Si el
sábado por la noche ustedes tuvieron a bien darse un garbeo por los alrededores
del Calderón o por boites y otros lugares de alterne en los que el aficionado
rojiblanco gusta de ver los partidos de su equipo, inmediatamente detectarían un
par de detalles: uno, que hacía un frío que pelaba, un frío muy adecuado para
poner un partido a las diez de la noche, un frío de los que llenan las
urgencias de gente tosiendo y las farmacias de guardia de ciudadanos con la
nariz roja y la voz de Marlon Brando y dos, que todos los seguidores
colchoneros iban acompañados a donde fueran de un mono. Sí, sí, de un mono. Como
Marco, pero a la rojiblanca, que siempre tiene más gracia.
La
consecuencia más llamativa de estos parones de selecciones tan antinaturales,
tan a desmano, es la aparición de un mono al lado de cada aficionado. No ocurre
esto con los hinchas de todos los equipos, no. Los hay a los que les da igual
eso de estar quince días sin ver a los suyos sobre el campo, los hay que se
alimentan de tertulias llenas de gritos y venas del cuello a punto de explotar.
Los hay que se nutren de portadas de diarios deportivos que parecen editados en
Lisboa o Braganza, por lo lusitanos que se vuelven en ocasiones así, y más en
ésta. Los hay a los que les basta con mendigar balones dorados para jugadores
con tendencia a la cabriola argumentando que al susodicho le hace mucha ilusión
tener un balón de ese material para hacer juego con las dentaduras de varios de
sus familiares. Hay gente pa’ tó, como decía aquel. No es así en cambio el
aficionado a nuestro Atleti. El seguidor rojiblanco echa de menos al equipo de
la misma manera que hace unos años, aquellos oscuros años antes del
advenimiento de Simeone, le echaba de más y necesita su doble ración semanal.
Su dosis en vena de emoción, de presión asfixiante y de intensidad. Su chute de evasión que le transporta a un mundo de esfuerzo, de sudor derramado y de
brillantez e inspiración, que de eso también hay mucho aunque se diga menos.
Por todo lo anterior, el hincha del Atleti nota brotar de su interior un mono
que dependiendo de la circunstancias puede llegar al tamaño de un gorila de
lomo plateado. Sin más remedio que aguantar los devaneos del calendario el fiel
seguidor asume su condición de padre putativo del mono y le saca de casa, le
apunta a clases de inglés después del colegio y si sale a tomar algo a media
tarde le pide un trinaranjus del tiempo, que estos fríos para los simios de
climas tropicales son proclives a la faringitis. No era raro en los últimos
días presenciar el encuentro de dos vecinos de abono en cualquier calle y
comparar los tamaños de los monos que el parón les había otorgado: “Pues el
suyo ya está muy crecido”, decía un contable con asiento en tribuna baja
comparando su mono con el de un abonado de tres filas más abajo que lo llevaba
de la mano mientras el macaco lamía un chupachups con fruición.
Si ustedes
le cuentan esto a otros, e incluso si osan contarle esto a uno de esos otros
que ustedes saben, no les creerán y les mirarán como solo esos otros suelen mirar,
siempre por encima del hombro, pero ya saben que, como en tantas otras cosas,
ellos se lo pierden. Ellos no saben disfrutar de esas pequeñas cosas como la emoción de asistir a la función navideña del mono disfrazado de
pastorcillo…
Saltó el
Atleti al campo y el público y los monos acompañantes que se atrevieron a desafiar
al frío aplaudieron a rabiar. Saltó también el Getafe y se presentó para la
ocasión vestido de Calippo lo que de por sí es un punto negativo en un equipo
que al que suscribe le cae medio mal por su presidente y por dar asilo político
a una pléyade de mediapuntas. Puso el Cholo en liza a los habituales salvo
Godín, al que suplió Darth Vader con solvencia y torería, y Diego Costa, que
fue dejado por precaución en la banca siendo su lugar ocupado por Raúl García.
Comenzó el partido a temperaturas ambientes, es decir frío y algo desangelado.
Miraba la concurrencia a su derecha y a su izquierda y allí seguían los monos,
comiendo pipas sin pelar, lo que es de agradecer dada la basura que se acumula
en el estadio. Tras el calentamiento inicial, fue Arda en connivencia con los
laterales, espléndidos de nuevos en despliegue y profundidad, el que templó el
partido a base de aparecer por todas las zonas ofreciendo sus gotas de arte
bizantina. Se ha echado de menos al turco en su ausencia, puede seguir
funcionando el equipo, pero de un modo menos especial.
Achuchaba
el Atleti a balón parado y fue de esa manera como el titular de la cátedra de
jugadas de estrategia Don Jorge Resurrección puso el primer gol en la cabeza
del titular de la cátedra de llegadas y goles abrelatas, Don Raúl García I de
Navarra. Continuaba el asedio al marco de un equipo Calippo que ya mostraba
claros síntomas de derretimiento cuando, casi sin querer, llegó el segundo en
forma de autogol tontuelo. Tontuela fue también la expulsión de Valera, ese
supuesto lateral que se nos vendió en su día como el carrilero del futuro y
que, a pesar de dejar de lado su pelo ochentero, demostró que debajo sigue sin
haber demasiado.
Arrancó la
segunda parte con el Calippo prácticamente licuado y golpearon otra vez Villa en boca de
gol y Raúl García cabeceando de nuevo. Justo en ese momento, la afición ya
entrada en calor reparó en que habían desaparecido los monos con los que habían
accedido al estadio, al haber cumplido estos la función que se les encomienda,
la de acompañar al hincha lleno de morriña por no poder ver a los suyos en el
campo. No crean que algún aficionado no se alarmó ante la ausencia de los
simios, los hubo incluso que se acercaron a un puesto de control pretendiendo
que desde megafonía llamaran a un mono pequeño con forma de tití que vestía plumífero
azul marino y pantalón de pana gorda. Terminó la desazón de golpe cuando el
estadio presenció la obra de arte que Diego Costa tenía guardada para los pocos
minutos de los que disfrutó. El de Lagarto se hizo sitio y giró el cuerpo para
enganchar una chilena que de ser ejecutada por otro jugador hubiera acarreado
la emisión urgente de varias cartillas de cupones para tazas de café y
edredones con la foto del lance inmortalizado para la posteridad.
Moría el
partido y todavía hubo tiempo para que la conexión astur, esto es Villa y
Adrián, redondeasen la cuenta ante el alborozo de una afición que ya no se
acordaba del mono de los últimos días ni de los parones que apetecen como
acompañar a la suegra al callista. Marchaba el respetable feliz a sus casas y
había olvidado el frío, la hora y el aburrimiento de la última semana pero
guardaba en sus retinas la nueva exhibición de los suyos. Guardaba un gol de
bandera y un partido completísimo ante un rival con sabor lima-limón.
Comentaban los aficionados los distintos lances vividos de camino a sus vidas y
algún despistado preguntó a otro porqué llevaba una cazadora pequeña y una
bufanda rojiblanca tamaño infantil en la mano y éste no supo contestar.
Recordaba lejanamente que acudió al partido de la mano de alguien, de un mono
tal vez, pero no fue capaz de hacer más memoria. Estos chutes de fútbol que el
Atleti proporciona dejan estos maravillosos efectos secundarios.
Pues mi mono, D. Emilio, era un cansino monicaco aullador de las selvas de Borneo. Un cansino que no hacía mas que repetirme lo aburrido que se hace ese interín de selecciones en la que, encima, la nuestra no se jugaba nada...(claro que, viendo los noticieros patrios, parece que la "nuestra" era otra que, vestida de la misma guisa, parecía haber ganado un mundial, cuando sólo se han clasificado para el mismo, vía repesca, esa recuperación de notas de estudiante torpe...).
ResponderEliminarPero, de la misma forma, el macaco desapareció de un plumazo, conforme los rojiblancos retomaban la senda de la victoria en un partido espectacular. No puedo poner un pero. Ni un reparo....
Antes al contrario. Me maravillaron dos detalles al márgen del excelente rendimiento de todos. La brutal presión al final del partido, con una goleada a favor y el máximo respeto al rival, independientemente de la paliza futbolística.
Correr, presionar aunque vayas goleando, es respeto a la competición. Ronditos, pasecitos mirando al tendido, "espaldinhas", dejar de atacar y otras bobadas, no lo son. Hasta en eso, este Atlético del Cholo (we trust), me causa una profunda admiración.
Buenos dias.
Lo del calendario habría que hacérselo mirar aunque ahora que lo pienso, ni me imagino el mono que se nos quedará cuando llegue lo del mundial qatarí y haya que parar dos meses todas las ligas...
ResponderEliminarLo de seguir atacando, lo del hambre continua es algo encomiable, ya lo puso de manifiesto nuestro líder en la rueda de prensa postpartido, lo de Arda y Filipe bajando como bestias con el partido roto, acabado y sin posibilidad ninguna de arreglo. Además, como bien dice usted sin ningún aspaviento, sin menoscabar innecesariamente al rival (bastante menoscabado intrínsecamente, la verdad)...
Todo lo que ocurre últimamente en el campo y fuera de él alrededor de este equipo es admirable, pena de palco....
Buenos días.
Presión asfixiante la del Equipo, que va in crescendo conforme avanza el partido. Cada vez estamos más a gusto con la pelota y seguimos comodísimos sin ella. La disposición ofensiva del Atlético fue impresionante y se metieron siete como se pudieron meter doce. La labor de nuestros laterales rompe a los rivales pues en ocasiones se encuentran con ocho tío atacando en manada. Vamos a ver si damos un golpe de autoridad en Elche, no ya ganando, sino jugando con la “ofensiva total” que demostramos en el Calderón.
ResponderEliminarGracias por la crónica y muy buenos días.
Sí, esa es la (pequeña) asignatura pendiente: salir en muchos partidos fuera de casa con la misma predisposición con la que se sale al Calderón...
ResponderEliminarHay que reconocer, sin querer quitar mérito ninguno, Dios me libre, que a un equipo como el Getafe, tan plagado de mediapuntas, finos estilistas y mozos de buen ver, le aprietas las clavijas y te salen siete como pudieran haber salido una docena, como dice usted.
Un abrazo.
Yo creo que tendriamos que salir a si siempre con esa intensidad y con esa garra ,tambien entiendo que todos los partidos no son iguales y el cansancio acumulado tambien se nota ,pero un equipo como el nuestro en la actualidad no debe dejarse dominar por un villarreal, como mucho de poder a poder y siempre en el madrigal pero yo vi el partido y la verdad no tirabamos a puerta y creo que son partidos donde hay que demostrar quien somos incluso aunque perdamos pero no colgarnos en la porteria porque tenemos muy buenos jugadores para poder hacerlo.Bueno un abrazo fuerte a todos los atleticos ,forzaaaaaaaa atlettttttttttttttttttttttttti.
ResponderEliminarAunque parezca una barbaridad lo que hizo daño en Villarreal fue el gol tan tempranero. Ponerse por delante unido a lo seguro defensivamente que se encuentra el equipo hizo el resto...
ResponderEliminarYo creo que lo que hizo daño en Villarreal fue … el Villarreal. Un buen equipo. Las bajas de Godín, Filipe y Costa (jugó si jugar) también se notaron. Pero hay que contar con todo.
ResponderEliminarPor otra parte, ¿se dan cuenta de que estamos hablando de un empate en casa del cuarto clasificado y de un supuesto tropiezo? Da gusto hablar de fútbol. ¡Cómo nos ha cambiado el Cholo!
¡FORZA ATLETI!
Tomen como ejemplo lo de ayer, un partido sin más motivación que la de portar la sagrada camiseta (euros aparte, eso es más cosa de Mendes) que se saca con nota a pesar de las ausencias y las pifias....
ResponderEliminarPor cierto, Cholo se dejó la voz en la gran madre Rusia....