Soñaba el
rival con enjugar una renta que parecía insuficiente. Soñaba y se envolvió para
materializar su sueño en un manto de sobreexcitación. Soñaba con el campo a
rebosar, soñaba que podía hacerse pero en el fondo era un sueño inquieto, el
mismo que se vive tras atreverse a cenar callos o manitas de cerdo y mojar
mucho pan. Soñaba que a base de empuje podría hacer achicarse al Atleti y el
sueño le duró cinco minutos o tal vez seis, el tiempo que necesitó Diego Costa
para domar un balón alocado y mandarlo a soñar a las mallas del equipo
sevillista. Despertó de su sueño el equipo contrario empapado por el jarro de
agua fría administrado por Diego, jugador para el que ya no encontramos en ningún bolsillo
adjetivos que puedan calificar su grandiosa temporada.
Despertaron
los nervionenses y empezaron a soñar los nuestros. Primero fueron los más
pequeños los que cayeron rendidos por lo tardía de la hora, cayeron
pronto pero soñaron con un día de primavera. Soñaron con ver un autobús que
recorre las calles de la capital con destino Neptuno. Soñaron con ponerse la
rojiblanca de nuevo para ir al colegio y que esa señorita de cara avinagrada
que se tiene por mocita madrileña les vuelva a mirar con cara rara. Después de
los más pequeños el sueño venció a los más veteranos, fue justo después de que tras
otra cabalgada de Diego Costa, Falcao se adelantara a la defensa rival y
despertara a base de bofetada goleadora a aquellos aficionados locales que todavía
no lo habían hecho del todo. Los más mayores soñaron con las finales de los
años 60. Soñaron con Collar y con Peiró. Con el rival de siempre, el mayor, el único, postrado a nuestros pies.
Soñaron en blanco y negro y soñaron como ese blanco y negro pasaba
paulatinamente a un sepia descolorido y más tarde a un color de gran
definición. Soñaron con ponerse la bufanda al cuello y acercarse andando a
donde se vaya a jugar la final. Soñaron que llevaban de la mano a sus nietos
para que estos recibieran su bautismo rojiblanco en tan noble cita.
Discurría
el partido por cauces soñados aunque algo bruscos y el sueño nos acabó ganando
la partida a nosotros, los de mediana edad. Los que probablemente mirábamos con
más reticencia el partido de ayer sin reparar en que, más allá de lo que los
nuestros propongan en el campo, nunca hay que dudar del efecto revitalizante
que la alineación de Reyes provoca en los equipos contrarios. Empezamos a soñar
y lo hicimos con una sonrisa dibujada en la boca. Soñamos con una falta que
Schuster dibujó con precisión de arquitecto y con un Futre desmelenado
perforando la escuadra de la portería enemiga. Soñamos con cuando nos pusimos
cascos de obra y nos escapamos de casa para celebrarlo a pesar de que en dos
días teníamos la selectividad. Soñamos con volver a vivir una noche de aquellas
y poder llegar a veteranos para contarlo a los más pequeños.
Hemos
soñado todos y ni el siempre madrugador despertador ha conseguido que
despertemos del todo. Mecánicamente, hemos ido repitiendo las liturgias de cada
mañana pero teníamos el sueño todavía presente en nuestras cabezas. Pasaban
imágenes de lo que fue, de lo queremos que sea y de lo que será. Hemos soñado
con la final soñada. Hemos soñado con el sueño que el Cholo lleva tiempo
propiciando. Hemos soñado sin querer despertar ¡Chissst! Les ruego no hagan
demasiado ruido al salir, seguimos soñando…
Emocionante artículo, parece una fotografía de mi vida, la final del 92 cuando apenás tenía 25 años, recien terminado el servicio militar y con toda la vida por delante, golazo de Schuster, golazo del tocayo de mi hijo Pablo Jorge Dos Santos Futre, celebración hasta las 6 o 7 de la madrugada y al día siguiente una dulce y maravillosa resaca, sin problemas porque entonces había trabajao, había ilusión y sobre todo era un joven colchonero amparado por la complicidad de una juventud y alegría que siempre recuerdo con nostalgia. Años antes mi Padre y mi Abuelo, ambos colchoneros también, desde pequeño me habían hablado de los triunfos al Madrid de las 6 copas de Europa, de Garate al que vi de muy pequeño, de Peiró, Mendoza, Luis Aragones, Adelardo, Ayala, Pereira, Leivinha y tantos y tantos nombres, años despues la gloria del doblete, la tragedia innombrable, los años de mediocridad y por fin nuevamente la grandeza que siempre tuvimos, tenemos y tendremos. Somos grandes files y eternos y encima tengo la inmensa suerte de que mi hijo sea la 4ª generación de varones rojiblancos de la misma sangre.
ResponderEliminarDe partidos así se alimentan las historias que luego se cuentan alrededor de un café o tomando cañas con los congéneres. Esperemos poder seguir soñando y que las nuevas generaciones tengan claro que hay otro camino más allá de los dos que pretenden vender como únicos. Seguimos....
EliminarMuy sentido, Emilio. Emocionante. Ahora hay tres meses menos diez días para hacernos respetar y alcanzar el gran sueño. Siguen sin tenernos en cuenta.Y no saben las torres tan altas que han caído. Vamos, Atleti, hasta el final.
ResponderEliminarQuedan unos meses para alimentar el sueño, para coger fuerza y demostrar lo que siempre fuimos y debemos volver a ser....
ResponderEliminar¡Forza Atleti!
Qué decir, D. Emilio, qué decir.
ResponderEliminarMe quedo sin calificativos ante el trámite que solventaron ayer. Y digo bien, trámite. Trámite porque nunca dejaron que pudiese ser otra cosa. No permitieron al Sevilla meterse en un partido, aunque se ganaron el derecho de sestear parte del encuentro, donde el Sevilla empujó por (supongo) orgullo, aunque no creo que la banda esa tenga algún calificativo honesto.
Y qué decir de D. Diego Costa. Tan sólo decir que está muy por encima de todos los condicionantes que tiene. Le llaman de todo, le atizan por todos los sitios, le pisan, le escupen, le insultan...Pero amigo, no es mas que el reflejo de la impotencia de quienes, cuando abren el ojo después de pestañear, ven que se les ha colado hasta la cocina y les ha puesto un regalito en forma de gol en su portería.
Creo, sinceramente, que no tenemos agradecimientos para el trabajo del Cholo (we trust). Se ha ganado un sitio prominente en la historia del Atlético de Madrid. Y esperemos que un sitio cada vez mas grande.
Muy, pero que muy, buenos dias.
PS. Mi tocayo trae la renovación de un título bajo el brazo. Como si lo viera,oiga...
Lo de Diego Costa es digno de estudio. Nadie, ni siquiera los más optimistas pudieran haber pensado hace unos meses que iba a explotar de esta manera, que un buen jugador de acompañamiento se iba a convertir en piedra angular. Lo único negativo es que esa leyenda que se está fraguando cada día le pone en el punto de mira de los mediocres, los que pasean por los campos y por las redacciones de diarios.
EliminarCholo ya tenía un sitio coquetón en la historia, pero se está ganando un loft de tres alturas para que more en la eternidad rojiblanca, ¡qué tío!
Muy buenos días tenga usted...
PS: Si viera usted cómo su padre reprimía los gritos que le nacían en el cuerpo para que no despertara su tocayo...No sé si esa limitación en la expresividad saldrá por otro sitio, una úlcera por ejemplo...
Al final, cada uno ha quedado en su sitio, Don Emilio. Como debe de ser.
ResponderEliminarFelicidades, Maestro.
Y no olvide usted que ese sitio donde cada uno está es el que siempre le ha correspondido, muy lejos el uno del otro por más que gestiones aciagas y dirigentes pretenciosos quisieran hacernos creer que la distancia era corta.
EliminarUn abrazo amigo...
Gran articulo, como siempre, fiel reflejo de mi vida. Andaba yo en Burgos, en el servicio militar y arregle todo para poder estar en la final. Ahora todos pregonan los tantos años que lleva nuestro Atleti sin ganar al innombrable... yo les contesto: yo, con 42 años he visto ganar una final al Mandril, y tú? has visto ganar en estos 42 años una final al Atleti? pues eso, Soñemos con el sueño hecho realidad de aquel dia del 92.
ResponderEliminarEmpieza a ser punto común de reunión lo de esa final del 92 y el servicio militar....De ahí no me van a sacar ustedes ninguna historia, de todas las veces que me han llamado inútil en la vida (y han sido unas cuantas), ninguna fue tan emotiva como la que pronunció aquel doctor con bigote y gafas de culo de vaso del tribunal militar....Snif...
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