“Los “infiernos” ya no son lo que eran, cuando yo “fifia” en el pueblo sí que hacía frío…”
“Fifiano”, filósofo de “farra” de “far”
¡Cuánta razón tiene Viviano (o “Fifiano”, si ustedes así lo prefieren)! Los infiernos ya no son lo que eran. Poco tiene que ver el tan cacareado infierno de Estambul con otras lides libradas en otros avernos continentales. Poco tiene que ver el partido de ayer con aquella eliminatoria en Atenas contra el Olimpiakos de hace ya bastantes años en el que a Schuster le hicieron de todo al lado de un banderín de corner. Si les digo la verdad, no son esas las ocasiones que uno recuerda como infernales, no guarda en las meninges especial huella negativa de aquellos y otros lances en los que supuestamente se visitaron los dominios de Pedro Botero, no. Una guarda recuerdos mucho más dañinos y desagradables de otras citas. Citas que no fueron calificadas de infiernos pero que lo fueron: Timisoaras, Lens, Ofis de Cretas, Parmas y muchos otras plazas sí son recordadas con calor de llama eterna, por mucho que el público asistente fuera de una educación exquisita y hasta tomara el café sin sorber y levantando el dedo meñique para aparentar finura.
Ya en el túnel de vestuarios, se podía constatar que los infiernos, y por extensión los demonios que en ellos moran, no son lo que eran. Uno miraba a los turcos y no veía fiereza otomana ni furia bizantina. No veía pelos largos ni entrecejos poblados. No atisbaba centrales desdentados ni laterales que pudieran ser bajistas de un grupo de hard rock. Si uno los observaba bien, veía mozalbetes repeinados de metrosexualidad apreciable. Es más, miraba a los turcos y le parecía estar de vacaciones en el Algarve de los portugueses que parecían. Se cuenta incluso que en los vestuarios se escancia vino verde de Oporto y se escuchan fados que llenan de melancolía las tardes de balompié. Cosas de esas que en nuestra casa suceden también por obra y gracia de la alianza de civilizaciones y pelotazos de Mendes, proveedor oficial de jugadores de ambos conjuntos.
Salieron los equipos al infierno y, de entrada, se sumergieron en un purgatorio de imprecisiones. El timidísimo acoso inicial de los turcos fue respondido por el Atleti a base de buena colocación pero también de un excesivo patadón. Puestos a pedir, tal vez se debería salir mandón de entrada, máxime frente a equipos de incontestable inferioridad como el Besitkas. Tal vez sea esa una de las asignaturas pendientes del Cholo, el dotar al equipo de más hechura a la hora de ir a por el partido en los primeros veinte minutos, ya que se ha conseguido (que no es poco) no perder los encuentros de entrada, como ocurría antes. Volvía el centro del campo a otear el balón de lejos en su viaje desde la defensa a las cabezas de los delanteros. Probablemente se trate de una cuestión de jerarquía por parte de los mediocentros, cumplidores la mayoría de las veces, pero casi nunca destacados en la elaboración. Volvían el fútbol feote y las entregas generosas del cuero al contrario. Enfrente, poco ofreció el equipo turco. Si acaso algún amago de Simao, alguna dejada de Almeida, delantero tipo tanque de los que gustan a servidor que ayer fue muy bien frenado por unos centrales que cumplieron de manera destacable y el despliegue de Toraman, centrocampista con nombre de superhéroe del que se desconoce al cierre de estas líneas el superpoder con el que transita por la vida.
Pasado el tanteo inicial, empezaron a darse cuenta los nuestros que el infierno no era tal. Esa revelación dio pie a un mayor atrevimiento por parte de Koke, de Turan, de Adrián y de Juanfran, la columna vertebral creativa del equipo en la actualidad. Fruto de una combinación de todos ellos llegó el gol de Adrián tras destacable pase a Arda de un Juanfran que cada día crece en confianza e importancia en el equipo. Curioso lo de Juanfran, muestra con regularidad cada vez más cosas en ataque desde la certeza de que se está convirtiendo en un valladar en defensa. Tarea casi imposible se ha convertido desbordarle y hasta empieza a hacer faltas de esas que solo saben hacer los centrales experimentados, esas en las que se posa la mirada en el rival que yace en la hierba con desprecio por ser tan blandito y quejica. Con el gol acabó el Besitkas y cualquier atisbo de resistencia que pudiera llegar a ofrecer. A partir de ahí, el equipo turco deambuló por el campo con una tibieza que hace pensar en la profunda huella que ha debido dejar en la institución ese mediapunta de manual que prestó sus rubios servicios a la causa: Maria José Gutiérrez, “Guti”.
Poco podemos decir sobre una segunda parte sin demasiada historia. Si acaso que el resultado, aunque contundente, se antoja corto ante la cantidad de llegadas que tuvo el Atleti. Poco inspirados anduvieron Falcao y Adrián de cara a puerta, si bien este último nos dejaba en cada jugada un detalle que hacía sonreír con satisfacción pero también con ese miedo que da que un jugador así de diferente sea vendido por nuestros premiados gestores en cuanto el verano asome sus calurosas orejas. Se redondeó el resultado por aplastamiento y con la inestimable colaboración del portero rival que permitió a Falcao meter un gol que convirtió al arquero en centro de las iras de la gradería. Mojó también Salvio en otra de las innumerables llegadas y ahí, justo ahí después del tercer gol se produjo la incontestable constatación de que los infiernos no son lo que eran, y no solo por el resultado y la impresión general del partido. Salió un animoso aficionado turco al campo dispuesto a increpar a su guardameta cuando, al igual que San Pablo en su camino de conversión, cayó de rodillas frente al dadivoso portero con la misma devoción que si tuviera enfrente a la Virgen de las Angustias. Tal alarde de fervor fue presenciado por los jugadores atléticos con distancia pero con la emoción propia de un momento así, con los pelos de los brazos muchos más que erizados. Pusieron fin a tal momento de éxtasis varios integrantes del servicio de seguridad que se echaron encima del orante de manera brusca, no quedando claro si fue por mantener el orden público o por impedir que el espontaneo sacara al portero en procesión mayor ya que adornaba su aspecto con aperos de costalero sevillano.
Los infiernos ya no son lo que eran, de ninguna manera. Éste Atleti visita los infiernos con la ilusión de un turista japonés y no nos deja ni un vulgar sobresalto a lo largo de la noche. No tememos por los resultados ni vivimos estrecheces ni agobios a lo largo de este tipo de partidos. Los que sentimos en rojiblanco hemos dejado de temer a este tipo de infiernos, tal vez por considerarlos exagerados. Será a lo mejor porque estamos acostumbrados a vivir en nuestro propio y particular infierno de gestión deportiva y económica del club. Veinticinco años llevamos con el calorcito del averno gerencial metido en nuestras carnes, ya chamuscadas. Sí, probablemente sea por eso por lo que ya no nos asustan los infiernos que vengan.
“¿Infierno? Tendrían ustedes que ver el ambiente de una cena de nochebuena en casa de la familia de mi marido…”
Rosalía, experta en celebraciones infernales
Lo del Fifiano y el costalero-espontáneo postrado de hinojos ha estado de 10. No para sonreir, sino para la carcajada.
ResponderEliminarA ver cómo se da el partido contra el equipo de la ciudad de Ernesto de Hangover, aunque soy bastante optimista con la competición.
Pues tiene buena pinta la competición...y hasta prefiero cruzarme, si todo sale como pensamos, con el Valencia que con el Bilbao. Lo mismo hasta clamarán por venganza por aquel lance en el que Zigic demostró su descaro y libertinaje por salir a jugar con la camiseta hecha unos zorros....
ResponderEliminarNi mas, mas. Ni mas, menos, D. Emilio. Con el Cholo, los infiernos parecen menos, oiga. Asi que, ¡que pase el siguiente!.
ResponderEliminarY el siguiente es el Hannover en dia de huelga. Huelga decir que los nuestros no deben hacerla, por lo que pueda pasar. Y por mi, antes que al Valencia (eliminatoria muy difícil..encerrronas y tal...)prefiero al AZ. Asi si.
Buenos dias.
Puestos a pedir, también preferiría al AZ (equipo que no juega nada mal, oigan), pero siendo realistas, lo más seguro es que nos crucemos con los chés. Pero no se olviden que el coco de este cuadro es el Bilbao...
ResponderEliminarDel Hannover poco sabemos, si acaso sobre Ernesto de....
Buenos dís, ¿preparados para Mallorca?
Uy, D. Emilio, que poco me ha gustado lo de hoy. Plomos fundiditos y mucha tela por cortar. Parece mas que un mero accidente, un tirón por falta de gasolina...
ResponderEliminar¿Hasta aqui hemos llegado...?
Buenas tardes, aunque no sean buenas.
Pues no sé si hasta aquí...pero vamos a estar muy justos en cada partido mientras se jueguen las dos competiciones.
ResponderEliminarMe empieza a recordar sospechosamente esta temporada a la de Hamburgo (eso sí, con un entrenador que no nos avergüenza, que ya es bastante más)...
Buenas noches...