Nada más tomar
tierra en Viena el avión que transportaba a la expedición rojiblanca, los
empleados del aeropuerto se dieron cuenta de que había algo raro en los recién llegados. Era cierto que todos los integrantes bajaban por la escalerilla
ordenadamente con sus elegantes uniformes, pero se les notaba tristes,
deprimidos, y eso es algo que no escapa a un austriaco por muy cargador de
maletas que sea porque deben saber ustedes que los habitantes del país
centroeuropeo son muy aficionados al psicoanálisis desde tiempos de Freud y a
la tarta Sacher desde tiempos de Sissi Emperatriz, que todo sea dicho era una
señora mucho más gorda de lo que nos enseñaron en las películas.
No crean
que el estado depresivo se circunscribía solamente a los jugadores, técnicos y
palmeros varios que viajaron a la ciudad vienesa, nada de eso. Cientos y aún
diría miles de aficionados atléticos anduvieron a lo largo de todo el día como
sin gracia, desganados, en un estado de astenia producida por la depresión que
provoca el equipo en ellos. La mayoría de ellos anunciaron cuando la noche
extendía su manto y se acercaba la hora del encuentro que no iban a cenar de lo
desanimados que estaban y que como mucho se tomarían una leche con colacao antes
de irse a la cama por el qué dirán. Muchos incluso, prefirieron no ver el
partido por la tele por lo tristísimos que seguro que se iban a poner al verlo
y cambiaron de cadena para ver al equipo transmesetario y la vez europeísta,
que ese sí que es un equipo que da gusto ver y que alegra el alma con sus
circulaciones de balón tan parecidas a las del balonmano antes de pitar pasivo.
Para los que ayer el ánimo no les daba para fútbol, hoy les reserva el destino
otro partido de los que llena de júbilo y gozo al espectador, nada más y nada
menos que el mejor equipo de la galaxia y el universo conocido, ese en el que
juega un jugador con peinado relamido que se quita la camiseta en cuanto tiene oportunidad
sacando a relucir la corista que lleva dentro. Si a pesar de todo la moral
sigue flaqueando, deben saber ustedes que no es de recibo hacer planes para el
fin de semana, que los dos equipos que compiten con el único objetivo de poner
el corazón contento y lleno de alegría a la totalidad de la humanidad se miden
en irrepetible lid el sábado a la hora de sacar a los niños al parque, en lo
que ya ha sido bautizado por los medios como el trigésimo octavo partido de lo
que va de siglo. ¡Ay!, (suspiro profundo, casi lánguido) y nosotros con esta
tristeza y este mal fario encima…
Esperaba el
Atleti en el túnel de vestuarios del estadio vienés empapado de esa decadencia
tan austrohúngara que se respira en la ciudad y salió detrás Simeone de negro,
como es costumbre y como merecía la ocasión de tan negras como pintan las cosas
para la causa. Puso El Cholo en liza a un equipo con algunos cambios, sin duda
destinados a paliar la depresión reinante. Jugó Darth Vader de titular y mostró
sangre fría y hasta buen trato al balón en algunos lances, lo que solo puede
ser interpretado desde el hecho de que no se debe enterar mucho de lo que pasa por
cuestiones idiomáticas y la depresión no ha calado en él de la misma forma que
en los demás. Jugó también Raúl García acompañando al compungido Diego Costa
como segunda punta, algo sobre lo que Villa y Adrián, la conexión sidrera del
equipo, debería reflexionar y jugó Tiago, que ya casi es más titular que Mario
Suárez. Empezó el Atleti dominando, sin duda sobreponiéndose a la procesión que
iba por dentro, a un rival voluntarioso y poco más. Avisaron pronto los
nuestros y golpearon poco después, tras un pase que Koke vislumbró entre los
lagrimones que anegaban su rostro y que fue rematado casi sin gana por Raúl
García tras cesión de un inapetente de cara al gol Filipe.
No crean que
el gol mejoró el quebradizo ánimo de los nuestros, nada de eso, deambulaba el
Atleti como alma en pena por el campo y fruto de ese deambular arrancó Diego
Costa desde campo propio, encaró con esa potencia tan suya que nace del dolor y
tras dejar a un rival sentado y con las piernas anudadas gordianamente batió
por bajo al portero austriaco en lo que suponía un segundo gol que casi no se
celebró por nuestros taciturnos jugadores. Solo tras el gol del de Lagarto
pareció estirarse algo el rival y hasta dispuso de una oportunidad con tiro al
larguero incluido lo que incrementó más si cabe el pesar rojiblanco ante la
galopante crisis de juego y resultados. Cuentan los entendidos que Simeone tuvo
que hacer de tripas corazón en el descanso e intentar dar consuelo a un plantel
deshecho y cariacontecido ante la que estaba cayendo.
Tras el
descanso quedó Filipe en la caseta debido a lo que se dijo que pudiera ser una
contractura y desde estas líneas se achaca a una enfermedad psicosomática motivada
por la tristeza y la desazón y salió Insúa en su lugar. De botas del argentino
nació un centro que Diego Costa remachó apesadumbrado a la red en lo que
suponía un segundo gol que no mermaba su pena. Poco más dio de sí el partido.
Si acaso algún detallito de Arda, que ayer ni sonrió ni nada que se le
pareciera y alguna arrancada del Cebolla, cuyo aroma, al de cebolla me refiero,
impregnó el ambiente para hacer brotar el llanto en propios extraños y hasta en
un señor de Salzburgo que se acercó a ver el partido para pasar un buen rato,
craso error. Justo antes del partido final, llegaron noticias de que en otro
campo, en la Alemania más profunda, Fernando Torres había metido otro par de
goles para no ser menos que Diego Costa y que ambos hechos sumían más si cabe
en un estado depresivo a la afición rojiblanca.
Termina la primera
vuelta de la fase de grupos de la Champions con el equipo mostrando síntomas
preocupantes: nueve puntos de nueve posibles. Segundo en liga a solo un punto
del equipo del orfebre rococó y dos por encima del conjunto interestelar presidido
por un señor que antes era constructor y ahora se cree Napoleón. Diego Costa
como pichichi y Courtois como segundo en el trofeo Zamora. Simeone no parece
hacerse con el control de una situación depresiva que amenaza la estabilidad
interna del vestuario. Los servicios de emergencia de las principales
localidades patrias han iniciado una campaña de vigilancia exhaustiva del
aficionado atlético, pues dado como están las cosas no es descartable que
alguno cometa alguna barbaridad llevado por la aflicción. ¡Ay!, (suspiro
profundo, casi un hipido de plañidera), ¡qué pena más negra y qué tristeza tenemos encima!
Un artículo sencillamente genial. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn honor viniendo de usted.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Ay pena, penita, pena,...pena
ResponderEliminarpena de mi corazóóóón
que me corre por las venas, ...pena
con la fuerza de un ciclóóóón
Ay si, D. Emilio, que sensación. Ya casi la había olvidado. Esa sensación de catastrofismo que nos han inclucado a base de anuncios rushmorianos, esa que se pregunta porqué somos del Atleti y que aunque ahora se responda mirando a los capitanes levantando copas, antes se respondía con un "porque m,sale de los...". Esa, esa, ya llamaba a la puerta.
Pero no hay nada, D. Emilio, como un buen portazo a tiempo. Ale, aqui seguimos. Y que se pare el mundo, oiga, que juegan las galaxias. Mientras tanto, a ver si despachamos al Betis y cuando se quieran dar cuenta, estamos por delante.
Buenos dias.
Gracias, don Emilio.
ResponderEliminarMe da un poco de lástima que haya aficionados a mi mismo Equipo (rushmorianos y no, estimado cdelrui) que se hayan mostrado tan catastrofistas a las primeras de cambio. El “ya lo dije”, “es lo de siempre”, …, creo que no se lo merece nuestro Equipo. En fin ….
Las opiniones vertidas en los medios, en cambio, me preocupan lo mismo que las de los rivales: nada.
Retírome a mis aposentos a seguir llorando.
Mi querido D. Paul, este mismo lunes un compañero de trabajo me comentaba, con ceño fruncido y un lastimoso deje en su voz, que "hasta aquí habíamos llegado", "que era nuestra oportunidad y se desaprovechó" y, por supuesto, que "mucho cuidado con los austriacos, que estos nos pintan la cara, que ya estan los jugadores cansados" y bla,bla,bla.
EliminarCual sería mi cara de sorpresa que incluso me emplazó al dia de hoy, para que corroborase sus impresiones. ¿Sabe lo que le he dicho, tanto el pasado lunes como hoy?: NO "TIÉS" NI PUÑETERA IDEA.
Si hay algo en este EQUIPO del Cholo (we trust) es que no hay nada perdido hasta que no se acaba el partido.
No me llega el presupuesto para cleenex, oigan.
Buenos dias.
Salgo del escondite en el que hallo con el único fin de paliar en soledad la desazón que me embarga para agradecer sus comentarios y para anunciar a voz en grito que me planteo seriamente pagar los royalties para que el aficionado que ponía la pancarta de "Este año, sí" en el corner del fondo sur me ceda su uso y disfrute.
EliminarNo es que uno quiera vender pieles de osos ni vender lecheras repletas antes de tiempo, es que le pide el cuerpo hacer público que, más allá de una fila de resultados que se dieran (qué decir de uno solo, claro), uno se identifica con lo que ve como nunca y eso no está pagado ni aun con los cómodos plazos que ofrece Ofertas Doyen.
Ruego me disculpen, tengo hora con un terapeuta de Corrientes que promete sacarme del hoyo en el que me encuentro...Abrazos varios
Qué grande. Solo eso. lo que es triste es que sitios como este blog sean menos vistos que noticias de la prensa mesetaria y transmesetaria. Un saludo
ResponderEliminarPerdería encanto, ¿no cree?
ResponderEliminarSaludos