Ya de
entrada se vio que la cosa pintaba sosa. La parroquia andaba todavía
sacudiéndose el recuerdo ya casi lejano del empacho de torrijas, de las procesiones
en las zonas peatonales del casco viejo de la ciudad y de las procesiones en la
A-3 desde Chinchilla, sentido Madrid. La gente rumiaba el recuerdo de las
vacaciones pasadas por una manta de agua y fue ayer salir un rayito de sol,
aunque fuera pequeño y enclenque y se echó a las calles y parques sin gana
ninguna de ver fútbol. Si a todo eso le suman ustedes que la representación se
estrenaba en ese estadio tan desangelado del sur de Madrid con nombre de jugador con maneras de
veleta a la hora de repartir sus amores entre esos dos equipos que empachan más
que las torrijas bien empapadas, verán que la cosa no podía ser de otra manera
que sosa. Muy sosa.
Aparecieron
los contendientes en el campo y al ponerse de cara al palco para el besamanos prepartido, repararon en la
curiosa circunstancia de que los mandatarios de ambos conjuntos, presidiendo
para la ocasión muy juntitos, se consideran simpatizantes abierta o
soterradamente de otro equipo de Madrid que ayer no jugaba en Getafe y que no
es el Rayo Vallecano, lo que tal vez pudiera haber echado un poco de sal al
asunto, soso ya de por sí, pero nada, ni por esas. Salió el Atleti mejor y
parecía que la cosa iba a ser un coser y cantar de esos a los que nos hemos
acostumbrado desde que Cholo llegó a nuestras vidas. No es que la cosa fuera
brillante, no. Los nuestros demostraban superioridad pero una superioridad algo
insípida. Le faltaba al guiso una pizquita de algo. Aún así llegaban los
nuestros con claridad y solamente la sosería en el remate de ese hermano gemelo
de Falcao separado minutos después de nacer que lleva jugando con la rojiblanca
en los últimos partidos nos privó de coger ventaja.
Pintaba la
cosa tan sosa que, siguiendo esa moda que de tan rabiosa actualidad se ha
puesto en todos los campos de España, la afición en pleno del Getafe, cuarenta
y nueve personas para ser exactos, la tomó con Diego Costa más que nada para
animarse un poco. Para echar la tarde, que es un término que gusta mucho al que
suscribe, porque los días salen y se pasan pero las tardes se echan. Dominaba
el Atleti de manera anodina, dominaba pero poco, dominaba casi sin ganas,
dominaba sin querer molestar. Dominaba pero pase usted primero que va cargado y
además le sujeto la puerta que pesa un quintal ¿Qué tal el mayor? Estudiando
agrónomos ya. Nos hacen viejos, ¿eh? ¡No lo sabe usted bien! ¡Y más con este
tiempo que tengo el reuma que me está matando! Calle, calle, que arrastro yo un
empacho de torrijas desde la semana pasada….
Así, entre
fruslerías y conversaciones de ascensor sosas se llegó al descanso y
comparecieron de nuevo los protagonistas para seguir con su puesta en escena
insulsa. Enseguida se dio cuenta Simeone de que la contienda seguía por los
mismos insustanciales cauces y sacó a Óliver al campo quitando a Koke, lo que a
opinión del abajo firmante no debería haber ocurrido estando en el campo
Adrián, que lleva un año con una sosería en todo lo alto que dan ganas de
ponerle un cartel de transferible con letras gordas. La presencia de Óliver animó
algo pero no venció la batalla a la sosería reinante y fue justo en este punto,
harto posiblemente de tan poco y tan soso, cuando el trencilla de turno, en coalición
con Miranda, Godín y sus despejes vagos en ocasiones, decidió echar sal a la
cazuela pitando fuera del área un penalti que no fue y expulsando a Mario
Suárez tras ver dos tarjetas muy de las que suele ver él. Tarjetas ni fu ni fa.
Tarjetas de amarillo pálido. Tarjetas con color de espárragos de lata.
No hubo
manera. Ni con ese toque picante que el estamento arbitral, esos orfebres del
error del bulto, quiso aportar la cosa dejó de mostrarse sosa. Finalizó el partido con la
sensación de que se habían perdido puntos. Deja el partido una sensación de ni
frío ni calor que no acaba de gustar. Pareciera que se tratara de un partido primaveral
de esos, ya con horario de verano, en los que tradicionalmente en Atleti no
acaba de jugarse nada más allá de cuestiones menores. No es lo mismo ni de
lejos, no jugarse nada por tener todo perdido, que por tener los deberes casi
hechos, pero preocupa algo, la verdad. Preocupa por la sosería saboreada. Preocupa
porque habrá habido algunos que tras ver el partido renegaron de la decisión de
verlo cuando podían haber echado la tarde en el parque tomándose un Aquarius de
naranja, que cosas más fuertes no se pueden tomar tras el empacho de torrijas
que se arrastra como una condena desde hace unos días.
Hemos pasado de un quiero y no puedo,a un quiero y paso del tema.
ResponderEliminarDesde que a firmado el cholo el equipo no carbura y el tonto dice que nos an cogido el truco. Hay que echarle mas huevos
ResponderEliminarPor principios desconfío de los que solicitan más huevos que fútbol, la verdad. ¿Cholo? ¿Hay vida después de él? ¿La hubo antes desde que los dirigentes actuales se hicieran con el poder de tan chusca manera?
ResponderEliminar¿Y el resumen que hace, mi querido Anonimo, es que hay que echarle mas huevos?. ¿Le han parecido pocos los que llevan echados?.
ResponderEliminarEn fin, D. Emilio, que la cosa está decayendo un poco. Decayendo en resultados porque no nos engañemos, fútbol preciosista ha habido poco. Efectivo, serio, solvente...pues si, mucho. Huevos, que reclama nuestro anónimo compañero. Físico, vaya, que es en lo que se ha basado la temporada y en lo que se va a basar en lo que queda.
Porque yo tengo la secreta esperanza y casi el pleno convencimiento que al ser el físico la base fundamental de este equipo, la preparación física ya está orientada hacia ese broche que puede hacer excepcional esta temporada.
Pero es que además, el bajón es de resultados, achacable a diversos factores que al principio de la temporada cayeron hacia nuestro lado. No creo que con los puntos obtenidos sea una cuestión de sacar a los perros, como ya se están sacando. In Cholo We Trust, oiga.
Buenos dias.
No crea que servidor no se está intentando agarrar como un salvavidas tranquilizador a eso de que será una cuestión de cargas de trabajo, picos y valles con el fin de llegar en la mejor disposición a la cita de mayo en ese campo con hechuras de prisión de máxima seguridad. De momento seguimos flotando, Don Carlos....
ResponderEliminarBuenos días...