Seguramente
ustedes, gente de orden y con notables facultades para la observación, se
habrán preguntado el por qué del parón de las crónicas agónicas de un tiempo a
esta parte. Los habrá que habrán pensado en una huelga salvaje y silenciosa por parte del
que suscribe, sin duda reivindicando alguna causa eminentemente justa, como la
de que los mediapuntas sean ajusticiados sumarísimamente, a ser posible antes
del amanecer, sin derecho a defensa legal ni recursos posteriores. Los habrá
que se habrán planteado si servidor no estará pidiendo a gritos un despido
indemnizado por parte de los patronos del blog, algo muy de moda, pese a la
crisis y los problemas de empleo, entre profesionales tan dispares como
blogueros y entrenadores lusitanos de carácter agrio ¿Qué será? ¿Qué no será?
Se pregunta la fiel e irresponsable feligresía agónica ante el absentismo del
que perpetra estas tonterías coleccionables. El motivo es mucho menos terrenal
que todos esos que ustedes barajan. Es, simple y llanamente, que servidor se ha
enamorado.
Sí, sí, lo
que yo les diga, me he enamorado. Pero hasta las trancas, oigan. Como un
colegial, aunque dé algo de vergüenza reconocerlo a estas y otras edades ¿Que
cómo sé que ando enamoriscado? Pues miren, uno tiene todos los síntomas: come
poco y a deshoras, duerme de manera liviana y atribulada y suspira cansinamente
a la menor ocasión que el día le brinda. Uno, que siempre ha tenido un sentido
más bien prosaico de estas cosas, se ve ahora vagando como alma en pena,
arrastrando los pies de tan enamorado como está y leería poemas de escritores
románticos con los que comparte gusto por las ojeras si dispusiera de tiempo. No crean ustedes que este
estado transitorio que me inunda ha impedido que este juntaletras haya dejado
de ver los partidos de nuestro Atleti, que una cosa es estar colado por los
huesos de alguien y otra coger los principios de uno y tirarlos a la papelera
tras haberlos arrugado como una factura de Gas Natural, no. Servidor ha
presenciado la insufrible vuelta de Copa en Getafe, la injustísima igualada en
Mallorca, la académica victoria ante el Zaragoza y el ilusionante primer
capítulo de los cuartos de la eliminatoria ante el Betis. Lo ha visto todo,
vamos. Pero lo ha visto de otra manera. Es diferente esto de ver las cosas
totalmente enamorado. Será porque ahora las ve junto al objeto de su amor,
claro. Los ve con él al lado o en brazos, los ve mientras le da de comer o le saca
los gases, actividad sorprendente por la extrañeza que produce alegrarse tanto
de que te eructen en la cara. Será un poco por todo ello. Será porque ahora veo
los partidos con un nuevo atlético de casi cuatro kilos que acaba de llegar en
el mercado de invierno a mi casa. Seguro que es por eso…
Se
presentaba el Levante a jugar en el Calderón y lo hacía según las señas de
identidad del equipo valenciano: no jugar demasiado y no dejar jugar aún más,
lo que tiene su mérito por encima de criterios estéticos. Salió el Atleti a por
el partido desde el minuto uno y salió de esa manera que nos ha enamorado más o
menos a todos: con la intensidad por bandera, con la presión desbocada como
aliada e intentando avasallar al rival, aunque este sea tan incómodo como una
silla de diseño finlandesa. Se volcaba el Atleti por la izquierda enganchado a
la profundidad de Filipe y a la verticalidad de un Cebolla que merecía
titularidad. Poco a poco fue nivelándose la llegada por la otra banda gracias a
la mejor noticia de la noche: Manquillo. Manquillo suplió ayer a Juanfran de
manera soñada para un canterano. Javi estuvo intenso, entonado, comprometido,
disciplinado cuando debía y sobre todo atrevido. Por encima de todo estuvo
brillante y enamoró a todos, incluso a los de corazón más duro y ceño más
fruncido. Manquillo ayer se adueñó de la banda derecha y, lo que es más
importante, del futuro de esa banda en el equipo. Fue capaz de tirar un
desmarque profundísimo y asistir de primeras a Adrián para que éste aseara un
partido que era reválida para él ante el terreno que Diego Costa le ha ganado.
Aprobó solo el asturiano, al que se le debe medir en más citas, aunque tal vez
su partido, como el de los demás, se empequeñeció ante la irrupción del lateral
derecho del filial por el que desde ayer bebemos los vientos.
Seguía el
Atleti intentándolo. Presionando y achuchando siempre con Gabi y su generosidad
en el esfuerzo a la cabeza. Con Koke mandando y con las bandas acompañando. Se
encontraba el Levante, especialista en desactivar rivales, totalmente
desactivado y en una de estas Falcao se rompió...
– ¡Ah!,
¿pero Falcao estuvo ayer sobre el campo? –se pregunta de manera impertinente.
Hombre,
estar, lo que se dice estar, estuvo. Estuvo desconectado, sobre todo. No queda
claro si echó de menos el trabajo que le hace Diego Costa, los balones de los
que le surte Arda o si físicamente no estaba al cien por cien, pero el hecho es
que estuvo pero poco, aunque se le espera. Con la lesión del Tigre todavía
fresca, llegó un balón medio sueltecito, medio libre y mediopensionista a Koke.
Resurrección vio por el rabillo del ojo al portero algo adelantado y clavó en
la escuadra un balón que finiquitó el partido y terminó de enamorar a todo
aquel que no acababa de caer rendido al canterano y su enorme temporada.
Ha
comenzado una segunda vuelta a la que pedimos con ilusión y fe que sea tan
buena como la primera. Éste Atleti ha enamorado durante la primera parte de la
temporada, y aunque pudiera ser opinable si también ha enamorado su juego en
todas las citas, lo que es indiscutible es que lo ha hecho por compromiso y
seriedad, algo que muchos creíamos perdido en el abismo de la sociedad anónima
deportiva. Incluso en los momentos de menor inspiración, este equipo deja unas
mariposas en el estómago que hace muchos años uno no sentía. Más allá de
connotaciones sentimentales y de aspectos subjetivos, uno cree justo el lugar
que ocupa el equipo en la clasificación y aún piensa que probablemente haya
merecido más en algunas plazas donde se dejó puntos. Además de todo eso, que no
es poco, sobre el campo surgen como setas noticias buenas e incluso estupendas,
como por ejemplo la recuperación de Costa, la irrupción de Manquillo, la
confirmación de Koke o la jerarquía de Miranda. Será cuestión del amor, pero
uno ve a los nuestros más altos, más listos y hasta más guapos. No apetece que
el romance termine y para eso está el Cholo, el Cupido que disparó la flecha
que ha acertado en todos los corazones rojiblancos, esos que antes se
desangraban no reconociendo lo que tenían delante. Probablemente quede ñoño y
demasiado meloso, pero no me digan ustedes que no es bonito sentirse así.
Permítanme
terminar de manera tan tonta, que me toca ir a preparar un biberón. Es lo que tiene el amor...
Mi más sincera enhorabuena, don Emilio. Y a trabajar desde el primer día para que el nene no salga defectuoso, y le dé por dejarse llevar por la corriente de pensamiento binario que nos imponen desde todos los lados. Yo tengo dos churumbeles y parece que hemos hecho las cosas bien: sueñan en rojo y blanco, como tiene que ser.
ResponderEliminarEn cuanto al partido, podríamos proponer que, cuando en casa metamos el 2-0, el árbitro pite el final del encuentro. Contra el Zaragoza, el Betis y el Levante, ahí se ha acabado todo.
Muchas gracias Don Juan. Efectivamente, desde el primer día hay que aleccionar a los más pequeños para que abracen la verdadera fe y luego no pillarse un disgusto de tres carriles en cada sentido con su mediana y todo si equivocan el camino.
EliminarEspero poder hacer el trabajo igual que usted, la verdad..
En primer lugar quiero darle mi más cordial enhorabuena, don Emilio. Noticias como ésta son las que da gusto oír.
ResponderEliminarVeo que ha seguido la actualidad atlética a pesar de que ahora estará más ocupado que antes.
El equipo sigue una línea de trabajo estupenda y no parece que vaya a bajar el pistón. Esperemos que lo de Radamel no sea muy grave. Dicen que un par de semanas.
Excelente noticia también el partido de Manquillo.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, querido Don Julio. He empezado el 2013 de manera maravillosa y esperemos que acabe también de manera brillante en lo que toca a nuestro equipo. Motivos para la esperanza nos está dando.
EliminarUn abrazo enorme...
Ese niño viene con títulos debajo del brazo, don Emilio, y lo verá en unos meses. Enhorabuena y aproveche para dormir cuando pueda, que ya se sabe que el amor y el descanso están algo reñidos.
ResponderEliminarReñídisimos, la verdad. Gasto unas ojeras que ni María de la O.
EliminarOjalá tenga usted razón en eso de los títulos, aunque sea al menos por pelearlos hasta el final...
Se agradece la felicitación.
Bueno, D. Emilio, lo primero y principal es darle a usted y a su señora mi más sincera enhorabuena. Esto si que es un fichaje y no los que nos brinda el ínclito Mendes...
ResponderEliminarAdemas,he de felicitarle por el indudable gusto, clase y categoría que tienen ustedes al llamar al pequeño con el elegantísimo nombre de CARLOS. No porque sea tocayo mio, pero una persona identificada con tan sonoro nombre no puede por menos que ser distinguido con las mas altas cotas del estilo y la prestancia...
Por lo que respecta al Atleti, durante su permiso de paternidad, seguimos en esa línea ilusionante a la que el Cholo (we trust) nos está acostumbrando. Un equipo honesto, trabajado y en ocasiones brillante que, pase lo que pase al final de la temporada, no nos va a quitar esa satisfacción de haber hecho (por fin) las cosas bien.
Asi que nada, mi querido D. Emilio. Disfrute de ese regalo,incúlquele el veneno rojiblanco, ese dulce veneno que nos hace tan especiales y no sufra por las noches en vela...Son las ojeras mejor empleadas que uno pueda soñar...
Con un abrazo...Buenos Dias.
Gracias Don Carlos, espero que la elección del nombre sea una premonición y el pequeño llegue a ser tan buena gente como tantos otros tocayos, entre los que se incluye usted, que conocemos,
EliminarParece que ya tiene el veneno dentro, y no solo por haber visto ayer dos o tres partidos del equipo, que también, sino por quedarse mirando muy fijamente el banderín del equipo que he colgado en su habitación cuando está en el cambiador con las vergüenzas al aire. Dice la madre (y la suegra también, muy en su papel) que todavía no distingue más que sombras, que todavía no ve, pero servidor no se lo cree. Qué mejor manera de empezar a tener conciencia del alrededor de uno que mirar esos alegres colores de sus rayas rojiblancas...
Un abrazo y buenos días...Ya casi tardes..
Enhorabuena amigo, bienvenido al club de los que luchamos por tener una nueva generación de minoritarios en la clase, un poco incomprendidos, pero con un carácter especial, forjado a base muchos sinsabores y algunas alegrías.
ResponderEliminarEsperemos que el proyecto actual dure hasta que su vástago pueda identificarse con él, le haría el trabajo mas fácil...
Póngame a los pies de su señora.
Enhorabuena, don Emilio.
ResponderEliminarLástima que perdamos alguna crónica, pero nada hay más grande que nuestros hijos (rojiblancos). Y no se preocupe, no se “perderá”. Como decía un amigo: “nuestros hijos son lo que son porque para eso son nuestros hijos”.
Un abrazo y mucha suerte.
Don Hopper y Don Paul, muchas gracias por sus amables felicitaciones y les ruego disculpen la tardanza en hacer acuse de recibo de las mismas. Nada nuevo les voy a contar que ustedes no sepan, esto de educar a un rojiblanco no entiende de horarios ni de compromisos.
ResponderEliminarMás que a proyectos, uno espera que cuando se enganche de verdad a la causa lo que haya desaparecido de la entidad sea el binomio corrupto. A la espera de que se materialicen nuestros deseos de libertad para el equipo, reciban un fraternal abrazo desde la ojera casi gótica que luce uno...