no el Cerezo . Lo primero es probable lo segundo es complicado, viendo el sentir de la afición.

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  3. Estoy de acuerdo Don Julio, pero es que a la actual directiva le mueve un amor por otros colores...el de los billetes o los pagarés a noventa días, para ser más exactos.

    UN abrazo

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  4. Don Miguel, prefiero intentar atajar el problema de raíz. Las soluciones a corto plazo ya se llevan buscando desde hace demasiado tiempo. Si no talamos el Cerezo, seguiremos en el guindo de la mediocridad.

    Bienvenido.

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  5. Buenas tardes.

    Efectivamente, probablemente cambiando de entrenador a lo mejor se arregla algo el juego del equipo, pero no se arreglan los males.

    Desde luego el manzano hay que talarlo porque no puede o no sabe hacerlo. Ayer dijo que le gustaría tener 11 jugadores para poner siempre, pero en cada partido cambia al menos a 3 porque, como dijo 3 semanas antes, "las rotaciones son sagradas". Estoy de acuerdo en que la temporada es larga y hay que hacer rotaciones, pero cuando tienes media plantilla nueva, lo primero que hay que hacer es dar estabilidad y mantener una columna vertebral para que se acoplen los jugadores, sobre todo si además llegas y cambias el sistema de juego. Los únicos fijos son Courtois (¡menudo favor le estamos haciendo al Chelsea!, aunque para mí es mejor que De Gea) y Falcao, al que no se le deja descansar ni cuando está convaleciente de una gastroenteritis. Ayer acabó desfondado porque no estaba para jugar.

    Luís Aragonés no creo que quiera pasar por el trance de tratar con el cerezo y el alcornoque otra vez, por lo que podemos tener otro QSF, filósofo de jersey de cuello vuelto, vendedor de humo y aportador de muy poco al equipo, salvo malos rollos. Su único acierto, ¿recuperar? a Jozean. Lo he puesto entre interrogaciones, porque sólo ha respondido cuando el entrenador era QSF, tanto en el Atleti como antes en el Benfica.

    Y del futuro ya no hablo. Empiezo a pensar que mis camisetas o el especial del Marca del centenario del Atleti son reliquias que debo guardar como oro en paño como recuerdo de algo que fue. ¡Qué lástima que sea este año cuando ha vuelto el equipo de balonmano!

    Por cierto, D. Emilio, estuve por sus lares esta mañana, pero me dijeron que había salido. ¿Todo bien?

    Un saludo.

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  6. Manzano ha caído en claras contradicciones con respecto al tema de las rotaciones: primero dijo que quería que todos se sintieran importantes y que creía en una plantilla compensada (mensaje que yo creí, debo añadir, en una muestra de ingenuidad casi imperdonable para alguien que debería estar suficientemente escarmentado, como todos). Ahora dice que busca un equipo tipo pero que no acaba de encontrarlo. Poniendo en claro su condición de pelele, no creo que talarlo ya sea la solución si el repuesto es otro pelele.

    Don Luis, al que usted nombra, no creo que caiga de nuevo en las redes de estos si no es en una nueva demostración de un amor al Atleti que parece no tener fin. Tampoco creo que los golfos le llamaran, no quieren entrenadores de cierto perfil y de cierto carácter. Las fechorías son mucho más fáciles cuando el inquilino del Recaro es alguien poco incómodo.

    Bien traído también lo de la ¿recuperación? Pan para ayer y hambre para hoy. Pidamos la selección para él y animemos al equipo ciegamente, por favor.

    Todo bien, gracias. Un día surrealista que merecerá una historia más adelante, pero bien.

    Un saludo

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