viernes, 26 de octubre de 2012

Fea crónica del Atleti-Académica, pero fea de verdad...


Acabó la noche fea, pero fea de verdad. Fea con ganas. Fea de solemnidad. No es que hubiera empezado bonita, nada de eso, que fea nació igual que murieron la mañana y la tarde, pero ya se sabe que las noches se miden por cómo acaban, al igual que se ponderan las mañanas por cómo nacen y las tardes por cómo se quedan. Fea estaba la noche, también húmeda y fría, lo que ya va pegando por las fechas en las que estamos. Sacó el Cholo para enfrentarse al Académica a la cara b del equipo, esa cara b que hubiéramos tildado de fea e incluso suicida en otros tiempos y que, gracias a las artes de embellecer lo estéticamente discutible de nuestro entrenador, nos hace mirarla desde otros ángulos descubriendo maticen interesantes donde antes solo hubiésemos visto fealdad.

Nació el partido feo también. Nació sin dueño reconocido. Sin alma. Salió flojo de chiqueros y uno hubiera esperado pañuelos en la grada para devolver el partido a los corrales si no hubiera sido la noche tan fea, que no daban ni ganas de meter la mano en el bolsillo para sacar nada que no fueran unos caramelos de menta sin azúcar. Como ante tantas otras cosas feas que hay en la vida, la parroquia pensó que si no se miraba mucho hacia el juego sería como si no existiera, por lo que empezó la valiente hinchada que se dio cita a la Ribera del Manzanares a no prestar demasiada atención al partido ni a la noche. Se formaron corrillos que glosaban sobre ejecuciones de desahucios o de opciones de compra de mediapuntas estrábicos a precio de delanteros rompedores. Se hablaba de la posibilidad de que Don Cristino, el que vive en ultimo piso de una de las torres del Puente de Segovia, convenciera a su suegra para convertirse en émula de un Baumgartner cañí que saltara desde el tejado del edificio pertrechada con un traje ignífugo confeccionado con bolsas de basura con asas y latas de cerveza San Miguel. Se hablaba de si la deuda de Doña Araceli con Doña Olalla ha llegado al nivel del bono basura después de tres meses sin devolver los tres euros que se le prestaron para adquirir un bocadillo de atún con pimientos morrones en un momento de flaqueza espiritual. Hablaba la afición de sus cosas hasta el momento, empezada ya la segunda parte, en el que Don Hilario, siempre tan cabal en su papel de reserva espiritual de la templanza del segundo anfiteatro, aconsejó que acabaran las conversaciones cruzadas y se prestara atención al partido, aunque la atención fuera difusa y dedicada solo al equipo rival, apoyando su petición en el hecho de que en cualquier momento un fondo de inversión con supuesto capital portugués hace desembarcar en nuestra plantilla a los tres jugadores del Coimbra que menos se caigan al suelo espontáneamente.



Siguiendo los consejos de los que saben, empezó la grada a echar más cuenta de lo que sucedía en el rectángulo de juego, hecho que fue agradecido por los ponentes en forma de gol de Diego Costa, de falta flojita pero magistralmente colocada por Emre y de gol lusitano para otorgar supuesta emoción. No crean que la afición se metió en el partido tras ninguno de estos hechos, no. Seguían comentando, aunque fuera por lo bajinis, para no desairar a Don Hilario. Hablaban de si este fin de semana que viene es cuando se cambia la hora, hablaban de si la sección de El Soplo de Manolete ha pasado a ser un foro de cardiología, dado el nivel de aciertos del susodicho periodista o peroraban sobre si los abrigos de ahora no tienen nada que ver en cuanto a poder calorífico con los de antes. Hablaban también de los nueve puntos conseguidos en la primera vuelta de un grupo que ya se antojaba facilón y de las ilusiones depositadas en la liga al despedirse para ser tragados por la fea noche. Fea con avaricia, fea sin mesura. Fea como un hijo no deseado engendrado por el feo de los hermanos Calatrava y Rossy de Palma en una mañana de resaca. 

6 comentarios:

  1. Pero fea oiga, como pegarle a un padre con un calcetín sudado el dia de su cumpleaños, tela de fea, fea como aquel que de niño su madre le ataba morcillas para que los perros jugaran con el, fea como la que se perdió en el bosque y los lobos hacían candelas para que no se acercara. Que cosa más fea.
    La suerte es que tenemos al Cholo (we trust). Y al otro turco, que lo hizo guapamente. Así si, oiga.
    Siguiente caso. Osasuna. A seguir la racha...
    Ya vienen...
    Buenos días.

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  2. Feo partido y fea noche, en efecto. Más o menos lo que todos esperábamos.
    Se puede ir sacando alguna conclusión positiva:
    -Diego Costa y Emre entrarán bastantes veces como titulares por méritos propios.
    -Muy bien Pulido. El Cata, aunque creo que se come el gol, da absolutas garantías atrás.
    Y alguna negativa:
    -Adrián no termina de arrancar.
    -Tiago sigue horroroso.
    -Silvio no quiere jugar al fútbol.
    Este próximo noviembre nos va a decir dónde estaremos, por qué lucharemos. Se acerca el invierno. Y no le tememos.
    Saludos cordiales.

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  3. Una de las muchas cosas buenas que ha conseguido Simeone es que estos partidos feos a rabiar antes migraban a partidos de pesadilla y ahora, a trámites de discutible estética.

    Coincido con Don Paul prácticamente en todas sus afirmaciones, si bien me gustaría matizar que Tiago no es que siga horroroso, es que debe ser catalogado como exfutbolista directamente....

    Buenos (y parece que un poco más guapos) días...

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  4. La competición no da para más, don Emilio. Esta fase de grupos es un tostón. Lo mejor es la clasificación, que está prácticamente lograda, y que Falcao se va a ahorrar seis partidos.

    Un abrazo.

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  5. Esta competición nuestra y la de los supuestos ricos son de un aburrido en las fase de grupos que abruma...

    Y no olvide usted el ahorro del turco, que hay que economizar con él y sus microroturas fibrilares...

    Un abrazo

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  6. Noche fea, pero que no sabe del todo mal, con 3 puntitos más para dar ya por casi finiquitada esta sencilla fase de grupos. Me quedo con la sensación de que, partidos como éste que ahora ganamos, no hace mucho se hubiesen convertido en vergonzosas derrotas.

    Un saludo!

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