jueves, 29 de agosto de 2013

De desguaces e intermediarios de cebollas

Miraba El Cholo por la cristalera de uno de los funcionales y modernos salones del hotel en el que el equipo se hospedaba mientras daba cuenta mecánicamente de un café con leche y de una rebanada de pan con tomate y pernil de la tierra. Quedaban pocas horas para el partido y nuestro técnico pensaba en los últimos ajustes, en las palabras exactas a utilizar para exacerbar el ánimo de los suyos justo antes de salir al campo. Tomaba Simeone su merienda, esa comida tan ninguneada por nutricionistas y endocrinos, siempre pendientes del desayuno como base de todas las teorías, y ya las ediciones digitales de los periódicos daban por hecha la venta de Demichelis en lo que se calificaba como una operación redonda como un donut de chocolate. No quería Simeone acabar de creer lo que se oía y se preguntaba con qué cara le tendría que pedir al central argentino que se dejara la piel en el campo si en algún momento las circunstancias del partido aconsejaran u obligaran su participación. Pensaba El Cholo en lo de la operación redonda como una rueda de tractor e intuía que había algo que se le escapaba, algo que ni los que gobiernan el fútbol ni los que dan fe de ello en los medios deben conocer. Lo de Demichelis sería una operación redonda como una pizza cuatro estaciones si estuviéramos hablando de intermediarios de cebollas, por ponerles un ejemplo: ¡Que negocio he hecho, Ceferina! Le compré un cargamento de cebollas a un agricultor a quince céntimos el kilo y lo he vendido en el mercado central a setenta. Redonda como el volante de un autobús de la EMT sería también si de operaciones de las que se realizan en un desguace hablamos, compra usted un coche para el arrastre por cien euros y vende sus piezas por más del triple de lo que pagó por él. Cavilaba Simeone sobre la redondez de ciertas operaciones cuando, ya después de acabar con su merienda, se encontró con el Mono Burgos en el hall y comentaron que, más allá de redondeces e incluso esfericidades, ellos iban a disponer de un central menos para afrontar el curso y que si no sería posible que ciertas operaciones estuvieran pergeñadas por gentes de despacho que debieran dedicarse a intermediar en la compra de cebollas o a comprar coches para el arrastre. No se les daría mal, ya que casi todo lo que tocan queda para echarse a llorar o para el desguace.


Salió el Atleti al campo dispuesto a afrontar otra final y salió con el equipo de gala y con Courtois de amarillo, algo que nos gusta más. Salió el rival con Marimar Jr. de titular y salió con Chés en vez de Iniesta, hechos que reflejan a las claras que el nuevo mister culé no solo tiene problemas de gusto a la hora de elegir americanas de vivos colores. Comenzó el partido y se echó el Atleti un poquito demasiado atrás, tal vez tímido o tal vez agazapado, vayan ustedes a saber. Amasaba el balón el rival y pudo hacer daño a los nuestros tras un par de esas combinaciones infinitas y algo cansinas. Pasaban los minutos y a cada minuto que pasaba respondía el Atleti adelantando un metro las líneas y ganando en seguridad y aplomo. Encontró el rival la coartada de la supuesta violencia rojiblanca para intentar disimular su impotencia y empezaba a salir el Atleti a la contra con mala idea, con Arda manejando el avance desde el centro y con Diego Costa como primera línea de infantería. Pudo cambiar el partido de manera drástica antes del descanso, pudo ponerse el Atleti por delante a pies de Koke, pero sobre todo en un remate del turco que el suplente en la selección del suplente en su equipo sacó de forma increíble y ya no hubo tiempo para más que para que el Atleti se marchara al vestuario dueño del partido y confiado en el plan y el rival se fuera a la caseta con Xavi y Busquets erigidos en asesores del árbitro en lo que a cuestiones disciplinarias se refiere.



Nada más mostrarse, la segunda parte heredó lo que se vio en el final de la primera: el Atleti mandón y lleno de peligro y el equipo del novio de Shakira enfurruñado, con esa típica rabieta que los niños consentidos desarrollan cuando alguien osa discutir la propiedad de un juguete o el orden establecido. Volvió de nuevo el cancerbero que ayuda a calentar al futuro padre del hijo de Sara Carbonero a sacar una mano con tintes de milagro tras disparo intencionado de Villa y fue entonces, justo entonces, cuando el colegiado, bien asesorado por los mediocentros que vestían de azul y grana, decidió que hay ciertos asuntos que no deben cambiar a lo loco de la noche a la mañana. Hay ciertas cosas que tienen un orden, un guión establecido. Usted es el protagonista de la película y aquel señor del sombrero es un secundario, esto es lo que hay. No debe el secundario robar un plano que no le corresponde supuestamente, no debe uno saltarse ciertos escalafones decididos en redacciones y juntas extraordinarias de intermediarios de cebollas encerrados en los cuerpos de presidentes de clubes de fútbol. Pensó en todo esto el trencilla y pensó también en los estudios de sus hijos, en el seguro médico privado y en lo que pudiera llegar a pasar si al final de la película el malo, que para ustedes y para mí es el bueno, se llevara a la chica del brazo.

Expulsó el árbitro a un Filipe que cinco minutos antes había sufrido un plantillazo alevoso del jugador que colecciona balones dorados por un forcejeo con Alves, ese jugador con vocación de artista circense, tras consultar con un linier que estaba a sesenta metros de la jugada, lo que justifica las reticencias de Platini y Blatter a la hora de introducir las nuevas tecnologías en el fútbol. Con semejantes facultades visuales en los auxiliares de banda, el ojo de halcón es algo claramente superfluo. No contento con eso, expulso también a Arda, que ya estaba con sudadera y chancletas en el banquillo, probablemente por decirle en otomano antiguo lo que merecía y hasta pitó un penalti cabriolero que fue desperdiciado por el ayer desdibujado astro del gesto ausente. Aguantó el Atleti con diez y metió el miedo en el cuerpo a aquellos que no acostumbran ni gustan de sentirlo. Achuchó el Atleti con casta y un orgullo que ayer todos sentimos durante y tras el partido y se vino para casa con la cabeza alta y la convicción fuerte, como debe de ser.


Esta tarde, a la hora de la merienda, Simeone se tomará de nuevo un café con leche y puede que hasta una rebanada de pan con tomate. Si le apetece, le pondrá encima una loncha de jamón mucho más bueno que el de la tarde anterior y se sentará tranquilo a ver lo que depara el sorteo de Champions. Mientras discurre el sorteo y sale una vez más Butragueño a sacar los rivales más débiles posibles para acomodarlos en el grupo del equipo de las mocitas, pensará El Cholo en lo que se ha acortado la distancia entre ellos y nosotros. Reflexionará también nuestro técnico sobre lo difícil que el entorno va a poner dar ese último paso, el de la igualdad plena, el de os voy a mirar a los ojos y sé que no os gusta, sé que estáis acostumbrados a mirar a los demás por encima del hombro y no os manejáis bien si no es así. Pensará también en lo difícil que desde dentro le pondrán poder dar ese último paso. Pensará en Demichelis el efímero, el central que será recordado como el Juan Pablo I de los fichajes del Atleti. Pensará en las operaciones redondas y en lo cojo que se le queda el equipo a pocos días de vista del cierre de mercado. Pensará en formas y maneras de seguir haciendo del agua caldo y hasta en desguaces e intermediarios de cebollas, cómo no….

4 comentarios:

  1. El Atlético ha jugado dos partidos enormes, pero como usted bien, las cosas no deben cambiar a lo loco. Lo bueno es que el Atleti está dispuesto a saltarse el orden preestablecido.

    Han demostrado que pueden, ahora hace falta que les dejen.

    Abrazos.

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    1. La distancia, que era sideral, se ha minimizado y queda solo un paso para llegar a ellos. A pesar de repartos, malas gestiones y ventas escandalosas, ahí ha sido capaz de poner el Cholo al equipo...

      Abrazos

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  2. En su tabla de elementos volátiles rojiblancos no olvide añadir, a la derecha de Demichelis I el Breve, a Micael I El Instantáneo o a Roberto II (por su segunda intentona rojiblanca) el Ubicuo (que llegó a estar en 3 equipos diferentes un mismo día).

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    1. ...¿y qué me dice de Maguy I El Secuestrado o Desaparecido, que a día de hoy no queda claro porque sigue sin escribir?

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