jueves, 13 de diciembre de 2012

De horarios, equipos que caen medio mal y delicias turcas


–…¿y a mí qué con lo de que te lleves la bufanda? A estas horas un miércoles solo sale a la calle gente de mal vivir y poco orden, Lucio.

– Mujer, son cosas de los derechos televisivos y de los horarios.

– Pues le dices al que los ponga que estos horarios son de ir a la whiskería, no de eliminatorias de Copa, por mucho que éstas sean a doble partido…


Jugaba el Atleti la ida de su eliminatoria de Copa a deshora, en un horario puesto a traición. En un horario que invita al brasero y a taparse con el faldón de la mesa camilla, no a salir de casa para pasar frío. Seguramente los prebostes del balompié patrio dirán muy serios que estos horarios sirven para estratificar los públicos objetivos a los que el producto debe impactar u otras frases igual de peregrinas aprendidas en un máster de marketing por correspondencia certificada. Se oye decir que si la saturación de partidos, que si los virus FIFA y que si debiera haber fútbol en navidad porque es una cosa muy inglesa, no tanto como el fish and chips, pero cerca le anda. Uno casi agradece que las preclaras mentes que rigen los designios del balón no programen encuentros en navidades evitando así el riesgo de que pongan un Balompédica-Calvo Sotelo a las 22 horas del día 24 o un Montañeros-Puerta Bonita a las 23 del día 31, eso sí, repartiendo cotillón y uvas de la suerte al descanso. Lo cierto es que casi es mejor dejarles a sus cosas, a reclamar si la piedra en la que van a asar el lomo de buey está lo suficientemente caliente o a negociar si las gambas entran en el precio del menú degustación, cualquier otra pretensión sería peligrosa dada su tendencia a pensar con la misma parte de la anatomía en la que las avispas tienen su aquel, esto es, el trasero.

Salió el Atleti para enfrentar al Getafe y lo hizo frío, como la noche. Puso Simeone en liza al equipo titular menos Falcao, por problemas musculares, y uno se preguntaba si la poca gente que había en el estadio se debía al horario, al frío o a una masiva peregrinación de la afición al centro de salud más cercano para tratarse de urgencia los primeros síntomas de una galopante diarrea combinada con episodios de ansiedad por no saber el alcance del mal que aqueja al rematador colombiano. Empezó bien el Getafe, equipo que, probablemente sin motivo, a servidor le cae medio mal sin tener claro si es por la cantidad excesiva de mediapuntas o de extramposos que moran en su plantilla. Pudiera ser también por las simpatías de su presidente por el equipo de las mocitas y el señorío, pero al cierre de estas líneas he podido descartar esa teoría al tener como claro contraejemplo a otro presidente, Enrique Cerezo, que es forofo del equipo Nessum Dorma sin suponer ello menoscabo para que el equipo que preside, cooperando necesariamente, me caiga requetebién.

Les contaba eso de que no salió mal el Getafe y es que en los diez primeros minutos salvó Thibaut I de Gante dos remates con mala idea a raudales de esos que complican eliminatorias. A esas oportunidades se sumó, confirmando que éste no parece su año, la lesión de Adrián, víctima de una torcedura de tobillo acaecida a mayor gloria de ese colegiado librepensador y contracultural que es Mateu Lahoz. Es curioso cómo el césped de los campos en los que pita el árbitro favorito de The Special K, se siembra de jugadores contusionados, doloridos y hasta violados (de manera dulce, claro), mientras el trencilla pasea sus principios de que el show debe continuar sin que haya faltas que lo afeen.

Se repuso el Atleti pronto, sí, y lo hizo principalmente de la mano de Diego Costa. Cuando Costa está centrado, cuando se dedica a sus regates con tropezón, a sus caídas atropelladas a banda y a sus arrancadas de toro encastado, es un jugador no sólo válido, sino casi imprescindible en una plantilla como la nuestra. Ayer se comportó así y completó un gran partido adornado por dos goles, uno de ellos de penalti, lo que pudiera usarse para valorar cómo maneja la relación con cierto tipo de jugadores de carácter más voluble el Cholo.



Con el marcador a favor se entonaron los nuestros. Hubo momentos de buen fútbol, no de buen fútbol de ese que tan de moda está que solo promulga el amasamiento cansino del balón y mirar más al porcentaje de posesión que al resultado, no. Hubo fútbol del que gusta a Simeone y a algún otro como por ejemplo al que suscribe: combinaciones eléctricas y salidas de balón rápidas, oportunidades y hasta un esperanzador mejor aspecto físico en jugadores a los que en partidos anteriores se veía cansados, como Gabi, Mario o Juanfran. Discurría el partido por cauces plácidos. Dominaba el Atleti y se desinflaba el Getafe a cada minuto. Y entonces, junto entonces, al excelentísimo señor Don Arda Turan le dio por destapar el tarro de esas esencias traídas del antiguo Bizancio que solo él atesora.

Cuando Arda toma el mando de las operaciones, pareciera que el campo se vuelca hacia su lado. Dicen los más creyentes de esa nueva religión ardaturanista que tantos adeptos congrega, que existen corrientes tectónicas a varios kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre que hacen que el Calderón se convierta en una cuesta debajo de derecha a izquierda que no es más que la continuación de la bajada de Pontones hacia Carabanchel. Aprovechando ese pendiente favorable empezó a sacar el turco su repertorio de gambeteos, taconazos y quites pintureros, casi siempre con Koke (una vez más, imponente) y Filipe como cómplices de su duende. Fue el lateral brasileño el que aprovechó un disparo seco del turco para afianzar la ventaja y aún hubo tiempo para un tercer gol, el segundo de Costa, para dejar encarrilada la eliminatoria.

Deja el Atleti los deberes hechos antes de las navidades en la competición de Copa, esa que tan bonita es cuando se llega lejos en ella. Deja el equipo buen pálpito antes de afrontar la salida al Campo Nuevo, en lo que será el choque entre los dos mejores equipos de nuestra liga, por más que pese a algunos. Deja a un Costa redimido tras sus chiquilladas anteriores. Deja la sensación de que los equipos a los que pasa por encima son más flojos de lo que realmente son, lo que debe ser contabilizado en el haber de los nuestros. Deja a un Koke colosal y a un Arda genial. Deja atisbos de la presión de inicio de temporada y deja a la afición caliente por dentro y helada por fuera como consecuencia de unos horarios que anteriormente intentaron enganchar al público asiático y en la actualidad buscan fidelizar al aficionado atlético de la Guayana Francesa. Deja bastantes cosas, la verdad.



– ¡Uy! ¡Qué pies más fríos! Anda Lucio, que vienes tarde y con mal recado…

– Mujer, es cosa de los horarios….

5 comentarios:

  1. Buen partido del Atlético.
    Pero, con perdón, hoy he venido a hablar de mi libro.
    No sé si utiliza alguien de por aquí el transporte público para acercarse al Vicente Calderón. Si no lo hacen, ruego que lo hagan un par de días y se reafirmarán en su decisión de ir en coche/moto. Es de auténtica vergüenza ver cómo “se incrementan los servicios” cuando juega el Atlético. Al término del partido, la línea 5 tenía una cadencia de unos 7 minutos dirección Alameda de Osuna y de ¡más de 20! dirección Casa de Campo. Total, que hasta las 00:45 no llega servidor a su domicilio en Legazpi (andando hubiera llegado media hora antes).
    De la EMT ni hablamos. Un iluminado decidió hace tiempo que se cerraran los aledaños del Calderón al tráfico hasta 15/30 minutos después de los partidos y desde entonces resulta imposible subirse a un bus.
    Me falta por probar el Cercanías, pero imagino que será tres cuartos de lo mismo.
    (Y ahora huelga de metro para volver a casa)
    Enorme Courtois, por cierto.
    Saludos cordiales.

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  2. Cuántas veces, D. Emilio, cuántas veces me corroe la envidia y me invade la nostalgia de no poder ir al Calderón tanto como quisiera. Tanto como cuando vivía en la Capital y podía darme los "baños de atleticismo" que tanto echo de menos. Claro que, a veces, con una cervecita, la chimenea encendida y unos entrantes las penas son menos, viendo lo que comentan los pocos valientes que se acercaron ayer al Calderón. Y encima la odisea de volver a casa en transporte público que comenta D. Paul. Una auténtica prueba de amor por unos colores. Son ustedes unos valientes. Y va sin segundas y sin nada de mofa.
    En fin. Buen partido. Sobrio y solvente. Cada cual con las ideas claras. Y con esas gotitas de calidad turcas. Ardaturanismo en estado puro. Cuanto las eché en falta en la cuadra...
    No soy optimista para el Domingo. Si para el resto de temporada. Hoy, este equipo, huele a aroma añejo. Muy alejado de los perfumes chabacanos que nos trajeron el del Burgo de Osma (para desgracia de ese precioso pueblo.

    Buenas noches.

    PS. No se si habrá sido casual, pero recuérdeme un dia que le cuente las connotaciones y la rivalidad existente entre la Balompédica (Conquense) y el Calvo Sotelo (actual Puertollano C.F.)...

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  3. Debo reconocer que, desde que uno se dio de baja hace tiempo como habitual del Calderón, ahora solo se acerca en contadas ocasiones, preferiblemente en horarios cómodos y contra rivales sin demasiada rivalidad, que esas cosas ya me cansan. Cuestiones de tiempo, de edades y de ver cómo muchos de los compañeros de fatigas han ido emigrando debido a las obligaciones que uno se echa a la espalda. Podría decirse que actualmente soy un aficionado de sillón, con sus manías, eso sí, como la de ver el fútbol solo, sin que nadie me hable, pero de sillón a fin y al cabo. Eso sí, a Don Paul debo decirle que si me acerco, es en coche siempre, la combinación de transporte público me haría salir de casa el día antes.

    Solvente...Muy descriptiva definición no solo del partido de ayer, del desempeño del equipo en la temporada en general.

    PD: Ya sabe, las conexiones manchegas que servidor tiene. La familia materna procede de un lugar muy cercano a Puertollano.

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  4. ¿Y esa nueva jugada que ha inventado el Cholo, la de hacer la pared con el recogepelotas?. Nos dio un gol el domingo y casi nos da otro el miércoles. Esos detalles ayudan a ver la categoría de ese señor que se sienta al lado de ese otro al que un tercero dice no conocer.

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  5. Cosas que se trabajan, Don Juan. Es lo que tiene tener al frente a alguien que conoce qué es la exigencia y no se permite la relajación.

    Las cosas que dice un tercero (el del tercero) son siempre cosas sin ninguna categoría, la verdad

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