lunes, 20 de agosto de 2012

Crónica entre sueños...


– ¿Me puede facilitar su nombre para que pueda dirigirme a usted con la consiguiente cercanía? –preguntó aquella voz impostada tras su presentación y los doce minutos de sufrida espera del comunicante escuchando un arreglo para violín y órgano Casio de Las Cuatro Estaciones.

– Emilio. Pero llámeme Don Emilio, que me siento más cómodo.

– Ehh...Está bien. Y dígame Don Emilio, ¿qué le trae por este centro de soporte?

– Pues mire que quiero ver el fútbol, y si no fuera mucho pedir, empezando por el partido de esta noche.

– ¡Uy!, pues tiene usted una fortuna bárbara. Precisamente hemos sacado una oferta que le permitirá ver cuarto y mitad de liga, garantizando que siempre podrá ver al menos un partido de Pili y Mili en exclusiva.  

– Ya…Pero es que no me interesan los partidos de Pili y Mili. Servidor más bien quisiera…

– ¡Permítame que le corte! Pero es que no le he contado lo mejor. Con esta promoción que le he ofrecido, podrá usted acceder a los partidos de Champions de Zipi y Zape por una cantidad nimia, testimonial casi.

– Entiéndame, no tengo la más mínima gana de ver ningún partido de Zipi y Zape y además, la Champions me parece una competición de una previsibilidad urticante. Señorita, yo quiero ver al Atleti.

– ¿Al Atleti? –respondió la eficiente operadora tras unos segundos de silencio para rumiar la inesperada aseveración –. ¿No querrá usted mejor abonarse al paquete de series lacrimógenas? ¿O tal vez a un nuevo canal que exhibe durante 24 horas a ñus del Serengeti cruzando ríos infestados de cocodrilos?

– Señorita…

– Le voy a pasar con un encargado…No se retire…

Otra vez la dichosa musiquita. Si Vivaldi levantara la cabeza seguramente se suicidaría al ver a su obra convertida en carne de presintonía.

– Buenas tardes. Soy Edelmiro Colectivas, encargado de atención al cliente. ¿Me podría facilitar su nombre para que pueda dirigirme a usted de manera casi campechana?

– Emilio. Pero llámeme Don Emilio, que me encuentro más en mi jugo.

– Encantado, Don Emilio. Me comenta la compañera que tiene usted una petición algo…especial, digamos. Por ello, y por la fidelidad que ha mostrado usted escuchando estoicamente veinticinco repeticiones de nuestra cancioncilla corporativa, le ofrezco el paquete, con perdón, de balompié terminal por la módica cantidad de 19,95 más impuestos, claro. Con el paquete de balompié terminal se asegura usted todas las competiciones nacionales, internacionales y una cobertura exclusiva de los campeonatos del mundo de brisca que comienzan en breve en Calzada de Calatrava. Una ganga, oiga…

– ¿Y al Atleti podré verlo?

– ¿Al Atleti? Pues no creo, la verdad. Pero sepa usted que se asegura, al margen de lo de la brisca, siempre los dos partidos de Hernández y Fernández con una cobertura idílica. Podrá ver cualquier mohín que tanto The Special K como el Heredero del Profeta hagan desde los banquillos como si los tuviera usted sentados en su sofá con cheslón…

– Mire, déjelo. Por cierto, ¿me podría facilitar usted el nombre de su señora madre para que pueda acordarme de ella y de sus antepasados?



Comenzó la liga para el Atleti y lo hizo a traición. A traición por los horarios, a traición porque el aficionado no tuvo tiempo casi de enterarse de por qué canales se va a ver el fútbol en casa y a traición porque hasta a los laterales del equipo les pilló la cita desprevenidos y algo doloridos. Comenzó la liga a deshora, a caballo entre el domingo y el lunes. Comenzó con este reparto de horarios pergeñado por alguien que indiscutiblemente prefiere el baloncesto o el dominó al fútbol. Comenzó y algunos aficionados atléticos no sabían si ir a ver el partido a un bar de los de toda la vida o a un discopub de ambiente retro.

– Pero Genaro, ¿no vas a poner el partido del Atleti?

– Sí, majo y mañana a las cinco y media vienes tú a abrir para dar los desayunos, ¿no? –añadía Genaro echando el cierre del bar donde ya descansaban las banquetas sobre las mesas haciendo figuras que recordaban a obras escultóricas posmodernas.

Comenzó la liga y salió el Atleti contrahecho. Con tres centrales y solo un lateral. Con un jugador específico de banda en un lado y un delantero en el otro. Salió extraño pero costumbrista. Con esa costumbre tan nuestra de salir sin enterarnos demasiado de que ha empezado el partido. Fruto de la caraja habitual que asoma cuando el equipo sale a provincias, nos encontramos con un gol en contra de esos que caen antes de romper a sudar. Tenía la cosa sabor a añejo, a recuerdo lamentablemente conocido y poco ayudaba a espantar esa sensación la inseguridad defensiva y las intervenciones de un Courtois que últimamente sale del marco con maneras de turista centroeuropeo bailando el baile de los Pajaritos.

A estas alturas de la película, esto es, alcanzado el minuto siete de partido, el panorama era tal que los que se habían atrincherado en el bar de siempre impidiendo su cierre desfilaron cabizbajos para casa y los que se habían dejado caer por el discopub dieron la espalda a la televisión para echar unas palabritas con una moza de Ávila que bebía sola. Con algunas ganas de desdecir el guión establecido por tantos años de batacazos, tomó el Atleti el control del balón con escasa profundidad pero con insistencia. A falta de sopesar en posteriores envites el juego del equipo, queda claro que en este nuevo Atleti gana peso Arda, lo que gusta al que suscribe, y colateralmente también lo gana el Cebolla, lo que no es muy aconsejable en sentido literal viendo cuan ajustada le queda la camiseta. Nuestro turco favorito tiende a la asociación por banda izquierda lo que favorece al jugador uruguayo y al lateral de aquella banda cuando éste no sea un central, como ayer. Quedó ayer la banda derecha enterita para Silvio, que aunque parezca chiste era el único lateral sano y para un Adrián que anda todavía con pesadillas olímpicas en la cabeza. Anduvo ayer Falcao como ya anunció a lo largo de la semana, algo dormido y anduvieron los mediocentros tan poco relevantes como recordábamos. Aquel dominio del que les hablaba desembocó, más por genialidad que por juego, en un meritorio gol de Turan, empeñado en seguir alimentando a base de detalles a la legión de entregados a su causa. Siguió el dominio, aunque casi vacío de oportunidades, ante un adversario agazapado que metía miedo cuando acertaba a salir de la comodidad de sus líneas tan juntitas hasta que se vino el descanso y con él, se vino el lunes también.

(Llegado este punto de la crónica, el autor debe reconocer el acaecimiento de más de una cabezada durante la segunda parte por lo que la gerencia del blog no se hace del todo responsable del partido visto o más bien oído durante los siguientes párrafos)

Comenzó la segunda parte con el aficionado mirando al reloj de manera nerviosa. Los más y los menos echaban cálculos de las horas de sueño que restaban hasta que el despertador mañanero impusiera su estridente canto. Debieron ambos contendientes darse cuenta de esa desazón que reconcomía al respetable y firmaron un pacto de no agresión encubierto. A uno le servía el empate y a otro le acababa valiendo. Para ser justos, partidos así y a estas horas deberían dirimirse mediante tanda de penaltis. A ciertas golfas horas, el cuerpo no entiende de fútbol sosegado, de dominios alternos ni de tácticas más o menos conservadoras. A ciertas horas de la madrugada, el cuerpo entiende de taquicardias, de disparos de adrenalina y de tandas desde el punto fatídico para ver quién pasa a la final del Trofeo Carranza.

Poco queda que decir sobre el encuentro salvo destacar los debuts de Kader y Oliver, notable el primero, más que aseado el segundo, que, más allá de los trasnoches y los inicios a traición, dejan aroma a jugadores de gran futuro que afortunadamente han topado con un entrenador que se atreve con ellos. Un punto. Poco más. Pronto para mayores análisis y tarde irse a la cama un domingo. Vicios desesperadamente reconocibles y nuevos gestos prematuramente esperanzadores. Tal vez poco para una noche traída tan a traición.

– ¿Y eso es todo lo que va a decir de la segunda parte? Pues sí que estuvo usted dormido, Don Emilio.

– Mire, hágame el favor de facilitarme su nombre y el de sus allegados más directos, que les voy a dedicar un sentido homenaje en forma de corte de mangas….

6 comentarios:

  1. Mi estimado D. Emilio, poco mas se puede añadir a este partido que se ha quedado un punto por encima de pachanga veraniega y sólo dos por debajo de entrenamiento de pressing catch de lo que arreaban los sucedáneos azulgranas.
    Ademas no hay derecho, oiga. Mi maltrecha economía no puede soportar el pago de tanto café y de tanta bebida estimulante. A los parias de la Liga no nos dan derecho ni a dormir. Y eso que en varias fases del encuentro, la cosa invitaba a ello.
    Pero vamos...zzzzz..¿eh?..¡Ah si!, un puntito, un equipo mas trabajado pero con cositas que pulir, una plantilla descompensada claramente pero en la que confían los que hay (o eso parece) y dos chavales ilusionantes a poco que se acoplen. No dirá que no veo la botella medio llena...

    Buenos dia...zzzz

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  2. Sepa usted, mi querido Don Carlos, que servidor sacó varias conclusiones del partido de ayer/hoy que coinciden en parte con las suyas:

    1) Por más que te atrincheres en la siesta dominical, es durísimo eso del despertador a las 6:30 tras tanto trasnoche.

    2) Con tanta ola de calor y tanta bebida activadora de la neurona, no hay manera de dormirse hasta las dos y pico, con el consiguiente menoscabo para la actividad laboral.

    3)Cholo lo tiene claro, sabe que tiene que ser cuidadoso y prudente con el chaval, pero se atisba un futuro cercano con Arda y Oliver llevando la manija.

    4) También me he levantado con una sensación de botella medio llena, aunque tal vez sea fruto de un sueño traído por un inconsciente repleto de imágenes de Ballesteros y el Cebolla...Vaya usted a saber.

    Buenos días...

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  3. :-DDDD. ¡Muy bueno lo del corte de mangas! ¡Y lo de ver la segunda parte mirando cómo el reloj avanzaba peligrosamente hacia las 5,30 h. también! (le juro que me pasó ayer tal y como lo cuenta). No me queda claro, por cierto, si le gusta o no le termina de convencer el Cebolla. Posiciónese de una vez, mentecato. Y completamente de acuerdo con el Erasmus Courtois. ¡Virgen del amor hermoso, y qué empanao nos ha empezado el año! Cada balón colgado lateralmente es un puto vuelco al corazón.

    Pues nada. Ya estamos todos de vuelta al tajo (bueno, más bien yo, que usted no ha parado). Un fuerte abrazo.

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  4. Lo que se nota es que hay profesionales en contar lo acaecido a la nave rojiblanca, con tanta gracia,precisión y acierto como Tomás Rodriguez y Emilio Muñoz. Uno se encuentra afortunado de leer sus crónicas, que sobrepasan de largo y superan con holgura las actuaciones de los que visten de corto. Ambos tienen un mérito inmenso y si no fuera por ustedes y algún otro como ustedes, el que escribe hace tiempo que habría abjurado de esta fe. No sé hacia donde camina el fútbol español y el alieti de los giles, pero sea donde sea, cada vez me gusta menos. No decaigan en su generoso esfuerzo. Tal vez el futuro nos ofrezca grandes momentos que disfrutar, y yo quiero que sean ustedes los que los cuenten.

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    1. Con anónimos tan amables y que se explican tan bien como usted, uno empieza a comprender por qué no fue casualidad lo del Cantar del Mío Cid y lo del Lazarillo de Tormes.

      ...y usted que lo vea (a lo de nuestras crónicas me refiero)

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  5. No me disgusta el Cebolla, querido amigo. Ni mucho menos.Eso sí, siempre que todos tengamos claro que se trata de un notable actor secundario pero nunca un protagonista de los que provoca suspiros en los patios de butacas.

    Lo de Courtois ha llegado a ser desesperante, y mientras tanto, Joel buscando un billete a casi ninguna parte para poder buscar minutos.

    Un abrazo enorme, Don Tomi. Ya sabe lo que se le quiere en esta casa...

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