jueves, 10 de noviembre de 2011

Canteras, dificultades y comisiones

Virgilio es un pequeño gran jugador de los que habitan en la cantera del Club Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva. Él no sabe de apropiaciones indebidas ni de cooperaciones necesarias, él solo sabe de gambetear por la banda derecha y de dejarse literalmente la piel del trasero y del alto muslo en los campos de tierra o de césped artificial en los que disputa sus partidos el Cadete E rojiblanco.

Desde ya hace algunos años, acude a entrenar con disposición tres veces por semana para alimentar el sueño que tiene desde que casi no levantaba un palmo del suelo. Ha ido escalando peldaño a peldaño una escarpada montaña de sueños en la que sus compañeros también son sus competidores por ganarse el puesto, seguir formándose en la cantera colchonera y, quién sabe, a lo mejor algún día llegar al primer equipo y sentir cómo debe ser eso tan especial de que un estadio entregado coree tu nombre.



A medida que se va haciendo mayor, también repara en la dificultad añadida que tienen los chavales de la cantera para llegar al fin que les relataba más arriba. Sigue manteniendo intacta la ilusión, por supuesto, pero ya no le parece tan pesado eso de tener que estudiar para sacar buenas notas, que nunca se sabe. Virgilio no acaba de entender cómo se pudo vender a De Gea, cómo es que Joel ha visto cerrado su paso por un portero muy bueno pero que se encuentra aquí de paso. Tampoco llega a comprender qué pasó con Keko y su no renovación a pesar de ser una de las promesas más firmes de la cantera española. Le cuesta asumir el rol de Koke en el equipo, cada vez más secundario a pesar de que nunca defraudó las expectativas depositadas y se pregunta por qué hubo algunos que dudaron y siguen dudando de Domínguez. Se pregunta muchas cosas, tal vez demasiadas. Tal vez solo sea un adolescente lleno de dudas como los demás.

Lo que no sabe Virgilio es que nosotros tenemos las mismas dudas que él a pesar de que ya casi no nos acordamos de cuando éramos adolescentes. Tenemos también la duda de si Virgilio tendría más oportunidades si en vez de ser de Madrid fuera de Cascais o si en vez de que fuera su padre el que le acerca a los entrenamientos se buscara un representante de traje impecable y moral relajada. Uno mira a esos campos de entrenamiento donde habita el fútbol puro y le parece encomiable la entrega de los chavales sabiendo lo difícil que lo tienen. Uno piensa que no lo deberían tener tanto. Cuidando a los Virgilios de hoy tendremos un equipo identificado e identificable mañana. Claro que a lo mejor no queremos gente que se deje el trasero al lanzarse a la hierba para tapar un disparo rival, a lo mejor lo que queremos es jugadores que dejen unos euros limpios a base de comisiones. Vayan ustedes a saber.

6 comentarios:

  1. Pues yo lo tengo claro: el objetivo está claro que los jugadores vayan y vengan y el dinero, por el camino se entretenga.

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  2. Para un estamento que pretende mover el dinero tal y como está la economía y lo criticamos...somos incorregibles, Don Julio

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  3. Buenas noches D. Emilio.

    Será que somos unos envidiosos y por eso les tenemos manía.

    Un saludo.

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  4. Pues ahí le tengo que dar la razón, a mí me dan envidia insana muchos equipos. Los que pueden elegir a sus dirigentes sobre todo.

    Un saludo, Don Alberto

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  5. Jajaja. O sea, el Atleti motor de la economía. Como se entere Rajoy ...

    Abrazos.

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  6. Ría, ría, ya verá. El gilismo trincón es el último reducto financiero que resiste ante la recesión que llevamos encima.

    Abrazos

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