jueves, 12 de abril de 2012

Cuando éramos mucho más jóvenes...

Cuando muchos de ustedes y yo mismo éramos mucho más jóvenes de lo que somos ahora, uno vivía partidos como este de una manera especial y diferente. Éramos tan insultantemente jóvenes, que los resultados y los puntos que se ponían en juego no se convertían en factores a los que aplicando un logaritmo neperiano y varios paréntesis que multiplicados por un número indeterminado de carambolas favorables en los marcadores de rivales que en ese tiempo no lo eran, nos pudieran otorgar un “siga usted buscando” en el rasca y gana del acostumbrado cuento de la lechera que supone una clasificación europea esmirriada y alevosa. Antes, el Atleti ganaba casi todos los encuentros y, en los que no estaba tan clara la victoria, como en partidos como éste, el resultado era de todo menos predecible. Les contaba lo de la insultante juventud porque en aquellos tiempos, encuentros así traían cola durante toda la semana, pero no en platós y estudios de tertulias de bufanda y vena hinchada, no. Antes la previa de los derbis se jugaba en los patios de los colegios.

Ya desde una semana antes, los recreos andaban convulsos con la ritual danza que se ejecutaba un par de veces al año. A un lado, esa mayoría de niños que simpatizaban con los colores asidos al señorío desde la victoria pero en raras ocasiones desde la derrota. Al otro lado, los niños del Atleti, que en ese tiempo no éramos tan pocos como lo son ahora y estábamos mucho más convencidos de nuestra condición. Bien es verdad que para este tipo de encuentros siempre se necesitaba rellenar la plantilla colchonera con ese compañero rarito que era del equipo exomesetario porque a su madre le gustaba el pelo de Neeskens y con el que era del Burgos porque sus padres acababan de llegar como quien dice a la capital siguiendo los flujos migratorios de la Transición española, ya que no en vano el ser atlético siempre ha tenido un toque de distinción especial y exclusivo que nunca ha estado al alcance de las masas.

Comenzaban las hostilidades con los mozalbetes dejándose la piel en cada lance, como hacían sus mayores en ocasiones así. Con porteros que se lanzaban a atrapar el balón en singular palomita sin tener en cuenta una nueva rotura de ese pantalón con tantas cicatrices como rodilleras cosidas de manera superpuesta para tapar agujeros y dar aspecto de piloto de MotoGp. Con volantes que seguían presionando entre bocado y bocado del gomoso bocadillo de mortadela. Con delanteros habilidosos y hasta algo chupones y con defensas en los que parecía nacer el bigote a pesar de tener apenas diez años. Defensas que colocaban a su equipo a golpe de voz atiplada de preadolescente. Todos fuimos Mejías, Pedraza y Rubio. Nuestro compañero de banco tiraba las faltas como Landáburu, el delegado bajito era un Marina resabiado y el gafitas de la clase corría la banda con la velocidad de Quique Ramos. Muchas veces perdimos y muchas otras ganamos esos partidos sin más descuento que el que otorgaba el timbre de vuelta a las clases. Casi nunca fueron capaces los profesionales de coincidir con nosotros en nuestros abultados resultados. Muchas veces se perdieron los partidos de los grandes, muchas otras se ganaron. Eso sí, en ese Atleti de mayores había también un defensa con bigote que tiraba la línea a golpe de vozarrón, miren por dónde.

Tras la sudorosa y agotadora previa, llegaba el día del partido. Uno se comía el arroz rápido y casi sin masticar para estar ya desde antes de las cinco pegado al transistor que moraba en el cuarto de estar. Allí, uno imaginaba cada jugada que se producía, se mordía las uñas, saltaba con las oportunidades e incluso con los anuncios de Boquillas Targard. Dependiendo del resultado nuestros padres, en un alarde de irresponsabilidad, nos dejaban trasnochar para ver los goles en Estudio Estadio y así poder sentar cátedra en el debate de la mañana siguiente sobre si Votava chutó o centró en aquel balón que se envenenó. Eso sí, los debates duraban hasta la hora del recreo. A un lado, los otros. Al otro, los del Atleti, reafirmados en sus creencias fuera cual fuera el resultado del día anterior. La rueda volvía a girar, esta vez para jugar el postpartido. Muchas veces ganamos y muchas otras veces perdimos….



Puso Simeone prácticamente todo lo que tenía en liza. De entrada parecía lo más razonable ir a por el partido sin pensar en utilizar tácticas más edulcoradas. Se aferraron los nuestros a la presión y también algo a la imprecisión en los primeros minutos. Salió un partido algo bronco. Espeso. Balón dividido y pugna viril. Casi sin darnos cuenta, se fue el Atleti asentando y, si alguien nos hubiera preguntado en ese momento, la emoción nos hubiera llevado a decir que no solo estaba dando la cara sino que incluso merecía. No crean que fuera aquello una hemorragia de oportunidades y de juego total, no, pero era algo. Toda una generación de atléticos se permitió creer un poquito a base de embestidas poco profundas, desde el que vivía su primer partido consciente con el chupete todavía en la boca hasta la que a sus trece años recién cumplidos vuelve a casa los viernes algo achispada y discute con sus progenitores por casi cada cosa. Ninguno de ellos vio nunca ganar al Atleti un partido contra este rival. Se dice pronto.  

Todas esas creencias que eran una sola se difuminaron a raíz de un gol típico de patio de colegio: cañonazo desde lejos que se traga un portero barbilampiño después de que el balón siguiera una trayectoria parecida a la que tomaban los esféricos de goma con logotipo de España 82 cuando eran golpeados con la uña del gordo. Baño helado de realidad. La pegada dicen algunos mientras otros maldecimos por lo raros que siempre nos parecen los goles que encajamos contra el equipo del parque temático petrolífero. Aún así, se levantó el Atleti, no de golpe, que eso siempre marea un poco, pero se levantó. Siguieron los nuestros intentándolo con más corazón que cabeza, con más esfuerzo que claridad. Se nos vino el descanso encima y muchos padres, en un alarde de responsabilidad horaria, mandaron a la cama a esos atléticos bajitos que creen sin haber visto. Fue lo mejor que pudieron hacer.

Fue lo mejor porque aunque se perdieron el gol que insufló una esperanza efímera, lo oyeron desde sus dormitorios justo antes de caer en los brazos de Morfeo y pudieron soñar con romper la dolorosa racha. Durmieron con la felicidad que da la ignorancia de no haber visto esos últimos minutos de sangría. De acularse en tablas, de penaltis atropellados e innecesarios, de televisores apagados entre imprecaciones y de gente pidiendo la cuenta en el bar veinte minutos antes del final. De impotencia y de asunción de que solo es posible la pelea montados en el caballo de una sobreexcitación que acaba acalambrando muslos y gemelos. De lo vacío que está el banquillo y lo llenos de apuntes que están los balances en el apartado del debe. Sí, fue lo mejor.

Puede que esta mañana esa generación de atléticos que han dormido como troncos no hayan caído en preguntar a sus mayores por el resultado final. Puede que no lo hayan hecho viendo las ojeras que el dormir atormentado ha dejado en los rostros de sus progenitores. Irán al colegio y evitarán hablar de fútbol centrándose en los ejercicios de fracciones y en cómo simplificar numerador y denominador con salero. A la hora del recreo se acercarán a sus compañeros con la inercia de cada día y se planteará el partido acostumbrado, no cómo un epílogo de lo de ayer, sino como un eterno prólogo del único partido que en estos tiempos importa. A un lado, esos que idolatran a la recua de lusitanos que celebran los goles de manera malencarada. Al otro, esos que simpatizan con el equipo del barroco ilustrado: azul mediterráneo y grana de falsa humildad transmesetaria. Se le unirán los niños del Atleti, esos de los que cada vez hay menos, para rellenar el partido. Se les añadirá también ese niño apocado que es del Burgos aunque ya nadie recuerde casi en qué categoría anda metido el Burgos. Jugarán el reñido partido con una certeza: de un tiempo a esta parte muchas veces perdimos, ya nunca ganamos. 

18 comentarios:

  1. Majestuoso Don Emilio. El epílogo es una triste y cruda descripción de la realidad actual.

    Yo también jugué aquellos partidos en el patio del colegio y en el descampado que había enfrente de mi casa. Los sábados mi madre me daba la camiseta rojiblanca recién planchada y yo regresaba a casa, a comer el cocido, con las línes blancas llenas de barro, pero entonces uno se sentía orgulloso porque veía a aquel defensa con bigote manchar la camiseta de igual manera y marcharse ovacionado del Calderón mientras el viejo transistor narraba los partidos que luego veíamos resumidos en Estudio Estadio. Cuando lo echaban en primetime y en la segunda cadena. Cuando el Atleti importaba.

    Y yo también apagué el televisor cuando vi a Godín repetir la torpeza de Zaragoza. Pero no pasa nada, se volverá a pagar por el 50% restante de su pase y se volverá a poner la mano tras la espalda para trincar una nueva comisión. Y ya puede seguir haciendo todos los penaltis innecesarios que quiera. Ya no tenemos defensas con bigote, ni hay niños con la camiseta del Atleti manchada de barro y los resúmenes de nuestro equipo ya no importan a nadie, ni siquiera en Estudio Estadio.

    Ya no somos tan jóvenes, Don Emilio. Ya no sabemos sonreir gracias al Atleti.

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  2. Buenas, mi nombre es Antonio y soy el administrador del Blog Amor Sevillista
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    1. Sepa que he valorado su ofrecimiento Don Antonio, pero mi intención es conservar una mayoría de enlaces que estén relacionados con el Atleti o con el fútbol en general sin incluir links de otros equipos españoles.

      Gracias de todos modos.

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  3. Desolador, D. Emilio, desolador.
    Me ha arrancado usted una melacólica sonrisa con esta entrada. Ayer era el cabreo y las preguntas sin respuesta. Hoy es la melancolía y las preguntas sin respuesta. La desazón que produce la realidad y las preguntas sin respuesta, las dejaremos para mañana.
    No veo una salida a este muerto a corto plazo. No quisiera abandonarlo, pero ya tengo la moral minada. Ayer, el equipo de ramoncín era el mas vulgar que le he visto en años. Muy condicionado por sus fracasos recientes. Y sin embargo, este escaparate de saldos, de cedidos, de fogueos, de Erasmus, y de desechos de tienta no le pudo meter mano.
    Sólo me queda desear que compre un jeque al equipo y que reviente todo de una vez, a ver si de las cenizas puede resurgir, cual Ave Fenix, algo que se parezca a aquello por lo que nos peleamos un dia y no a este pelele vestido de Rojiblanco al que no reconozco.
    ¡Ah! y que no se me olvide mentar a la madre que parió a quien ha llevado a este club a esta situación triste. Ojalá revienten ellos también.
    Un saludo. Buenos dias, que nos los merecemos.

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  4. Buenas, mi nombre es Alberto Capel Otas y soy administrador del blog "Y CON ESTA VAN TRECE", en alusión al número de temporadas que va antes del catorce y después del doce. Nos encantaría poder compartir links contigo, tengo seguidores en Madeira y Guimaraes, para que veas lo internacionales que somos.

    Que no se lo tome a mal el amigo de los amores sevillistas, pero es que todavía me dura el globo y no sé cuándo se va a desinflar.

    Su epílogo, Don Emilio, sencillamente espectacular.

    Un abrazo.

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  5. Permítanme contestarles de manera global, que anda hoy el tema laboral complicado y espeso, como si fuera la salida de balón de nuestros centrales...

    ¿Saben qué es para mí lo peor? Que no aprendemos. Que volvemos a aproximarnos al partido con reticencia, que esa reticencia se convierte en ilusión mínima a medida que se acerca la hora de autos y que con el pitido inicial estamos instalados en la euforia.

    ¿Qué había en la propuesta de ayer diferente con respecto a los últimos años para que pensáramos que podría ser? Estamos hartos de analizar que el equipo cada día está más debilitado y contrahecho y aún así volvemos a encendernos como mecheros recargables al más mínimo atisbo de esperanza. Probablemente algún día volveremos a ganar, seguro que será con un gol de rebote y en posición dudosa, pero pasarán otros quince o veinte años hasta la próxima victoria y seguiremos alimentando las ilusiones en el último momento.

    Nos gusta disertar sobre si éste o aquel rinde más pegado a banda o como punta de rombo pero deberíamos tener claro que eso es lo más accesorio de lo más periférico.

    Lo único que puede devolvernos la ilusión es que se vayan los que han convertido a nuestro equipo en esta trituradora de sueños, en esa generadora de noches malas y sabores agridulces...

    Todo lo demás, es pasar el rato de una manera u otra...

    Un abrazo a todos.

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  6. Casi se me saltan las lágrimas leyéndote. Tengo 47 años llevo mas de 40 años de abonado, me planteo seriamente no volver a renovar. Estoy asqueado. Un portero cedido que le tapa la puerta a Joel o incluso a Asenjo que se traga los dos primeros; un desastroso Godín que hace tiempo que no deberia vestir esa camiseta porque la deshonrra cada vez que se la pone; y un Simeone que me está defraudando y que sólo sirve para que los "borregos"sigan cantando Cholo simeone y mientras se olvidan de los autenticos culpables, los del delito prescito. DILES QUE SE VAYAN

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  7. Insisto, todo debate que no se centre en la erradicación del auténtico cáncer de la entidad es absolutamente superfluo. Nos entretenemos con ello, pero no hay ningún calado en ellos.

    Me alegro de que le haya gustado Don Juan. Ya sabe que por aquí siempre tendrá un hueco. Bienvenido.

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  8. Cortito y al pie.

    Del artículo,majestuoso,D.Emilio.

    Del partido,otro más para borrar del disco duro de la memoria.

    De lo que uno no se olvida,aunque pudiera parecerlo,es de pasar por aquí a menudo.

    Un solidario abrazo,hoy más que nunca.

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  9. Menos mal que a partir de ciertas edades, nuestra capacidad de aprendizaje y de guardar cosas en la memoria merma considerablemente, no tendríamos espacio entre partidos decepcionantes y mamarrachadas variadas...

    Me consta su fidelidad, pero sabe que se le echa de menos...

    Un abrazo...

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  10. Cuando ya tienes los años que creo que tienes tu, y yo también la perspectiva de las cosas cambia. Se tiene más razonamiento y no se rompen los poster del Atleti de la habitación. No se puede expresar mejor la impotencia que nos corroe por dentro. Enhorabuena por escribir tan bién.

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  11. Van a acabar sonrojándome y la verdad es que el rojo no me va hoy para nada con la camisa...

    Gracias y bienvenido también.

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  12. Respuestas
    1. El problema del Atleti, es la banalización del sentimiento atlético, manifestada a través de anuncios ridículos, periódicos y periodistas burlones... y así, una ristra de marionetas en manos de una persona con la boca torcida :s

      Que pena que sólo los mayores recuerden hazañas acordes a los que lucharon por llevar al Atleti a lo más alto... menos mal que quedan(mos) atléticos de los de siempre, que nos gusta el fútbol (pero antes nuestro Atleti) y que seguimos sufriendo cada día, partido a partido, temporada a temporada, viendo como la espiral del silencio sume a nuestro equipo, poco a poco, en el más profundo olvido...

      ...que pena que viniste Tio Gilito, que pena que viniste

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  13. Sí, se ha jugado peligrosamente con el gilismo, la campechanía y el convertirse en un equipo simpático para acabar cayendo en una parodia de equipo. A lo mejor es porque , de esa manera, nadie se dedicará a hacer un análisis profundo y riguroso. Sale mucho más a cuenta poner la alcachofa para que el locuaz y chistoso presidente mudito siga dando puntapiés a la historia con sus chanzas chuscas...

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  14. Me has sacado una sonrisa nostálgica a juego con el cielo aquí hoy...yo jugué muchos partidos d esos en Carabanchel...Seguimos agarrándonos a un puntito d luz...eso es innato en nuestra filosofía...personalmente creo q debemos luchar unidos contra el dúo prescrito...tenemos y debemos conseguirlo...En cuanto al Cholo,estaba claro q era una manera de tener a la "afición" tranquila mientras ellos se parapetan detrás d él...pero seguiremos ilusionándonos al más mínimo atisbo d esperanza...en fin...impagable los 5 minutos q echo en leerle D. Emilio...

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  15. Lo que nos queda a muchos atléticos es acordarnos del pasado dado el miserable presente que nos está dejando el dúo apropiador. No hay más salida que unirse para acabar con este régimen de golfería y mediocridad, todo lo demás es sentarse de manera cómplice a ver cómo matan a sorbitos al Atleti.

    Un placer, Don Víctor

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  16. La noche tras el partido, me dio por pensar en cómo era el mundo la última vez que ganamos al Madrid. Yo todavía no era padre (ahora lo soy de dos niños de 9 y 6 años, colchoneros por supuesto, que alguna vez me han preguntado si es verdad que hemos vencido algún derby); acababan de fundar Google, porque internet era cosa de unos cuantos adelantados modernillos; Aznar estaba en la Moncloa, y Clinton se estaba comiendo el marrón Lewinsky; el Rey era el mismo que ahora, pero con algunos huesos rotos menos; pagábamos en pesetas; las torres gemelas seguían en su sitio, y Sadam y Gadaffi también; las matrículas de los coches llevaban el distintivo provincial... Y, lo más importante: ni el Sevilla, ni el Valencia, ni el Depor, ni el Bilbao, ni el Villarreal, ni el Málaga...podían pensar en estar a nuestra altura. Y los dos de siempre sabían que sudarían sangre para ganarnos o empatarnos.
    Qué cosas. Parece que esté hablando de otro milenio.

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