Los nombres
marcan. Normalmente para mal, todo sea dicho. Piensen ustedes en el momento en
el que se le otorga un nombre a alguien. Una decisión tan importante en la vida
de un ser humano se toma sin reflexionar, sin medir el momento debidamente. Pudiera
ser que estando en el vientre de su señora madre, que no hay más que una,
alguien decidiera que usted se iba a llamar Salustiano. Sí, ya sé que el nombre
fue elegido por un trasnochado continuismo de la tradición familiar que remonta
la existencia de Salustianos en su estirpe casi al medievo, pero, ¿y si usted
sale enclenque y amante de la poesía asonante en los versos pares?, ¿cree que
Salustiano es un nombre adecuado para usted? Salustiano es nombre de señor
recio, de señor con manos grandes y dedos como morcillas de Burgos con el que
normalmente no se puede bromear so pena de que te deje marcados esos
proverbiales dedos en los mofletes de una bofetada. Pudiera ser que, dejándose
llevar por la emoción del momento, sus progenitores decidieran que su gracia
iba a ser Genoveva con ánimo de apocoparla para llamarla coloquialmente Veva,
que es un diminutivo muy pinturero. Usted se pregunta a día de hoy qué narices
hará llamándose Veva mientras cuenta el número exacto de sardinas que debe
llevar cada lata que pasa por delante de sus ojos en la cadena de montaje de la
conservera y decide, con buen criterio, que Veva es un nombre más adecuado para
una señora que toma el té en un café con muchos espejos. “Veva es un amor. Es
ideal”, dicen sus compañeras de bridge haciéndose heridas en el labio inferior
al pronunciar Veva como solo saben pronunciarlo las que han tenido servicio
desde su más tierna infancia. Los nombres deberían tener una revisión.
Probablemente deberían renovar su vigencia a partir de los once años más o
menos. Para entonces, uno ya tiene que tener claro si el nombre le pega o no y
podría cambiar a otro que se ajustase más a su idiosincrasia. Ya sé que este
alegato no será tomado debidamente en cuenta por las autoridades ni por los
padres y madres del futuro, pero ya saben, está en su mano poder cambiar el
destino de sus púberes, porque usted, sí, sí, usted, el del paraguas verde, ha
marcado sin saberlo el futuro de sus gemelos llamándolos Fabio y Aldo, ya que,
salvo que se dediquen en cuerpo y no tanto en alma al cine porno, no llevarán
unos nombres adecuados para pasearse por la vida.
Jugaba el
Atleti en Barcelona y se esperaba un duelo acorde a la prestancia de los dos
equipos que comandan la clasificación de esta liga nuestra con más nombre que
emoción. La prensa esperaba el partido agazapada, sin esas alharacas que
acompañan ciertos otros partidos en los que uno de los contendientes era
nuestro rival de ayer, y nosotros esperábamos esperanzados a que este Atleti
que tanto nos hace recordar otros tiempos lo corroborara poniendo su nombre tan
alto como siempre estuvo. Salió el Atleti de gala y salió el rival con uno de
esos tres o cuatro trajes de ceremonia que tiene para poder lucir en ocasiones
como estas, cosas de la igualdad de la competición. Se plantaron bien los
nuestros. Con las líneas juntitas y mucha mala idea en la mirada. Mareaba la
perdiz, como es menester, el equipo rival y salían los nuestros con presteza al
contraataque. Se veía cómodo al Atleti y algo atascado al equipo que dicen es
más que un club, incapaz de conectar con su gente de arriba. Un palo y un
control algo largo preludiaron el gol rojiblanco. Salió Falcao como una flecha
tras meritorio robo de Diego Costa y se plantó en el área para definir con esa
maestría suya que aparece siempre que huele sangre o red rival. Jugaba el
Atleti, inquietaba e intimidaba y uno se frotaba los ojos ante el repaso que
los de rojo y blanco estaban recetando al equipo plebiscitario por excelencia.
Los hubo incluso que, de tan bien como veían al Atleti, se olvidaron de salvar
las distancias existentes y creyeron ver en una jugada en banda un regate
descomunal y pocas veces repetido de nuestro director deportivo al tío de Rafa
Nadal. Los hubo que recordaron cuatro goles como cuatro soles de Pantic y los
hubo que rememoraron una cabalgada de un niño con pecas que burlaba en su
salida al meta rival. Treinta minutos con el nombre en todo lo alto. Treinta
minutos para soñar.
Andábamos
todos soñando a la vez, degustando de nuevo imágenes con sabor a victoria de solera,
cuando un cubo de agua fría desde fuera del área nos despertó de mala manera.
Tras ver varias repeticiones, uno no acaba de saber si la culpa del gol se la
debe de echar a los de la banda izquierda, a un portero quizás algo adelantado
o simplemente debe asumir que a veces los hados, los astros o la puta que los
parió decide que un balón vaya donde casi nunca va. Justo en ese momento, tras
el gol, el Atleti, que había salido a afrontar el partido con un nombre sonoro
y rimbombante, decidió ponerle un diminutivo a su nombre. Decidió
empequeñecerse y echar quince metros para atrás las líneas que se habían mostrado
prietas hasta ese lance, probablemente considerando el empate como un resultado
suficiente. El Atleti, que salió polisílabico y contundente, se quedó en un
apodo terminado en "in", como si fuera más chico de lo que es.
Volvió el
Atleti de los tumultos en área propia mal resueltos, volvió el Atleti que
perseguía rivales sin convicción. Decidió el equipo cambiar su nombre a mitad
del partido y lo cambió para mal. Todos los que habían dejado volar la
imaginación para recordar gloriosas lides pasadas despertaron sin saber muy
bien cómo llamar al Atleti de los últimos sesenta minutos, lo que probablemente
no sea más que un necesario ejercicio de realismo. Sesenta minutos con el
nombre equivocado. Sesenta minutos de pesadilla. De esas pesadillas de las que
uno despierta empapado en sudor y dolorido, justo como si hubiera recibido una
bofetada de alguien con manos grandes y dedos como morcillas de Burgos. Una
bofetada de Salustiano, vamos…
Hoy, D. Emilio, es dia de balances. De conclusiones y de esperanzas, a pesar del varapalo de ayer.
ResponderEliminarQue los dos innombrables nos hayan atizado sendas bofetadas "salustianas" no debe desviarnos de lo que realmente nos debería interesar, que es el cumplimiento de los objetivos para esta temporada y la exigencia de mayores en las siguientes.
Hablo como afición, naturalmente. Supongo que el Cholo y sus muchachos saben muy bien que es lo que importa. Pero nosotros, el pueblo llano, debemos exigir que estos mimbres no se rompan. Que este bloque no se deshaga. Que sea cierto lo que se apunta. Que sea cierto que estamos volviendo.
Ser, de una puñetera vez, exigentes y hacer honor a un escudo que, con dificultades o sin ellas, competía siempre y contra todos. Que puede perder pero siempre porque el rival se ha ganado con sudor su victoria. Vamos, algo como la imagen de la primera parte en contrapunto a la lamentable imagen de la segunda.
Para ello, nuestra lamentable indirigencia debería pensar menos en sus bolsillos. Cosa que, por desgracia, no va a suceder.
Asi que, disfrutemos de haberle puesto las cosas difíciles al que, posiblemente, sea la mejor generación de futbolistas de la historia del fútbol durante 30 minutos, porque no sabemos lo que nos va a durar entre Giles, Cerezos, Mendeses, Quilones y demas fauna...
Buenos dias.
Cholo lo ha dejado meridianamente claro en su intervención postpartido: "Me aburre esta liga". Eso, que es una sensación recurrente en los rivales de los dos de hace un rato (los dos de siempre es darles una solera que no tuvieron sin contar con equipos como nosotros, el Athletic e incluso el Valencia), es el aspecto que más debería preocupar a la masa social de esos dos equipos ¿Qué gracia tendrá en unos años ganar una liga totalmente devaluada?
EliminarEvidentemente, los dirigentes de los clubes comparsas (entre los que se encuentran los nuestros, ¿cómo no?), juegan al palé del reparto televisivo sin que haya posibilidad de triunfo y justifican sus desmanes en base a lo malita que está la cosa (como si fueran unos ministros de Administraciones públicas cualquiera)
Desgraciadamente durará poco. Aunque con el Cholo en nuestras filas, cualquier cambio de cromos por menor valor se atenuará....
Buenas tardes
Gran articulo. Ahora, no podemos negar que el acierto del Barca de cara a puerta fue definitivo para el cambio del partido, aun por encima del juego. 2 goles en 2 tiros a puerta en la primera parte, mas la lesion de Filipe Luis, fue demasiado para nosotros. El Barca es superior a nosotros, eso esta claro. Ahora, si conseguimos, dentro de lo posible, controlarlos lo que hace mucha pupa psicologica es que Adriano, en el primer disparo a puerta del Barca en 35 minutos, meta el gol de su vida. Cambio el partido... evidentemente, hay que reflexionar en como nos vinimos abajo tras este contratiempo... pero si seguimos compitiendo como lo estmaos haciendo, no siempre el Barca estara tan acertado de cara a porteria, y tendran que sufrir mas para ganarnos.
ResponderEliminarSí, es duro ver que sin merecerlo te vas al descanso con un resultado en contra que debiera haber sido totalmente favorable a ti, pero, tomándole la palabra en cuanto a lo de la reflexión, creo que tras el gol de Adriano fueron conscientes de su inferioridad teórica (a pesar de que ésta no se reflejó en el primer tercio del encuentro) y se echaron atrás instintivamente dando por bueno el empate, lo que fue un suicidio retransmitido. Una pena porque esta vez estuvo mucho más cerca que lo que el marcador, ese dictador tan caprichoso en ocasiones como las de ayer, refleja.
EliminarBuenas,ayer vimos las dos caras del Atleti. La primera,en el primer tiempo de un Atleti sin miedo a nada,a por el partido,como en Mónaco,Bucarest..,y la segunda la vimos despues del gol de Adriano y la lesión de Filipe,estas acciones dejaron al equipo desencajado,y entonces fué cuando el Barça aprovechó estas circunstancias y se llevó los tres puntos. No hay que darle más vueltas,perdimos un partido,pero quedan 22 más por jugar para conseguir nuestro objetivo,el próximo contra el Celta,a pensar ya en los gallegos. Saludos!
ResponderEliminarA Fondo: Filipe Luis (Parte I): http://atleti1903.blogspot.com.es/2012/12/a-fondo-filipe-luis-parte-i.html Mañana la parte II.
Ya, pero duele haberlo tenido tan cerca. Haberlo tocado incluso. Personalizando lo que cuento en la crónica, tras los primeros 30 minutos, servidor pensó seriamente en un ¿y por qué no?, si de la liga hablamos. Fue una oportunidad pintiparada. Lo más seguro es que este equipo pinche bastantes más veces de las que lo ha hecho hasta ahora (nuestra primera vuelta es casi inmaculada) y los rivales no lo van a hacer, o eso me temo...
ResponderEliminarEn eso mismo es en lo que hemos crecido: en los rivales. Los de (casi) toda la vida. Uno u otro han tenido casi siempre mejores jugadores y mucho más dinero, pero el año que fallaban, ahí estábamos nosotros para quitarles la liga.
EliminarEl Atlético lleva este año una proyección de 87,875 puntos, lo que nos hubiera llevado a ganar unas cuantas ligas estas dos últimas décadas. O al menos a pelearlas hasta las últimas jornadas. Pero lo del bar$a este año es de ciencia-ficción (o casi). O lo de los ciervo$ la campaña pasada. La temporada que fallen los dos DEBIÉRAMOS SIEMPRE SER LA OPCIÓN.
Saludos cordiales.
Son cosas de la igualdad de esta liga nuestra tan desigual, tan puta y tan coja, como dije hace poco en otro blog de rojiblancos de pro.
EliminarLo lógico sería una liga donde todos puedan pinchar en cada campo, pero eso vende menos. La cosa se desnaturaliza y acabará aburriendo (a mí ya lo hace, desde luego). No me parecería nada mal aquella opción que alguien vertió de que todos los equipos mandaran a los juveniles a jugar contra ellos...
Saludos
Totalmente de acuerdo, don Emilio. Se nos cayó el Atleti estrepitosamente y sin ninguna razón para ello. Entraba dentro del guión que el Barcelona marcara un gol. Cierto es, que el Barça empezó a apretar de lo lindo, pero se necesitó un Atleti más recio.
ResponderEliminarEn fin, que la temporada va estupendamente para el Atleti, eso no se nos debe olvidar, aunque la derrota nos duela, y mucho.
Abrazos.
Se nos cayó el equipo. Se mostró extremadamente frágil ante un par de imprevistos que nos debieran haber conllevado tal descosimiento.
ResponderEliminarAún así, no se nos ha roto el amor, ni aún de tanto usarlo....
Abrazos
Me gustaría conocer la opinión de un decidido ardista como usted (no estoy alabándole embriagado: me refiero al turco) sobre este último partido. Leo a mucho atlético poniéndole como a San Pablo -a caer de un burro, o caballo o lo que fuese-, por la suma de los partidos en la cuadra y le cuadre. Adelanto que a mi me pareció que el turco el domingo estuvo superior cuando el equipo jugó -esas contras a uña y al toque salieron casi todas por la izquierda- y tan mal como todos cuando dimitimos en masa. Salvo el fallo puntual que acaba generando, a la postre -concretamente, torrija- la cagada de Godín y el cuarto gol, no lo vi destacar para mal. Pero le están cayendo palos más duros que el Cata. Y para mi gusto, también tan feos.
ResponderEliminarLe daré mi opinión como ardista de gran "dalendo" y "gusdo" por el buen "doque". El equipo se descosió y se vino abajo todo, no hay más ni merece la pena personalizar, tampoco a Falcao se le vio nada en la segunda parte e hizo una primera brutal.
ResponderEliminarArda es el jugador de más talento del equipo de largo, no hay nadie con su capacidad de inventar. Eso sí, siempre tuvo un problema desde que empezamos a conocerle en algún torneo internacional con Turquía, siempre ha sido discontinuo, lo que por cierto Cholo, ha conseguido minimizar. Hace un par de años, ver cómo se sacrifica por el equipo hubiera sido ciencia ficción...