jueves, 2 de septiembre de 2010

Este niño es muy raro

Queridos lectores, a estas alturas del viaje ya empezarán a conocer mi afición por los flashbacks, sí, pues hoy les ofrezco otro. En este caso les pido que se retrotraigan a los primeros años 70, años de descubrimiento y cuasi destape. Años de Seat 124, de viajes interminables por la posteriormente bautizada como la A-4 en los que a la altura de Aranjuez se oía por primera vez desde el asiento trasero:


-Papá, ¿Cuánto queda?
-Todavía un rato, empezad a contar cuántos coches de cada color pasan.

Media hora después, la primera estimación ofrecía el siguiente recuento: 13 rojos, 10 verdes y 25 blancos, combinados con dos Simca 1000 de un naranja discutible y un azul alabardero que vestía un Renault 12 (Nótese cómo han cambiado los colores de los coches en 30 años, ahora son Verde planeta, Gris Technical o Azul Mica).

Pues bien, nos remontamos a una casa en las afueras de alguna ciudad en la que se prepara la celebración del cumpleaños del niño Quique, el papá de Enriquín es futbolista (aunque no muy bueno) y su madre es artista, igual que la tía Lola. Precisamente, mamá y la Tita acaban de volver de Argentina, tierra en la que a mamá aprecian mucho, no como en España donde la tildan de segundona (nótese también que la mamá de nuestro protagonista es un poco como Riquelme, aquí no ha jugado a nada, en Argentina es uno de los grandes).

Unas horas antes de la celebración, nuestro protagonista se encuentra jugando en su habitación, agachado con sus chapas de Bitter Kas con las que imagina que es entrenador de fútbol. El sistema que propone en el juego es el de moda en ese momento, el 3-2-5 (bueno, no en todos los equipos, hay unos melenudos hippies de Ámsterdam que juegan de otra manera, pero qué se va a esperar de ellos, los holandeses pueden fumar porros y abogan por el amor libre).

-Quique, ven aquí que ya ha llegado toda la familia- dice su madre.

El caso es que, el homenajeado no se siente a gusto en la fiesta, siempre le pasa lo mismo, en toda las celebraciones la Tía Lola empieza a destapar su arte, su prima Rosario baila enseñando el ombligo y su tío (inventor, o eso dicen, de la rumba catalana) y su primo Antonio rasguean la guitarra como en trance. También está la prima Lolita, claro, pero ella es peor aún, desde que estrenó la adolescencia no para de tararear:

-Amoooooooooooor, Amoooooooooooor, Amoooooooooooor.

Quique aprovecha una distracción en la improvisada zambra, para volver a escaparse a su habitación donde sigue jugando con sus chapas, hasta que la Tía Lola entra en la habitación para despedirse, pisoteando y desordenando sin miramientos su juego favorito con sus altísimos tacones. Él, desolado, oye como desde fuera su tía le dice a su madre:

-Carmen, este niño es muy raro.

Pero se da cuenta de que su tía, a base de patadas ha cambiado las chapas de sitio y ahora están dispuestas en un 4-4-2 con carrileros largos, dos mediocentros y dos extremos abiertos. Quique empieza a mirar extrañado y se pregunta si se podrá jugar al fútbol así….

Este flashback que acaban de tener ustedes es exactamente el mismo que el entrenador del glorioso Atlético de Madrid tuvo el jueves 26 de agosto en la habitación de su hotel de Montecarlo. A la mañana siguiente, anunció a sus jugadores que Domínguez iba a jugar de lateral para tapar a Maicon, que Simao volvería a ser titular y que, en definitiva, iban a jugar un poco distinto a lo que la moda de la época dicta para los equipos grandes.

El resto, ya lo conocen ustedes…

1 comentario:

  1. Mira que no decir nada del 4-0 y el liderato ...

    Sois el equipo de moda!

    D

    ResponderEliminar