martes, 7 de mayo de 2013

Preocupaciones


Cuando no es por esto es por aquello, y cuando no, por lo de más allá. El hecho es que Angustias se pasa el día preocupada. Su marido dice que todo proviene de su nombre, nombre que debe a una tía abuela malencarada con sus iguales femeninas pero gentil en exceso con los miembros, con perdón, del sexo contrario. El caso es que Angustias nació unos años después de que acabara la guerra, justo al poco de que su tía abuela se tirara al monte o más bien a todo aquel que anduviese por el mismo, fuera éste maquis, bandolero o pastor trashumante, ya que tras su ligereza de cascos no subyacía motivo ideológico ninguno, sino más bien motivos que solo el corazón y los bajos vientres pudieran llegar a descifrar.


Les contaba que Angustias navega por la vida en un constante sinvivir: unas veces por la situación económica, otras por motivos de salud y otras porque en el amor tampoco se encuentra llena del todo con el gruñido que su esposo le dedica a modo de buenos días cada mañana. Angustias sufre. Mucho. Siempre la mente llena de esas pequeñas preocupaciones que el resto de los mortales son capaces de aparcar como a un utilitario y que a ella le quitan el sueño. Ella se pasa el día cavilando y solo deja de darle vueltas a la cabeza en los intervalos de desazón y apuro que siguen a uno de los más de quince infartos diarios, de miocardio y cerebrales a partes casi iguales, que ella, muy convencida, alega sufrir ante la mirada atónita de su médico de cabecera. Angustias lleva últimamente unos días en los que casi no sale de casa. Se le ha metido en la pelota que está siendo acechada por una banda de sicarios que ejecutan secuestros express por encargo y sale del portal con mil ojos y a deshoras, lo que está siendo muy apreciado por los comerciantes orientales de su barriada, siempre dispuestos a expenderle cuarto y mitad de pan rallado y un sobre de sopa de ave con estrellitas a las tres de la mañana. “¡Secuestros express a mí!”, aclara cuando le pregunta la del segundo izquierda por sus extraños husos horarios. “A mí no me van a pillar”, aclara sin sospechar que a su vecina probablemente le extrañe menos lo de empanar al rayar el alba que lo del secuestro express, concepto que todavía se sigue asociando en ciertos círculos con el hecho de llevarse al descuido a una cafetera en contra de su voluntad.


Todo el día inmersa en preocupaciones, aunque sean nimias a ojos de muchos. Así pasa la vida de Angustias. De nada sirven los consejos desinteresados de los que la rodean. Ella no puede evitar preocuparse….



Debo confesarles que los últimos partidos me han instalado en un sinvivir. Cuando no es por esto es por aquello o tal vez por lo de más allá, pero el hecho es que me paso el día preocupado. Se acerca la final de Copa a velocidad de crucero y anda el Atleti soso, sin chispa y aún diría flojo. Uno intenta seguir el consejo de muchos de los que le rodean, consejos sabios que hablan de la desmotivación propia de aquel que ha conseguido casi matemáticamente el objetivo marcado al inicio de la temporada o de las cargas de entrenamiento minuciosamente programadas para que el día de autos salgan los nuestros como motos de abultada cilindrada y tubo de escape trucado pero aún así sigue preocupado. No crean que la preocupación se centra específicamente en alguna zona del campo, en una esquina retirada del área grande por ejemplo, no, la preocupación se reparte de manera equitativa por todos los rincones del equipo.


Preocupa de igual manera el estado de Juanfran y su indescifrable peinado que las maneras edulcoradas de un Mario al que no volvimos a ver como querríamos desde lo de Bucarest. Preocupa que últimamente Godín y Miranda vayan al cruce al trote y de puntillas, como si les apretaran los zapatos y no quisieran provocarse un uñero. Preocupa que Diego Costa ande más metido en esas luchas que dirime con todos y consigo mismo que en tirar aquellos desmarques que nos sorprendieron. Preocupa que Courtois se siga poniendo esos ternos amarillos que harían blasfemar castizamente a Luis Aragonés. Preocupa que Gabi no tenga varios pulmones de repuesto. Preocupa que Koke no haya más que uno. Preocupa que Óliver no se haya echado algún año, algún kilo y algún minuto de más a la espalda. Preocupa no saber dónde tienen la cabeza Falcao y Arda. Preocupa ver una sutil mejora en Adrián y no tener claro si todo es un problema de morriña  atenuado por jugar en Riazor. Preocupan las titularidades de Raúl García y las pocas suplencias del Cebolla. Preocupa que Filipe se pase o no llegue cerrando al segundo palo. Preocupa que, en lo que se pudiera considerar un efecto contrario al que Sansón sufrió en su día, el renacido tupé de Simeone tenga algo que ver en todo esto.


Así pasa uno los días, inmerso en preocupaciones que pudieran parecer nimias a ojos de otros. Ya uno no encuentra consuelo ni en las noticias que aparecen sobre la incorporación a la dirección deportiva de Andrea Berta, ojeador con nombre de actriz italiana de corpiño ajustadísimo que suponemos ojeará donde siempre se suele ojear cuando de fichajes se trata en ésta, nuestra casa. De nada sirven los consejos desinteresados de los que me rodean, no puedo evitar preocuparme….

3 comentarios:

  1. Pues sinceramente, D. Emilio, andaba yo mas preocupado por el nuevo e integista look de nuestro turco. O por el diseño de las botas de Falcao. Eso si que es preocupante, oiga...
    Pero con vistas al partidazo del 17, que quiere que le diga, poco pueden hacer que no hayan hecho antes. Por una vez, vamos a esa final con los deberes (estos deberes, ya sabe, de giliatleti...) ya hechos, y con todos los esfuerzos puestos en ese dia.
    In Cholo we trust. Y que sea lo que Dios quiera, D. Emilio. Además, ¡que leches!, estos nervios que empiezamos a sentir los prefiero a la cristiana resignación a la nada, que era lo normal hace unos años.

    Buenos dias.

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  2. El look de turco ha migrado al de un Franco Battiato diplomado por la universidad de Islamabad y tiene su aquel, pero permítame no hablar de las botas de Hello Kitty...

    Como decía ayer en algún otro sitio, el ánimo sigue estando alto pero uno no puede evitar alzar la ceja más tiempo del debido ante ciertas señales ciertamente alarmantes. Ahora bien, tal y como está el rival, haciendo honor a esa fama bien ganada de casa de citas de mala muerte, uno empieza a arquear la ceja esperanzadoramente...

    Buenas tardes..

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  3. Me encanta tu blog, ya soy seguidor y me gustaría que tu también lo fueras del mio.

    http://golypunto.blogspot.com.es/

    Un saludo

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