Artículo publicado en CTXT:
http://ctxt.es/es/20160406/Deportes/5231/La-Peineta-Gil-Marin-Slim-traslado-Vicente-Calderon-La-Colchoner%C3%ADa-La-agon%C3%ADa-del-mediapunta.htm
“Peineta sí o sí”, afirmó hace unas semanas Gil Marín haciéndose a la vez carne y nariz en un acto al que no pudo estafar su asistencia. Anunció el seguro traslado con esa voz adiestrada en decir en la misma frase una cosa y la contraria burlando cualquier polígrafo. Siendo puntillosos se echó de menos, como es costumbre, el acompañamiento a la guitarra de los números. Cuando la gerencia del club toma la palabra, las cifras suelen ocultarse bajo densas capas de palabrería y no salen por no constiparse o por no encontrarse de frente con alguna lumbrera que sepa sumar y restar con suficiente soltura.
http://ctxt.es/es/20160406/Deportes/5231/La-Peineta-Gil-Marin-Slim-traslado-Vicente-Calderon-La-Colchoner%C3%ADa-La-agon%C3%ADa-del-mediapunta.htm
“Peineta sí o sí”, afirmó hace unas semanas Gil Marín haciéndose a la vez carne y nariz en un acto al que no pudo estafar su asistencia. Anunció el seguro traslado con esa voz adiestrada en decir en la misma frase una cosa y la contraria burlando cualquier polígrafo. Siendo puntillosos se echó de menos, como es costumbre, el acompañamiento a la guitarra de los números. Cuando la gerencia del club toma la palabra, las cifras suelen ocultarse bajo densas capas de palabrería y no salen por no constiparse o por no encontrarse de frente con alguna lumbrera que sepa sumar y restar con suficiente soltura.
Con las matemáticas
escondidas a buen recaudo, el debate se traslada interesadamente a la grada.
Dudar de la operación le convierte a uno en un mal atlético. En un retrógrado al
que la nostalgia impide ver que el crecimiento del club pasa por la mudanza.
Diariamente surgen noticias que equiparan el actual templo rojiblanco con una
losa que imposibilita alcanzar mayores metas ¡Pobre Calderón!, culpable a fin
de cuentas de ser desenchufado progresiva y sistemáticamente de la máquina que
le mantiene con vida a pesar del deficiente mantenimiento de sus instalaciones.
Al recinto que venció a la aluminosis y lleva soportando décadas el desembalse
de orines que provienen de los aseos lo ha derrotado la falta de cobertura para
mandar un Whatsapp. Los tiempos avanzan que es una barbaridad, que dijo aquel.
Condenado el
viejo estadio por atropello de columnas de opinión en su contra, no echarse en
los brazos de La Peineta y las estrellas que traerá en la pechera empieza a
rayar la disidencia más recalcitrante. Justo ahora, desconfiar se antoja un
lujo necesario. La niebla sobre la operación aconseja una disección pausada
centrándose no en el qué, como se pretende, sino en el cómo. Pisos con las burbujas
pinchadas, suelos de calificación –incluso moral– opinable, planes con las
alturas de pon y quita, deudas encogidas o dadas de sí según convenga,
infraestructuras atrapadas en permanente estado de maqueta. Aspectos que obligan
a tratar el tema alejándose de lo emocional. Al fondo del bodegón asoma la
figura de Slim con el manto de salvador sobre los hombros. Convendría hacer
memoria y recordar cómo acabaron las aventuras futbolísticas de los mesías que
un día decidieron ponerse una camiseta. Los interesados pueden llamar a
Valencia en horario de oficina, sin ir más lejos.
Aun a
riesgo de ser tildado de reaccionario, la prudencia debería adornar cualquier
opinión sobre el traslado. Tal vez un brillante futuro pase por la Peineta,
pero ciertamente debiera preguntarse a la masa social por ello con toda la
información sobre el tapete. Conocer y ponderar los riesgos y oportunidades,
saber si el cambio acarreará la llegada de nuevas estrellas o la venta de las
que hay. La afición del Atleti es suficientemente madura para elegir y no es
tan irresponsable como para saltar sin red. Recelar puede ser cosa de
retrógrados y carcas, pero de carcas cabales cuando se trata de un movimiento
jaleado por los sospechosos habituales. Puestos a pedir, no
estaría de más que algún número saliera a la calle a que le diera el fresco.
Aunque fuera muy abrigado, para no constiparse.
Buenos días, don Emilio.
ResponderEliminarNo sé usted, pero yo tengo claro cuál sería el resultado de esa consulta a la masa social. Y mire si son torpes nuestros dirigentes, que ni se lo plantean.
Un abrazo.
Buenos días, don Paul.
EliminarYo tengo la misma sospecha, siempre que el estado actual de desinformación se mantuviera. No sé si es más cuestión de torpeza o de falta de costumbre. No hay nada más incómodo para un dictadorzuelo que dejar que se oigan las voces de los demás.
Un abrazo
La excusa de la desinformación ya no vale, don Emilio. Quien quiere, sabe; quien no quiere, no. Para bien o para mal, el aficionado atlético ha cambiado muchísimo con este siglo. Esta época dorada que vivimos también nos ha cambiado bastante. El aficionado del que hablo, también respetable, quiere ¿crecer? (son más de Griezmann que de Gabi, no sé si me explico). Y como piedra angular para este crecimiento se les ha vendido el cambio de Estadio. Y lo han comprado. En fin, …, que nos estamos haciendo mayores.
EliminarUn abrazo.
Desgraciadamente hay mucho que no sabe o no quiere saber. Consumidores en exclusiva de la dosis oficial que pontifica sobre que no irse a la Peineta será el apocalipsis (now). Como si un estadio nuevo fuera más importante que Simeone, pongamos el caso...
ResponderEliminarNo solo mayores, también afortunadamente gruñones...
Un abrazo