– Diga treinta y tres –dijo asépticamente la doctora recién licenciada que regentaba el servicio de urgencia.
– Treinta y tres –repitió Arsenio con obediencia y sin tener muy claro el por qué de utilizar siempre ese número ¿Será que el treinta y tres da tos? ¿Será que provoca silbidos bronquiales? ¿El treinta y cuatro conlleva mejoría?
– Puede usted bajarse la camiseta –dijo ella zanjando a la vez el reconocimiento y un nuevo episodio de esa bisoña incomodidad que sentía ante las desnudeces decadentes y algo indignas de la mayoría de los pacientes que visitaba–. Pues creo que ha cogido usted un virus.
– ¿Un virus? ¿Como el virus FIFA?–inquirió el paciente buscando algo más de definición en los metros finales del diagnóstico.
– Sí, sí, lo que yo le diga. Anda el ambiente plagado de virus. No sé si será por esto de que no llueva o por lo de la crisis, que la crisis tiene la culpa de casi todo. Fíjese que hay teorías aceptadas casi sin reservas que dicen que en estos tiempos de estrecheces hay muchos más virus en el ambiente. Por lo visto, andan alocados buscando organismos rollizos y bien alimentados y, claro, eso ahora es difícil.
–Ya. Y…entonces, ¿lo de tos?
– Se trata de un cuadro claro de tos improductiva. Es decir, toser por toser. Usted tose porque está en casa encerrado sin hacer nada. Si sale al cine o a pasar la tarde a un merendero no tosería ¿Tenía usted algo previsto para hacer antes de encontrarse postrado en el lecho del dolor?
–Bueno…yo, supongo que ir al fútbol. Al Calderón, vamos.
– ¡Vaya, vaya! Le vendrá bien. Lo dicho, airéese, tome muchos líquidos y quedamos a la espera de ver cómo evoluciona–dijo mientras Arsenio salía de la consulta con la duda de si los botellines prepartido favorecerían esas evoluciones. Líquidos eran, desde luego.
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Acudía a consulta nuestro equipo en la tarde dominical para ver si los síntomas mostrados en los dos últimos partidos merecían tratamiento. Algunos preguntaban si no sería por falta de reposo, a lo que daban ganas de contestar que a ver si ahora vamos a pensar que la plantilla es corta cuando hace dos semanitas se bendecían las rotaciones y las profundidades de banquillo. Salió el enfermo con el camisón hospitalario de gala, o al menos uno de los camisones que pensamos que le sienta mejor, pero sin trivote, un hábito que fue recibido a principio de temporada como saludable pero que, después de pocos partidos se ha convertido en un vicio que enlentece considerablemente la circulación. La del balón, principalmente. La presencia de tres elementos del mismo corte en el sistema circulatorio provoca varices en la creación y prurito en la continuidad del juego.
El partido resultó tan improductivo como la tos diagnosticada. Juego a ráfagas, oleadas de dolores de cabeza para unos porteros que se sobrepusieron con entereza a las migrañas atacantes. Rachas de fútbol demasiado horizontal, casi postrado. Golpes, fases de muchos golpes. Fases trabadas que dejan olor a réflex y moretones en las tibias y, tal vez, en las convicciones de un equipo no sobrado de autoestima. El enfermo pudo llevarse el partido, sin duda, solo con que las arritmias sufridas en el remate de aquellos que deberían hacer latir las redes con fuerza se hubieran estabilizado. Aún así, nos quedamos mirando al yacente y no acertamos a saber si tiene un color estupendo o se pone amarillo por momentos. No sabemos si darle el alta o llevarle a cuidados intensivos. Seis años de carrera, tres de residencia y dos de especialidad para llegar a estas no conclusiones. Vaya…
Los primeros análisis no han resultado concluyentes: parece que este año los triglicéridos defensivos están más altos, sí, pero parece que los niveles de la glucosa goleadora tienen altibajos. Picos contra equipos de menor exigencia y valles contra los que deben luchar con nosotros por la curación que ofrecen las zonas nobles de la clasificación. Aún así, hay indicadores que ofrecen una lectura clara: el lateral derecho se rehabilita a ojos vista cuando Silvio es quien lo ocupa, especialmente en ataque; Mario Suárez lleva unos partidos segregando mucosidades y demasiados balones comprometidos hacia los contrarios, hecho que merece recetarle banquillo como medida higiénica; Falcao pierde eficacia como remedio contra la astenia goleadora cuanto más alejado se encuentra del área contraria; Arda aparece y desaparece como un eczema al que se rasca compulsivamente, alternando mejorías con recaídas; Reyes…, ¡ay Reyes!, Reyes se ha convertido en el placebo de este equipo, su presencia como excipiente parece necesaria pero no acaba de serlo, su efecto disminuye con los días de administración y dan ganas de dejar de medicarse con él, sobre todo si espaciar su toma pudiera traer consigo la titularidad del genérico asturiano Adrián, medicamento éste que alivia el malestar general a base de desmarques y visión de juego colectivo.
El partido de hoy y por extensión la temporada del equipo pudiera declararse como de pronóstico reservado. Al no tener claro el mal, si es que lo hubiera, que nos aqueja, dan ganas de decir que hemos cogido un virus. Sí, sí, un virus que es lo que suelen decir los médicos cuando no tienen ni repajolera idea de lo que le pasa al paciente. Mirando las cosas con filosofía, pudiera ser que lo hayamos incubado tras las dos primeras goleadas en casa y que a partir de ahora empezaremos a enderezar la espalda tras el inoportuno ataque de ciática de estos tres resultados. Mirándolo de manera negativa, se podría pensar que realmente estuvimos bajo sus efectos en los partidos contra Racing y Sporting y que, pasados los momentos febriles de buen juego, ahora es cuando estamos en nuestro estado natural ¿Qué nos queda? Seguir vigilando la evolución del paciente (¿o deberíamos decir que los pacientes somos nosotros?). Mirarle fijamente las pupilas, dar con la dosis justa de medicina e incluso golpear si es necesario con un martillo en la rodilla para ver si los reflejos repuntan. Eso sí, sin estridencias, que solo faltaba que además de esta tos tan improductiva pero tan cabrona, se nos rompiera también el ligamento cruzado.
El Atlético lleva enfermo años y años, pero ni quieren curarlo ni reconocen su enfermedad.
ResponderEliminarDon Emilio (le mantengo el saludo respetuoso aunque últimamente no responda a mis misivas, como el gorila del chiste aquel), le amplio aaquí cierta información sobre virus, ya que le veo interesado en el tema:
ResponderEliminarLa clasificación de Baltimore de los virus se basa en el mecanismo de producción de ARNm.Esta clasificación reparte los virus en siete grupos:
I: Virus dsDNA (ej., adenovirus, herpesvirus, poxvirus). ¿Qué mal es el que nos afecta? Poxvirus, así, en general y sin necesidad de concretar.
II: Virus ssDNA (ej., parvovirus). Pardovirus, querrá decir, la falta de actitud competitiva contra equipos que no sean claramente inferiores al nuestro retrata la falta de acoplamiento. Que a su vez es resultado de incorporar a los fichajes tarde y mal.
III: Virus (+)ssRNA (ej., picornavirus, togavirus) -> ¿Togavirus? Efectivamente, mientras la justicia no expulse del organismo a los giles parasitarios, la curación completa es imposible.
IV: Virus dsARN (ej., reovirus)-> Ya puestos, mejor que la expulsión -por vía rectal- sería la reclusión de semejantes especímenes en un calabozo, o una placa de Petri (que así se llama, casualmente, mi portera).
V: Virus (-)ssRNA (ej., Ortomixovirus, rabdovirus). De rabovirus nada, ahí estamos bien, gracias.
VI: Virus ssRNA-RT (ej., retrovirus). Lo retro vuelve, claro que sí. En concreto las convocatorias de Manzano parece que se guían por el espíritu de la Movida madrileña, ya que uno pasa de la titularidad a no ir ni convocado, de ahí al banco...
VII: Virus dsDNA-RT (ej., Hepadnaviridae). Reto a los presentes que hagan un chiste con semejante palabro.
Don Ricardo, ruego sea usted magnánimo a la hora de disculpar la no contestación por mi parte a sus acertados comentarios, cosas de la fiebre y de los esputos (con perdón). Aún así, retomo su comentario sobre el tema del nuevo orden periodístico mundial y sus enviados, Los Manolos, para decir que efectivamente Torres no es valorado por estos aficionados del renacimiento que ahora florecen por esporas de buenrollismo y cercanía. ¿y saben qué? Que casi prefiero que ese tipo de seguidor no lo haga. Correríamos el peligro de que alguno comparara a nuestro Fernando con uno de los iconos goleadores del régimen, el inefable Poli Rincón.
ResponderEliminarAíslo este comentario del anterior para poder glosar como merece tamaña genialidad clasificatoria y organizativa.
ResponderEliminarEs usted el IKEA de los virus, oiga. Solo me permito añadir que el último de los virus, ése tal Hepadnaviridae, me suena a mediapunta georgiano representado por Mendes que en un futuro se incorporaría a nuestras huestes en formato de cesión con opción a garrote vil.
Corro a serigrafiar una camiseta alusiva a la criatura...
El nombre completo es Demis Hepadnaviridae, también conocido como La Oca Hepadnaviridae (después del Pato y el Pollo quedan pocas aves de corral que no estén ya pedidas).
ResponderEliminarNo me acuerdo si lo representa Cándido Mendes, Luz Casal o García Trasquilón...
Muy buenas, Don Emilio:
ResponderEliminarUno de los principales problemas que veo yo en todo esto es que no hay plan B por parte de nuestro mister. Vale que su idea de juego mola, está bien y tratan, eso sí, en oleadas, de jugar correctamente a esto del fútbol. Pero si un equipo como el de ayer nos obliga a tener a nuestros laterales jugando de laterales (y algunos mal, como el tal Filipe o Luis o Pedro o como pollas se llame, jugador más intrascendente, coña), ¿Qué plan B hay? Porque extremos no le gusta utilizar a Manzaneque, sino más bien haya, acumular 500 tíos ahí en el centro, y ahí se las apañen todos.
Y luego, encima, si tenemos alguna ocasión clara, resulta que le cae al retrasado de Reyes y como siempre quiere meter el gol del milenio, y nunca asegura un disparo, pues perdemos ocasiones como las que marró el gilipollas este ayer.
Si, para colmo, hasta Falcao comienza a contagiarse del mundo, pues ya me contará. Y sí, por favor, Mario Suárez no pinta nada en este Atleti, lo siento. Se que es guapo, canterano y muy buen chaval, pero por mi como si es carpintero. Que se vuelva al puto Mallorca. Sus tonterías están a punto de costarnos puntos. Y no solamente ayer.
en fin. Que tengo un cabreo de 11 pares de narices, para variar. Y luego me quejo del parón de las selecciones. Joder, pero s i es una puta bendición.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con ustedes, no sabemos a qué carta quedarnos si con los partidos de Rácing y Sporting o con estos tres últimos. Porque si es con estos tres últimos apañados vamos.
ResponderEliminarComo dice Tomi, Manzano no hace cambios a su debido tiempo y así es muy difícil cambiar la dinámica del partido.
El caso es que por h que el Barca es muy bueno, por b que el Rennes es muy físico o por j que el Sevilla da muchas patadas no hemos ganado ninguno de los tres últimos partidos.
Un abrazo y esperemos que el enfermo mejore.
¿Demis? No, Don Ricardo, Demis es carrilero largo. Yo me refiero a Tzevael Hepadnaviridae, un orfebre del último pase.
ResponderEliminarDon Tomi, la intención de jugar de una manera aseada se atisbaba más en los primeros partidos. Tomemos como referencia la sensación (si al final voy a acabar echando de menos a QSF) con la que salimos tras el partido de Osasuna y comparémosla con la que tenemos hoy. Ha cambiado algo, la verdad.
ResponderEliminarLo de Reyes empieza a ser preocupante,parece que si no hay un entrenador que le dé la charla técnica en romaní, no rinde. Habrá que buscar un ayudante técnico de la familia Habichuela, oigan.
Un abrazo.
Necesitamos mas pruebas, más observación del enfermo, Don Julio.
ResponderEliminarLa impresión es que vamos tarde hasta para hacernos una idea, como en los fichajes, como en la transparencia, como en todo lo que toca el dúo sacacuartos (derivada golfa de aquellos sacapuntas con mucha menos gracia y más afición por poner el cazo)
Un abrazo.