lunes, 19 de marzo de 2012

Kárate autodidacta para principiantes

Hay creencias que a todas luces son dañinas, pero probablemente las más dañinas de ellas son las que se instalaron en nuestro cerebelo a nivel de verdad inmutable cuando éramos tiernos infantes, cuando andábamos por la vida con la única preocupación de experimentar qué paradoja espacio-temporal podríamos desencadenar si introdujéramos dos paquetes de peta-zetas de golpe en nuestra cavidad bucal. Vehículo fundamental de esas ideas implantadas a fuego fueron los estímulos que entraban por los ojos: tebeos de Mortadelo llenos de disfraces, coscorrones y misiones secretas y dislocadas; series de televisión con coches que hablaban o con superhéroes americanos de mal despegue y peor aterrizaje; programas dobles de cines de barrio que te permitían matar tardes enteras e interiorizar que hay ciertas criaturas que migran a simpáticos hijos de puta si les das de comer más allá de las doce de la noche. Nos quedaremos con este último vehículo sociocultural, con el cine. El cine hace daño, y no solo el español, dañino por definición, también lo hizo aquel que vimos cuando éramos esponjas ávidas de influencias que marcaran caracteres, aquel cine de imperios contraatacados o de arqueólogos de látigo fácil.

De las creencias erróneas les estaba hablando, que ya saben ustedes la tendencia a la dispersión que tiene uno. Por culpa de alguna película de fácil digestión y exuberancia en las hombreras, sacamos la equivocada conclusión de que se podía aprender kárate de manera autodidacta y acelerada. Bastaba pasar los ratos muertos con un vecino japonés que te empapara de filosofía oriental y todo ello sin kimono, sin cinturones de colores y sin hacer posturitas de agresividad pretendida delante del espejo de un gimnasio de barrio. Debido a que en la España de los primeros 80 no abundaba la inmigración y mucho menos la japonesa, los mozalbetes del barrio nos acercábamos al taller de chapa y pintura de Wenceslao, mecánico natural de Tordesillas pero de ojos achinados, lo que le daba el toque asiático necesario para el aprendizaje. Bendijo Wenceslao durante cierto tiempo el estreno de la película de marras cuando incorporó como aprendices sin sueldo a una caterva de preadolescentes que buscaban el conocimiento de las artes marciales a base de dar y pulir cera sobre los capós de los 131 Supermirafiori y de algún que otro Renault 5 con acabados deportivos. No contentos con el aprendizaje en su vertiente más purista, incluso nos ofrecíamos en casa para sacar brillo a los azulejos del baño, lo que fue recibido por nuestras madres como una clara señal de la transición hacia la madurez de los retoños del portal. Así pasaron los meses, dando y puliendo cera y dejando el alicatado de los baños como espejos en los que mirarse. Tras esta espartana preparación, por fin llegó el día de poner en práctica las artes asimiladas: fue en el recreo, uno se preparaba para abrir el Tigretón o el Gitanito de Ortiz con el que se engañaba al hambre de media mañana y, como siempre, antes del primer bocado miró con avidez qué cromo le había tocado en suerte. No eran cromos esta vez, eran calcomanías de diseño atrevido. Antes de poder decidir en qué mano se depositaría el osado tatuaje, una voz rompía el mágico momento:

– Muñoz, ya me estás dando la calcomanía que te ha salido.

Era Sebastián, abusón oficial del colegio por su condición de repetidor recalcitrante. Mostraba Sebastián en su brazo el fruto de sus extorsiones a muchos otros niños del patio, parecía un maorí de Samoa con tal colección de tatuajes que llegaban hasta su hombro algo orondo, pues bien es sabido que los abusones de aquellas épocas en la actualidad deambularían deprimidos por los recreos al ser mozalbetes en claro riesgo de obesidad por consumo de bollería industrial. Pero esta vez no iba a ser así. Ésta vez no dejaría que Sebastián me arrebatara lo que la fortuna me había otorgado, no en vano era karateka, autodidacta, pero karateka al fin y al cabo. Sin decir una palabra, me puse en pie despacio, saboreando el momento. Me planté delante de Sebastián y alcé los brazos de manera salerosa mientras me sostenía sobre solo una pierna. Era la grulla, la suerte suprema que debía dominar todo karateka de oídas. Tras unos instantes de desconcierto en los que las miradas se medían y en los que el extorsionador no tenía claro si me iba a arrancar a ejecutar una jota extremeña, voló hacia mi cara un soplamocos con la mano abierta que hizo que la postura de la grulla perdiera de golpe toda su pretendida gallardía. De nada valieron las sesiones de dar cera ni las enseñanzas de Wenceslao para parar el ataque, pero, en el fragor de la batalla, Sebastián había olvidado la calcomanía que propició el combate, esa que por la tarde descansaba sobre mi brazo como una medalla de guerra que hacía juego con los cinco dedos que tenía todavía marcados en la mejilla.



Jugaba el Atleti en Mallorca en horario mucho más aconsejable para una siesta que para el fútbol. Se anunciaban unas rotaciones que se hacen casi imposibles por la escasa profundidad de la plantilla. He ahí una de las mentiras más dañinas que se nos han vendido este año, lo de la profundidad de la plantilla. Lo de lo malos que eran los que se quisieron ir y lo bien que se ha utilizado el dinero recaudado para traer jugadores iguales o mejores, como siempre dice el dañino productor de cine. Muchos se creyeron esa falacia y lo llevan repitiendo con convencimiento de mantra durante buenas fases de la temporada. Viendo que los resultados no acaban de confirmar con rotundidad esa mejora en el plantel, algunos empiezan a mirar a Simeone para insinuar si tal vez no sea un conductor adecuado para semejante deportivo o si tal vez su estilo de juego, ese que busca el sacrificio como piedra angular no sea el adecuado para tal pléyade de sensibles artistas. Resulta curioso que ahora se oigan voces que cuestionan al Cholo y a su idea, cuando este no ha hecho más que devolvernos un poco del orgullo perdido y pisoteado. No es nuestro técnico uno de esos entrenadores quejicas y llorones que piden sofás cuando tienen mesas, él, desde su llegada asumió que debía trabajar con lo que había aunque fuera poco, no ofrece declaraciones plañideras y busca siempre el positivismo en todas las circunstancias. Para el que suscribe, el Cholo ha demostrado con creces su capacidad para gobernar la nave rojiblanca, pero habrá que esperar hasta el próximo verano para ver si, independientemente de resultados, a Simeone se le deja confeccionar un equipo a su gusto por encima de representantes y comisiones.

Volviendo al encuentro, salió el Atleti con la alineación que lleva jugando casi todos los últimos partidos con la excepción de la entrada de Salvio por Arda, lo que parece suicida como poco pero explicable en base a la condición física de nuestro turco favorito. Ya de entrada se vio a un equipo cansado, justo de fuerzas. Los hay que pudieran pensar en un efecto champán en el estilo del equipo de Simeone, pero parece más probable inclinarse por un problema de cansancio de piernas para justificar la bajada de intensidad en ciertos choques. Volvió a salir un partido descuidado, como no podía ser de otra manera entre la fatiga de unos y la propuesta de los bermellones. Salió descuidado el Atleti también de equipación, con uno de esos ternos que hacen daño por igual a la vista y al buen gusto. Se nos fue la primera parte sin apenas nada y no nos dio pena, casi hasta nos alivió de lo poco que se había visto.

La segunda mitad nació más movida. Casi sin darnos cuenta nos vimos con dos goles por debajo en un par de lances donde la fortuna no acompañó del todo. Tarea difícil iba a ser remontar ante un equipo forjado al modo y manera de Caparrós, ese entrenador que tanto gusta a nuestros premiados gestores porque en los partidos suele realizar tres cambios de jugadores y veinte de recogepelotas. Miró el Cholo al banquillo y sacó lo que pudo, que es poco. Sacó a Arda y sacó a Mérida, que reaparecía tras su fallido Erasmus portugués. Pudo recortar pronto el Atleti merced a un penalti con expulsión aparejada, pero lo tiró Falcao de una manera que aconseja banquillo, un par de bofetadas o ambas cosas a la vez. Posteriormente se redimió con un señor gol, sí, pero cada vez son más los que opinan que el colombiano no justifica lo supuestamente desembolsado por él, sobre todo cuando se aleja del área. Quedaba tiempo pero no demasiada fuerza, Koke y Adrián se mostraban fundidos y quedaba la labor en pies de un participativo Fran Mérida (probablemente la mejor noticia de la tarde), de un Arda que buscaba sin hallar y de Salvio, jugador en el que confluye la redundante circunstancia de que los ataques desesperados se vuelven desesperantes.

Se nos fue el partido y se nos fueron un puñado de aspiraciones. Se empieza a ver la Champions chiquitita y lejana. Por muy barata que sea este año la clasificación, no da este grupo para jugar dos competiciones con solvencia. Aún así, el mensaje de Cholo sigue siendo positivo. Sigue declarando, aunque sea difícil creer que lo siga pensando, que con lo que hay se puede combatir, por mucho que el plantel haya aprendido kárate de oídas. Intentando ser positivo, como el Cholo, se podría pensar en que esta temporada recuerda a la que desembocó en la victoria de Hamburgo, pero con matices. Si ustedes recuerdan, en aquellos tiempos el equipo deambuló como muerto viviente por la liga mientras se centraba en lides continentales. La reacción de ayer del equipo, aunque estéril, no vino acompañada de bajada de brazos generalizada y uno piensa que eso es bueno. Bueno frente a todas las dañinas teorías que rodean a nuestro equipo. Bueno a pesar de los soplamocos que los resultados y el cargado calendario nos puedan dar de aquí al mes de mayo. Bueno, en definitiva, por mucha cera que nos den….y nos pulan. 

12 comentarios:

  1. Buenos días D. Emilio.

    Efectivamente, se nota que el fondo de armario es más bien escaso, pero no se puede decir nada acerca de la actitud de los jugadores ni del entrenador ni de su discurso.

    Como ya sabe, suelo ser bastante pesimista (realista que dicen otros), con lo que estoy de acuerdo con su vision del futuro de D. Diego Simeone. Conociendo al dúo sacapuntas, se acabará yendo por la puerta de atrás como todos los que han sentido algo por el Atleti en los últimos tiempos, y me temo que sea poco después del verano.

    Como siempre, la memoria del aficionado medio atlético es bastante corta y olvida lo que se le perdonó al entrenador del verbo florido en lances similares. Y no creo que fuera más simpático.

    En fin, que me sentó muy mal perder por un gol de rebote estúpido.

    Un saludo.

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  2. Es curioso que nos acordemos de ESE ENTRENADOR de cuyo nombre no queremos acordarnos con más asiduidad de la aconsejable, pero es que las comparaciones son odiosas. Decía lo de curioso porque cuando estábamos en sus manos se apelaba a las sensaciones, que eran muy malas, y se minusvaloraban los resultados, que fueron buenos en contadísimas ocasiones. Este Atleti de Simeone nos deja a casi todos muy buenas sensaciones pero los resultados se están mostrando algo esquivos.

    Ojalá no salga por la puerta de atrás, pero si lo hace, que sea con la frente alta por no haberse querido plegar ante las interesadas condiciones de los golfos apandadores...

    Buenos días...

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  3. Pues yo era de los que pasaron media juventud delante del espejo del gimnasio de barrio (de varios, de hecho).

    SIMEONE = STRAWBERRY FIELDS

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  4. ¿Haciendo la grulla? Menudo pájaro....

    ¿Forever?

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  5. La posición de la grulla (en el estilo Shito-Ryu, al menos) se hace muy poco y sólo es algo transitorio (en algún kata superior) y, además, no se hace como en la película, sino poniendo el pie tras la comba de la rodilla (pegado el empeine).


    OF COURSE.

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  6. Es usted una caja de sorpresas...Yo es que siempre fui más de tirantes que de cinturones y más si estos eran de colores.

    I AGREE

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  7. Muy buenas, Don Emilio:

    Por supuesto que yo con el Cholo estoy a muerte. Si por mi fuera, le renovaría ya mismo por 4 temporadas, para que supiese que mi confianza en él es ilimitada y que se sintiese el auténtico jefe de la tribu. Eso sí, difiero de su opinión de Caparrós. Teniendo en cuenta lo que tiene en Mallorca, y lo que ha tenido en otros equipos en los que ha estado, siemmpre ha sembrado mucho más de lo que ha destruido. Ahí tiene cómo dejó al Sevilla más esplendoroso de su historia, con todos los cimientos hechos, al igual que ha hecho con el Athletic. Sé que nos cae mal por esa famosa frase suya de "el Atleti sube fijo", pero no me parece justo lapidar sus méritos deportivos por aquel acto en el que, al fin y al cabo, él andaba defendiendo lo suyo (y al final lo consiguió, por cierto).

    Genial su descripción del exasperante Salvio, por cierto. Y me alegro coincidir con usted en lo de Mérida, porque el otro día me metí en un afamado foro y no vea cómo le estaban poniendo (yo cada día entiendo menos de fútbol, o menos a la afición del Atleti, o ambas cosas).

    Un abrazote, Maestro. Siempre un placer rular por su casa.

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  8. Yo también le daría un proyecto a largo plazo. Eso demostraría confianza y algo tan desconocido en nuestra casa como un plan. No lo harán. Tener a un entrenador con ascendente en la grada y con mando suficiente puede ser contraproducente para ellos, ellos quieren un quita y pon constante perfectamente intercambiable cuando los resultados empiecen a provocar que la afición dirija sus miradas al palco o la M-30.

    Si somos capaces de aislar todo lo que no es fútbol, reconozco los méritos de Caparrós y no se puede discutir que cumple los objetivos que se le marcan allá donde va. Es hombre también de amoldarse a lo que hay y de sacar cantera, lo que son pluses a su favor. Pero es que los alrededores de su labor que nada tienen que ver con el juego pesan demasiado en mi concepto sobre él (incluidas declaraciones como aquella). Acabará en el Atleti, seguro...y lo mismo hasta nos alegraremos cuando ocurra, y más si se trae a Cristóbal Soria y su ejército de pilluelos recogepelotas del brazo.

    No sé el por qué de que Mérida no haya disfrutado de más oportunidades desde que llegó. Hablan y hablan de si no tiene la cabeza en su sitio, de si sale o deja de salir, pero lo cierto es que ni el primo de Lolita (lo que no es señal de nada), ni Manzano quisieron contar con él. A mí, en las pocas ocasiones que le han dado, me ha dejado mejor sabor que el mejor Salvio de largo. Ojalá el Cholo le devuelva a la causa...

    Yo también debo entender cada día menos de fútbol y de aficiones, no está usted solo amigo.

    Un abrazo....

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  9. Yo sí que no entiendo de nada. Ni de fútbol, ni del atleti...fíjese que pensaba que una grulla era un pájaro...
    En todo lo demás de acuerdo, incluso en las apreciaciones hacia mi buen amigo Caparros. Sepan ustedes que le paré un penalti a su hijo siendo juveniles (ya ha llovido oigan ) que no sirvió para que me dedicara al fútbol...ni a el tampoco. Pero me gané una coca cola pagada por el actual entrenador del Mallorca. Buen tipo, independientemente de su relación con el atleti y de sus marrullerias que cuando las hacen otros, son inteligentes acciones tácticas.
    Buenos días.

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  10. De hecho, podríamos asimilar la grulla como término futbolístico utilizando a la manera argentina uno de esos apodos tan gráficos que ellos utilizan...

    Declaro inaugurado el concurso en el que se asignará "La grulla" como antenombre para un jugador, preferiblemente de los nuestros...

    PD: Evidentemente, Salvio queda fuera del certamen, pero no por tener ya apodo de cabecera, sino porque cualquier parecido entre el cuello del ave en cuestión y lo que une la (poca)cabeza de nuestro mediapunta a su cuerpo es mera coincidencia...

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  11. Salvio no, Salvio perdió el cuello en una apuesta y quedó como un tetrabrick. La apuesta (dicen) fué que no iba a necesitar mas de 100 oportunidades para que alguien hablara bien de el.
    Mi nominación a grulla es para Filipe Luis Filipe.¡Como menea el cuello cuando sube la banda!. Un primor, oigan.

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  12. ...yo estaba entre ese y Adrián....

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