La nube de polvo que anunciaba su llegada se hizo visible mucho tiempo antes de acercarse a la entrada del pueblo. Los habitantes del pueblo estaban acostumbrados ya, era lo que tenía ser una de los puntos por los que primero pasó el ferrocarril en el estado. Una estación de paso, un lugar por el que todo el que tuviera algo importante que mostrar tenía que pasar. El sheriff y sus ayudantes salieron a recibir a la caravana como solían hacer. No solo era una rutina, era un aviso a los que allí paraban. En ese pueblo no sea admitían los líos.
– ¿Qué les trae al pueblo? –preguntó el sheriff moviendo el guardapolvos para dejar ver el revólver y reparando en el llamativo pañuelo rojo y blanco que vestían los forasteros.
– Trabajamos para el reverendo Appletree. Traemos ganado a la feria. Venimos de muy lejos, de un lugar de verdes pastos al lado de un río. Cerca de territorio indio –contestó uno de los viajeros mientras acariciaba el cuello de su caballo, que piafaba inquieto tras el largo trayecto.
– ¿Cuántos son y qué tipo de ganado traen? –inquirió uno de los ayudantes con tono desafiante
– Somos once, dicen que es el número ideal para conducir este tipo de rebaños. Nos distribuimos según las consignas de nuestro predicador, hay veces que podemos ir más jinetes en la vanguardia. Otras, nos quedamos un poco más tapaditos, como en esta ocasión. Ya le digo, cada caravana tiene sus condicionantes. Depende de los peligros de cada viaje.
– ¿Y el tipo de ganado? –reiteró molesto el guardián de la ley.
– Traemos muchas cabezas de ilusiones. Ilusiones lustrosas que vienen un tanto desbocadas. No ha sido fácil controlarlas, no crea. Es lo que tienen las ilusiones, son rebeldes y algo caprichosas –aclaró solícitamente otro de los vaqueros –. ¿Cree que tendremos problemas para cruzar el pueblo?
– Depende de vosotros –dijo el sheriff provocando una explosión de risas desdentadas en su séquito –. Aquí todo el que quiere pasar necesita un permiso especial del señor Moneybox, el jefe del pueblo.
– No hemos oído hablar de él.
– Ya lo conoceréis, bueno…conoceréis a sus hombres. Los tiene bien entrenados. Son gente sin escrúpulos, con fama de cuatreros de ilusiones. No son hombres fuertes, no. Son más bien bajitos, pero saben utilizar un arma –explicó el representante de la ley para terminar escupiendo el tabaco mascado sobre la roja tierra–. Un hombre peligroso Moneybox. Gusta de vestir como los enterradores, de levita ceñida y corbata estrecha. Siempre tiene una buena palabra preparada, pero no os engañéis, no tiene piedad con quien osa adentrarse en sus dominios sin ofrecerle tajada.
– Tendrá que vérselas con nosotros –sentenció ufano un jinete de mirada altiva, gatillo fácil y rasgos mestizos al que los otros vaqueros llamaban Radamel.
Espolearon los caballos para adentrarse en la población confiados por los buenos resultados obtenidos en los últimos duelos. Estaban ganándose una reputación de pistoleros rápidos y de buen gusto a la hora del disparo combinado pero todavía les quedaba un largo trecho hasta conseguir el renombre de otras bandas, bandas míticas que disparaban sin preguntar. Bandas que contaban sus duelos por victorias y sus borracheras por el número de enaguas subidas a las poco respetables señoritas del salón de Molly.
Justo detrás de la oficina de telégrafos, asomó el primer reflejo de un arma que les apuntaba desde el tejado. Los hombres del reverendo reaccionaron bien y fue aquel al que llaman El Portugués (uno que últimamente andaba fallón con la puntería), el que alojó una bala en la madera que servía de parapeto a uno de los hombres de la banda rival. A partir de ahí, se desataron las hostilidades. Un tiroteo de los buenos, una balacera en toda regla…bueno, no en toda regla. De un tiroteo uno espera disparos en los dos sentidos, pues en este no. En este disparaban siempre los mismos: los bajitos de Moneybox. Los hombres del reverendo Appletree olvidaron en medio del tumulto algunas mejores prácticas que todo pistolero debe seguir a pies juntillas: guardar las espaldas para que no te agujereen el trasero, apostarse tras defensas firmes o que te cubra un compañero con fuego a discreción cuando intentas subir la banda.
Acabó mal, qué quieren que les diga. Muchas bajas y muchas cabezas del ganado de la ilusión perdida. A la hora de buscar responsables se pudiera mirar a una manera de enfocar el duelo algo reservona por la gente del predicador. Tal vez se podría achacar a la pericia de un pistolero con cara de niño alelado que donde pone el ojo pone la bala y al que se le ofrecieron blancos demasiado fáciles. A lo mejor se debería asumir que hay ciertos duelos que, tristemente, de antemano parecen perdidos. Pudiera ser que hay ferias de ganado que nos vienen grandes y de las que salimos heridos en el orgullo por no saber mesurar la realidad. Pudieran ser tantas cosas…o puede ser que siempre sea consecuencia de la misma, esa que nos hace batirnos en duelo desigual de trabucos y arcabuces pagados a precio de oro contra colts y rifles Winchester. El tiempo nos lo dirá.
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– Mira, aquí tengo una superficie apreciable de piel en la que no me han disparado –descubrió animado uno de los hombres de pañuelo rojiblanco cuando, vencidos, enfilaban el camino a casa con el rebaño de ilusiones muy mermado.
– Ya, ya…–dijo algún descreído al ver como el agua que bebía de la cantimplora se le salía del cuerpo a través de la multitud de agujeros que poblaban su anatomía.
Magnífico señor! Me he reido un rato
ResponderEliminarCiertamente no era nuestro partido, quitarle la pelotita a estos es muy dificil, la verdad. Pudimos hacer algo mas? Puede que si, la segunda parte pareció mas equilibrada, aun asi, Perea y Antonio Lopez a mi me parecieron dos cagadillas de mi amigo Manzano, si le quieres quitar el balón al Barça tienes que ser muy preciso en el pase, luego todos tus jugadores deben tocarla bien, y Perea...
En fin, quizas ni seamos tan buenos como pensamos tras el Racing y el Sporting ni tan malos como pareció el sabado
Los dos grandes del futbol español se nos dan mal ultimamente, esa es la verdad, pero debemos ser positivos, la linea de juego es buena, en los otros partidos nos divertimos viendoles jugar, dejemos que sigan mejorando, apenas lleva un mes juntos y estos otros llevan toda la vida, o eso parece.
Yo con ganar la mayoría de los partidos a los 12 o 13 equipos que hay manifiestamente peores que el Atleti y peleando los puntos a los otros 6 0 7 creo que se puede lograr el objetivo en liga. Si hay que tener un mal dia, que sea contra el Barça que contra un Levante, Oasuna o similar, porque contra esos equipos no se deben perder puntos
Independientemente de planteamientos y elecciones de jugadores (equivocados en este caso a mi juicio), a mí lo que me dolió del partido del otro día es la incomparecencia del equipo. Probablemente, en el estado actual nos ganarían 9 de cada 10 veces. Probablemente hubiera sido un suicidio intentar enfrentarnos a ellos con sus armas. Probablemente se podría haber hecho algo más para trabar el partido y encanallarlo.
ResponderEliminarLo que sí que creo que es seguro es que mirando como pasaban a nuestro lado sin dar una mala patada y traicionando el aplaudido (hasta ahora) estilo adoptado, nos deja peor sabor de boca que cualquiera de las otras posibilidades. Esperemos que este resultado no deje huella y no vaya más allá.
Muy buenas, Don Emilio:
ResponderEliminarPues yo fíjese usted que no vi falta de actitud en los nuestros, sino más bien impotencia total, por un lado, y no haber sabido utilizar nuestras mejores armas, por otro.
Dicho esto, me reitero en que estábamos jugando contra el mejor equipo de fútbol de la historia. No me creo que todo el que pase por el Camp Nou tenga falta de actitud. Tendrá que ser algo más y ese algo mas es que juegan a una velocidad supersónica, que presionan como bestias humanas, que tienen un plantillón del carajo, que nos triplican o cuatriplican en presupuesto, que llevan con el mismom entrenador 4-5 años, y que lo de siempre, vamos ....
Yo aún no saco la guadaña, aunque el partido del jueves sí que va a ser una prueba de fuego. Y el del domjingo ni le cuento. A por ellos, coño.
Don Tomi, admito a trámite su petición de denominarlo impotencia. Dicho esto, uno recuerda a muchos jugadores que ante la superioridad de un contrario que no se frena en su intención de agrandar la herida moral hubieran hecho alguna entrada a destiempo, no con ánimo de hacer daño, si no con ánimo de pegar cuatro gritos y provocar una reacción en los nuestros (tomen el ejemplo como debe ser y no me tilden de violento y mourinhista, antes muerta).
ResponderEliminarY eso es lo que me duele, el asumirlo tan naturalmente. Pudieran haber sido 6 o 7 o solo tres, lo que ellos hubieran querido.
Es pronto para la guadaña, tan pronto como lo era cuando estábamos con la pandereta en la mano para celebrar. Esperaremos muy quietos.
Un abrazo.
si John Wayne fuese del Atleti, hace tiemp que los delicuentes estarían a buen recuado
ResponderEliminarUnos tahures es lo que son, Don Fernando, pero en vez de los que se sacaban ases de la manga (que tenían un cierto encanto), son de los que se meten comisiones en el bolsillo.
ResponderEliminarYo sí creo que los nuestros sacaron bandera blanca antes de que empezara la batalla. Por muy desigual que ésta sea hay que poner resistencia. No me gustó nada el Atleti, como bien sabe. Con la disculpa de que no hay nada que hacer contra el Barcelona, salimos a pasearnos. Han pasado tres días y aún estoy dolido, qué quiere que le diga.
ResponderEliminarAlgunos van al Cerro del Espino a recibirles con aplausos. Madre mía!
Claro que la sacaron, Don Julio. Y probablemente de no haberlo hecho el resultado no hubiera sido muy distinto, la verdad. Pero es que hay modos y modos de perder.
ResponderEliminar¿Aplausos en el Cerro? La exigencia, que anda de capa caída, amigo