Herminio y Pancracio, los dos encargados por la gerencia para organizar la batida de búsqueda, peinaban la zona sin dejar siquiera un resquicio entre baldosas sin mirar. Llevaban ya demasiado tiempo liados con el asunto. Ambos estaban al frente de un equipo de más de veinte profesionales cualificados cuyo objetivo era encontrar lo que desapareció de manera incomprensible. También formaban la partida cinco perros sabuesos que no estaban llegando a ser lo decisivos que se pensaba en un principio por estar especializados en levantamiento de tórtolas y perdices pardillas, especies éstas que poco tenían que ver con el objeto de la búsqueda.
El desánimo empezaba a cundir en el equipo ante la falta de resultados. Habían encontrado de todo: antiguas equipaciones Puma olvidadas en una taquilla descolorida, fotos comprometedoras de algún antiguo delantero rompedor de pantalón prieto, quintales de pelusas y hasta el curriculum de un estudiante de derecho que en su momento se postuló para entrar en la sociedad como becario y que ahora andará pensando en planes de pensiones, pero lo que buscaban no había aparecido. Nada. Ni un rastro. Ni una pista que seguir.
Siguiendo un pálpito inexplicable, Pancracio se dirigió a una de las salas ya revisadas en anteriores jornadas y empezó a tantear las paredes con las manos.
– Está aquí Herminio. Siento su presencia –dijo muy serio.
– ¿Cómo lo puedes saber?
– Lo sé –dijo Pancracio con el convencimiento de quién tiene un don, como su bisabuelo paterno el zahorí, aquel que tuvo que emigrar a Cuba por encontrar con igual facilidad aguas subterráneas e insatisfacciones en mujeres casadas.
Al golpear con los nudillos recibió como confirmación un sonido hueco. Agarró lo que más a mano tenía (el trofeo conmemorativo de la primera y última edición del trofeo Spiderman) y derribó un buen trozo de pared. Metió más de medio cuerpo en el agujero y salió triunfante sujetando en la mano lo que tanto habían estado buscando. No fue lo único que encontró, también halló una carpeta azul de gomas con antiguas ofertas hechas a mediapuntas y un cassette recopilatorio de chistes de gangosos interpretados por Arévalo.
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El subsecretario segundo de protocolo y papeleo entró como un vendaval en el despacho del mandamás (o más bien mandamenos, no nos engañemos):
– Don Enrique, ha aparecido.
– ¿Qué ha aparecido qué? –preguntó el presidente con la cabeza en otra cosa, tal vez en revoluciones a costa de los derechos televisivos.
– El transfer. El transfer de Falcao –aclaró el empleado con impaciencia.
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La parroquia andaba expectante ante el debut del equipo en Valencia.
¿Debut?, se preguntarán ustedes, gente de neurona inquieta.
Pues sí, debut. Algo sorprendente y único en la historia del fútbol. Un equipo que ha debutado tantas veces como partidos ha jugado esta temporada. Un equipo que debutará alguna que otra vez más a lo largo del próximo mes. Y es que el elenco titular esperado para este ejercicio no ha podido coincidir en el campo todavía por obra y gracia de los papeles que no llegan, por las operaciones que tardan más de lo debido o por esa excusa tan nuestra para cualquier situación: ésa que echa la culpa de casi todo a que la abuela fume.
Al igual que los protagonistas de la historieta previa, nuestro equipo anda sumido en un constante estado de búsqueda: búsqueda de un estilo, de un equipo tipo, de objetivos claros y alcanzables, del gol. Sobre todo del gol, esquivo en estos dos primeros partidos de liga. Y eso que apareció Falcao, gracias al buen hacer de Pancracio y sus pálpitos. Lo intentó y tal vez no tuvo mucha ayuda, por lo que deberemos esperar algunas jornadas más antes de formarnos una opinión que servidor reconoce que todavía no tiene. En cuanto al estilo, nos quedó mejor cuerpo al terminar el primer partido de liga, aunque a lo mejor el estilo es ajustable a la exigencia del rival como las mallas talla universal que venden en el Decathlon.
Como el que busca halla, o eso dicen al menos, ésta búsqueda en la que nos movemos nos ha llevado a encontrar cositas, así, con la boca pequeña, cositas que puede que disparen ilusiones o que alimenten escepticismos dependiendo de quién sea el que las perciba. Una presión final que debió tener más premio, algún gambeteo traído de Constantinopla, paradas de mérito, cositas, vamos. Alguna malas incluso, la no convocatoria de Koke, la constante baja forma de Tiago y los partidos que Reyes nos ha regalado desde que lleva el diez, un número que pesa demasiado en según qué hombros y que debe ser administrado con cabeza. Fíjense, cabeza y Reyes, agua y aceite.
Les hablaba yo de lo de la búsqueda. Y encontramos algo más. Llegado un momento, Manzano tuvo el pálpito de que necesitaba buscar calidad. Miró al banquillo y la agregó al campo, algo tarde a lo mejor. En esos minutos, nos llegó lo mejor de la noche. No fue una oportunidad, ni una volea de las que rozan escuadras, ni una combinación brillante siquiera. Ocurrió lejos de donde ocurren las cosas importantes en los terrenos de juego, lejos de las áreas. Fue en una banda, al lado de las zonas técnicas que ocupan los entrenadores, esas porciones de césped delimitadas por líneas discontinuas que invitan a salir de ellas o a ser invadidas por otros conductores con intenciones tan aviesas como la de meterte un dedo en el ojo, por poner un ejemplo. Allí, Diego Ribas pisó el balón con el talón y lo dejó correr suavemente para salir de la presión de los contrarios. Pudiera parecer algo accesorio, pero no lo fue. Puede que hayamos encontrado algo a lo que agarrarnos o puede que nos conformemos con poco desde hace tiempo. Vayan ustedes a saber. Tal vez el equipo de esta temporada requiera esa paciencia que hay que dedicar a un “rasca y gana”, tal vez tengamos que seguir buscando.
El mayor problema que veo es que mientras la temporada está arrancada, al Atleti aún le están haciendo las revisiones pertinentes y la puesta a punto.
ResponderEliminarEn fin, para qué cabrearse, son las cosas del Atleti.
un abrazo.
Planificación se llama eso, Don Julio.
ResponderEliminarPlanificación y amplitud de miras en una dirección deportiva que sabía de antemano que el portero estaba vendido desde semana santa, que el delantero estrella se quería marchar tras acabar el último partido de la pasada campaña y que al antiguo goleador se le quería vender como fuera, por lo civil o por lo criminal.
Un abrazo
Hay que tener paciencia. Gente como Turan, Diefo o Falcao no llevan ni un mes aquí. Paciencia. Es pronto para hacer objeturas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre, paciencia sí. La que haga falta, aunque solo sea por costumbre.
ResponderEliminarLo que también sería de desear es una pretemporada con todos los fichajes o un inicio de curso sin una venta de última hora.
Un abrazo.
Buenas tardes D. Emilio.
ResponderEliminarComo siempre es un placer leer su crónica.
Como ex-demente, voy a tomar prestado su slogan más conocido con alguna modificación: la paciencia es la madre de la ciencia. Paciencia hemos derrochado por estos lares a mansalva, disculpando discursos que tiraban a derrotistas de entrenadores que no se sabía a qué jugaban o que gustaban de provocar conflictos por choque de egos (en algún caso se daban ambas situaciones y no hace mucho). Pero por primera vez en años creo que está justificado ser paciente, sobre todo si va tomando forma lo que se vio en la segunda parte del partido de Valencia. Como ya hemos comentado, volvemos a saber qué es esa cosa esférica que rueda por el campo, ¡un balón!
Pero espero que el entrenador haya tomado buena nota de algunos datos: Tiago hace 2 años que dejó de jugar (cuando vio que podía conseguir la plaza en propiedad sin tener que opositar y demostrar méritos), Reyes necesita un balón para él y sólo volverá a dar buenos partidos cuando vaya al equipo que entrene QSF (en esa relación hay algo) y en el equipo no pueden faltar Adrián, Arda Turan y, sobre todo, Diego (quién debería llevar dar el 10 en su camiseta). Los tres se lo han ganado.
Un saludo.
Y eso que, según ha citado usted en la última línea del último comentario, no ha habido una venta de última hora, que servidor llegó a pensar que eso del transfer era una excusa para intentar poner al delantero en el mercado a ver si entre Méndez y el otro se ganaban otras pocas perricas. Todo es creíble en este club de pu... digo, de fútbol.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de Tiago se veía venir y lo triste es que las señales que dio la pasada temporada no auguraban un repunte en sus prestaciones. Lo más triste del caso es que, al nivel que exhibe, el entrenador le prefiere antes que a Koke.
ResponderEliminarNo sé cómo va a llevar ese hombre del Renacimiento que es Jozean la pérdida de protagonismo. Parece que mal. Parece que va a tener que asistir a tutorías con QSF para volver a tomar confianza.
De todas formas, me mojo y digo desde ya que, salvo lesión de importancia, Adrián se convertirá en inquilino habitual del banquillo independientemente de los méritos que contraiga. Es mucho más fácil prescindir de él que montar un plebiscito a costa de la suplencia de otros.
Compro con los ojos cerrados lo del 10 para Diego, a pesar de que esté cedido y de que haya que evitar pasar por la calle Arenal cuando se le haga el tour para conocer la ciudad, no vaya a ser que se encapriche de la Joy Eslava.
Un abrazo.
Hombre lo de Falcao era improbable, Don Pablo, pero debemos estar preparados siempre para el siguiente salto mortal que nos ofrezca la agencia matrimonial para cracks del Alentejo.
ResponderEliminarMi apuesta a la hora de ver desfilar al siguiente es Godín y creo que no llegará a comerse el Roscón (de Reyes, que pudiera ser otro si sigue con esa saudade sobrevenida por la pérdida de el del jersey)
Un abrazo.
La gente no tiene memoria. Fueron los equipos de segudna línea (At. Madrid, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Español) quienes quisieron negociar por libre en su día pues el reparto igualaba a todos demasiado y no querían tener los mismos ingresos que el Rayo o el Girona. Eso es historia... Casualmente muchos de los que se quejan ahora son los mismos que rompieron esa negociación conjunta. Los ingresos por televisón suponen un 30% de los ingresos de Madrid y Barça, cosa que sube al 50% en estos equipos. ¿Cuál es el problema entonces? Creo que el problema es que se acomodan y no saben gestionar bien su club. El Atlético de Madrid tenía una masa social comparable al Barça en los años 70 ¿qué se ha hecho de esa igualdad? Culpar a los derechos televisivos es triste, pues la gestión de Nuñez fue impresionante para dar ese estirón que marca las diferencias hoy en día. Clubs como el Bilbao son un ejemplo de búsqueda de gestión propia y identificación con la masa social. El camino nunca es que otro te solucione el problema. El Sporting también lleva unos años con una gestión ejemplar (después de su susto económico) y está calando en su masa social. Tanto que desplaza 5.000 personas en muchos desplazamientos.
ResponderEliminarGestión e identificación son las claves. Un equipo es un producto y para venderlo eres tú quien tiene que hacerlo, no los canales de difusión quienes te solucionen la papeleta: Eso es de pobres gestores.
Amigo culé, no seré yo quien defienda la gestión del dúo prescrito. Estoy de acuerdo en su pobre gestión y en el empobrecimiento social y patrimonial del Atleti desde que ellos okuparon el cluzz de aquella manera no por suficientemente denunciada menos sangrante.
ResponderEliminarLo que tampoco debemos obviar para presentar el paisaje en su totalidad es la no conversión de su equipo y ese otro que se tilda de caballero del honor en sociedades anónimas. Por ello, e independientemente de derechos televisivos injustos o mal negociados, estos dos equipos (y alguno más, aunque en menor medida) están sujetos a regímenes fiscales distintos pudiéndose dar la paradoja de poder recibir inyecciones de capital por parte de bancos y cajas de ahorro que tributan en un porcentaje como si fueran una donación.
Lo dicho, es necesario igualar, y no solo en lo de los derechos.