Mi perra es del Atleti. Sí, no me miren raro, lo es. ¿Que cómo lo sé? Baso mi afirmación en pruebas concluyentes. Ya sea por ligas o por copas nacionales o europeas, rara es la semana en la que mi hogar no se ven cuatro o cinco partidos. Ella, que ha visto mucho fútbol desde que llegó a nuestras vidas, suele ver la tele mientras hace otras cosas, olisquea por aquí, mordisquea por allá, cosas de perros, vamos. Pero amigos, cuando juega el Atleti es otra cosa, donde va a parar. Se tumba en el sofá a mi lado, muy quieta, mirando la pantalla fijamente. Allí se pasa el partido entero, los noventa minutos con su tiempo de prolongación correspondiente. Les digo más, en eliminatorias reñidas, aguanta incluso prorrogas y penaltis si los hubiera. Y no protesta aunque necesite un alivio en el parque de enfrente, no. Ella resiste como una valiente hasta que el árbitro señala el camino de los vestuarios. Algún racionalista dirá que lo hace porque me ve a mí más alterado, pero yo sé que no. Ella es colchonera. ¿Cómo se lo explican si no?
Por razones que no vienen al caso, este pasado fin de semana nos hemos ausentado de casa (cosas de la familia política ya que me tiran de la lengua). Estas causas ajenas a mi voluntad han hecho que mi perra haya pasado el fin de semana en una residencia canina muy moderna. Como buena perteneciente a su especie, gusta de jugar con la pelota o de correr por el campo, pero esta vez me ha contado que ya no se lo ha pasado tan bien. Dice que antes jugaban todos los perros juntos y que se divertían mucho, ganando y perdiendo en igual medida, pero dice que las cosas han cambiado. De un tiempo a esta parte solo un par de grupos de perros disfrutan de su estancia. Los primeros son canes de aspecto enclenque, esmirriado incluso, pero que, cuando juegan a perseguir la pelota da gusto verlos. Mueven la pelota con gran velocidad y suelen ganar por goleada sus competiciones de persecución. Los segundos son perros que pecan de mirar por encima del hombro a los de su especie (nosequé de seres superiores me cuenta) y ceden el protagonismo a su adiestrador luso. Ambos son muy aburridos, explica ella. Argumenta que ambos, incluso, tienen la desfachatez de quejarse si el dueño de la residencia les tira la pelota en igualdad de condiciones con perros de otro clan, tan acostumbrados como están a que siempre se les tire cerquita y fácil. Total, que el resto de perros han acordado en asamblea plenaria si no sería mejor dejar de jugar con ellos y darles el galardón de campeones del juego de perseguir la pelota directamente. Así, el resto de canes podría jugar libremente y descansaditos cuando los dos grupos ya tengan cubiertas sus necesidades ególatras. Cuenta mi perra que cuando los otros duermen el resto de perros como ella se lo pasan de miedo jugando: los de Bilbao, los de Málaga, La Coruña y Valencia, etc., pero que cuando despiertan aquellos vuelven otra vez a este tipo de competición tan tediosa por ser conocido el final. Me ha pedido que la próxima vez la deje con mi hermano, que prefiere que las sobrinas le tiren de la cola a ir allí a aburrirse. Vayan ustedes a saber, lo mismo la residencia tendrá que cerrar por quedarse sin público. Con lo orgullosos que estaban sus gerentes hablando de la mejor residencia canina del mundo ¡Qué cosas pasan!
Los nuestros se presentaban en el Camp Nou en lo que anteriormente siempre había sido un partido esperado por sus ingentes dosis de espectáculo y goles. Nada menos que el escenario de los cuatro goles de Pantic, el de la confirmación de la mayoría de edad del Niño, el teatro dónde el tío del número uno de la ATP perdió su cintura con Caminero. En la situación actual de los contendientes y de la liga, este partido se convierte para los más pesimistas en un ejercicio de adivinación sobre cuántos goles te pueden caer y si sobre tu moral saldrá muy tocada. Otros más optimistas, entre los que quiero incluirme, pensamos que puede ser una cita en la que tienes mucho que ganar y poco que perder. Una cita como esa que te preparó tu cuñado, en la que te pusiste un clavel en la solapa y la americana de cuadros para parecer más mayor. Esas citas de las que no esperas mucho y suelen servir para conocer a las madres de tus hijos.
Los presagios no invitaban demasiado al optimismo, en una esquina el amante atento e ideal del balón, en la otra el equipo sobre el que últimamente pesa una orden de alejamiento del cuero (por incapacidad propia). Una vez más, la alineación binguera (por aleatoria, no por picantona y setentera) de nuestro técnico nos sorprendía. Dejaba al díscolo uruguayo en el banquillo y daba la alternativa a Fran Mérida, ese en el que desde el verano confiamos y seguimos esperando. Otro cambio con respecto a los últimos sorteos fue la inclusión de Filipe, otro de los esperados con ansiedad, en el centro del campo. Para glosar la historia del partido basta decir que debo contradecir anteriores comentarios por mi parte. Si recuerdan ustedes, hace poco me quejaba amargamente de la no evolución del sistema del equipo desde tiempos de Aguirre, al no encontrar solución a la tendencia al equipo de partirse. Ahora me presento ante ustedes sin entender como un equipo que pecaba de indescifrable y anárquico, con lo bueno y malo que conllevaba, se ha convertido en un equipo timorato. En un equipo que firmaría perder por sólo un gol, en un equipo que haría osado un planteamiento de Clemente. Con estos mimbres no es de extrañar que un Barça a medio gas tocara y moviera sabiendo que la victoria no tardaría en caer. Podríamos hablar de los desajustes, de la baja forma de Assunçao, de la mejora engañosa al salir Forlán, pero no voy a hacerles perder el tiempo con temas ya sabidos.
Les dejo hasta la próxima entrada. Me toca salir al parque con mi perra. A ver si me sigue contando sus impresiones sobre el fin de semana en la residencia. Y a ver si consigo, cosa que no va a ser fácil, convencerla de que vea los siguientes partidos del Atleti. Tal vez podría tomar nota de las ruedas de prensa del tío segundo de Elena Furiase y hablarle de objetivos secundarios y terciarios, de mentes fuertes, de dinámicas de grupo y de otros polisílabos rimbombantes. Lo más seguro es que me diga que “a otro perro con ese hueso”. Sí, tiene razón, y además será muy duro de roer de aquí hasta el fin de la temporada en esta residencia canina de las estrellas de la que somos testigos privilegiados.
Pero, oiga, tiene usted una imaginación que casi iguala a la de Quique en el momento de decidir las alineaciones.
ResponderEliminarYa sabe que pienso que Quique no es el problema, pero es un problema y no veo salida en lo deportivo, distinta a la de su destitución.
Lo más importante es que esta vez sea la de la vencida y que todos los movimientos y plataformas tengan un final feliz para el Atleti. Y que usted y yo lo veamos.
De momento, el 24 de abril estaremos allí.
Como bien sabe usted, predicando con el ejemplo en su forzaatleti, o nos lo tomamos con filosofía o desarrollaremos un cálculo biliar.
ResponderEliminarY que conste que cuando digo filosofía no me refiero a nuestro entrenador existencialista, a ese no, a ese se le ha acabado el plazo para experimentar. Como bien dice usted no es el principal problema, pero molesta bastante.
Sí, parece que esta vez se mueve la cosa de verdad. Esperemos expectantes.
Si entra la pelotita de aquí al 24, olvídense del mundo, Don Emilio. Esto está montado así.
ResponderEliminarPor cierto, ¿Cuánto tiempo habrá estado ensayando nuestro entrenador existencialista lo de la frase de Messi comparándolo con la momia del Di Stéfano? Más le valdría estar a otras cosas, como por ejemplo, entrenar a su equipo y dirigirle en el campo, que el otro día solamente le faltó la bolsa de pipas para convertirse en un espectador más.
Este hombre lleva 4 años enclaustrado en sus ideas, y la palabra evolución la ha convertido en involución. En fin.
Por todo lo demás, una vez más, insuperable su entrada, fenómeno.
¡Qué crítico es usted Don Tomi! Ha de saber que para nuestro alineador la del sábado era una ocasión especial, visitaba la casa de su modelo, el hombre que le sirve como referencia.
ResponderEliminarQué pena que solo le sirva de modelo en lo estético y en la palabrería y no en la presión que hace su equipo (como ya llevamos comentando varias semanas en su casa) o en la manera de estudiar los partidos.
Así es Quiquín, el paradigma del quiero y no puedo.
El Quique pasa ya de todo, DOn Emilio. Según ha llegado a mis oidos, 2,5 kilos tiene la culpa de todo.
ResponderEliminarFíjese qué curioso, va a costar más echar a QSF de lo que al equipo de Los Morancos le ha costado Rakitic.
ResponderEliminarA don Tomi y a don Emilio. 2'5 millones de euros por cuatro meses? Será por dinero.
ResponderEliminar2,5 millones es lo que deberian darle como premio al guapo que acierte la próxima alineación. Así tendríamos un aliciente.
ResponderEliminarManda güevos...
Si es que ... si es que ... si es que, efectivamente, no tendríamos que estar ahora pendientes del tema del entrenador. Si yo sé que es cierto, el dueño de la perra del Atleti (que compensa ahora con su genialidad, el acto cruel de irse de finde en plan liberao) también. Y usted. Y usted también.
ResponderEliminarLo sabemos todos, pero ... ¿cómo evitar que nos irrite que dos vividores, uno valenciano, otro con más que probable residencia en esa misma ciudad, nos utilicen vilmente, parapetados tras los verdaderos (perdón: aún más) culpables?.
Me hace gracia lo del ultimatum semanal. "Si se pierde en Barcelona ..." -decían los tíos-. "Bueno, pero si el Valencia nos enganchaaa ..." -leemos ahora-. Pero, ¿qué ultimatum ni qué niño muerto?. Desde la eliminación en la EL, el técnico ya está amortizado. Batiendo múltiples récords, por cierto, porque ni a Abel se le fue el equipo tan rápidamente.
Picu Díaz, ese hombre, ese periodista, explicaba el otro día que "es que no convence ninguna alternativa".
Será al revés, ¿no?. Que no convencen a ninguna alternativa; porque cualquiera mejora la de este señor tan delgadito y tan poco gusto en afeitarse, antes "decepción", desde hace semanas un auténtico sinvergüenza, por quien ni siquiera el Presidente de la Peña de Amantes de Quique, si existiere, metería ya la pierna.
¡Qué gran peña la de los Amantes de Quique! (Peña arraigada en Teruel supongo, como no podía ser de otra manera).
ResponderEliminarEsa prolongación artificial de la vida del muerto es la mejor muestra de lo que les importa la faceta deportiva (sea por no tener que pagar el finiquito, sea por no darle un disgusto al señor del jersey prieto, sea por lo que sea). Que podemos estirar la presencia de un entrenador agotado que está a punto de poner de segundo a su caballo, pues se estira que los bonus no se pagan solos.