martes, 1 de marzo de 2016

Creer o no creer

Creer o no creer, esa es la cuestión. Costaba entender, aun sin mirar de reojo la clasificación, los muy diferentes estados de ánimo con el que los contendientes afrontaban el derby del pasado sábado. A un lado, un Atleti sumido en una depresión ficticia causada por tanto cero a cero. Al otro, un rival exultante, montado en la nube del efecto Zidane, nuevo becerro de oro nacido de la unión de un exceso de ruido mediático y de varios goles en fuera de juego. Medios, casas de apuestas y minuciosos analistas balompédicos de calva reluciente volvieron a equivocarse. Ningunearon el poder de creer.

La gran diferencia entre los dos equipos radica en la fe. En el vestuario rojiblanco no hay lugar para la disidencia. El grupo cree a pies juntillas en que Simeone podría abrir el Mar Rojo si se terciara. No extrañaría ver a los jugadores lanzándose por un acantilado con una sonrisa si el técnico lo pidiera. A orillas del Manzanares no cabe más fe que la verdadera: el Cholismo. Unos kilómetros más al norte, la fe anda agotada de tanto trasegar. Una nueva religión a abrazar surge cada cuarto de hora. La consecuencia es un conjunto en el que cada uno cree en sí mismo y a veces ni eso. Ya vendrá el flamante y efímero ídolo de las cuatro y media a sacarles del embrollo.



El partido se lo llevó el Atleti por creer en lo que hacía. Imposible plantear otros caminos hacia el triunfo que no pasen por la presión, la solidaridad, los dientes apretados. Si además Griezmann se reencuentra, la retaguardia agranda su leyenda de inexpugnable y el centro del campo y Torres se mueven como un único ente, la suerte está echada. Enfrente, la dispersa ofensiva local se diluía en guerras personales. La unidad de la plantilla fue descabellada definitivamente por Ronaldo, ese exfutbolista, proporcionando además carnaza y motivos para la matización que llenarán horas y líneas a lo largo de esta semana.


Fe ciega frente a agnosticismo individual. La fórmula para pelear los derbys que El Cholo trajo bajo el brazo sigue siendo perfectamente válida. Lejos quedan aquellos tiempos en los que los de rojo y blanco saltaban al césped vencidos de antemano, fuera cual fuera la dinámica de cada uno. Estos partidos, desde entonces, han mutado en batallas que suelen caer del lado del ejército que más cree en la posibilidad de victoria: el que viste a rayas. Tal vez Guti no anduviese tan desencaminado en el desatino que parió antes del encuentro. Probablemente ningún jugador del Atlético quisiera degradarse a ser titular en el equipo de las mocitas.  

2 comentarios:

  1. ¿Cuántos jugadores del madri$ actual serían titulares en este Atlético? A mí me sale uno.
    YO CREO.
    Un abrazo.

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  2. A mi sale el mismo que a usted. Tendría dudas con otro, por lo de la falta de gol y tal, aunque el susodicho no tenga mucho gol tampoco, todo sea dicho...

    Un abrazo

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