Pobres tertulianos
deportivos. Se les viene encima a traición un parón de selecciones y, al mirar
la tabla clasificatoria, en lo más alto aparece el Atleti. Sí, el Atleti. Esa
banda que, según ellos, juega tan malamente. El conjunto que aburre a las
ovejas. El equipo al que se pretendió enterrar antes de tiempo, cuando no había
hecho acto de presencia este septiembre que quiso ser final de agosto al que
acabamos de despedir. Por si fuera poca desdicha, ni los números ofrecen algo
de abrigo, algún consuelo. Los de Simeone permanecen imbatidos en todas las
competiciones a pesar de un calendario tremendamente exigente. Las
clasificaciones de máximo goleador y de portero que menos ha encajado llevan
nombre rojiblanco y, puestos a desdecir, el colchonero es el segundo equipo que
menos tarjetas amarillas recibe. Ya ni a lo de violentos pueden agarrarse. Lo
dicho, pobres.
No
obstante, conviene no bajar la guardia. Las cifras no son suficientes para
desarmar a los empecinados críticos del modelo. Al Cholo se le sigue esperando,
navaja en mano, a la vuelta de la esquina de cada partido. Su pecado fue
transformar al equipo simpático y perdedor en una máquina perfecta de competir
que osó sentarse en una mesa reservada solo para dos. Cuentan que los rivales
miran el calendario con prevención y planean fingir una indisposición en las
fechas de cruce con el Atleti de Simeone para ahorrarse el amargo trago. Hace
tiempo que los de rojo y blanco dejaron de ser una sorpresa. Siguen siendo una
realidad. Una certeza en la que no tiene cabida negociar el esfuerzo.
Ocurra lo
que ocurra, siempre habrá voces dispuestas a afear el desempeño del técnico. A poco
que la concentración de mediocentros repunte, volverán las oscuras golondrinas
que le acusan de reservón. Cuando algún rival se atragante pertrechado en área
propia, se lanzará la piedra envolviéndola en falta de capacidad de reacción,
en no saber plantear alguna alternativa válida. Ojalá sean los dioses propicios
y no tengan a bien enviar un empate a cero en una semana con tres partidos y
horarios imaginativos, por lo que pudiera pasar. Ahora andan a vueltas con los
penaltis fallados, como si ganar desde el punto fatídico no fuera una
ordinariez mayúscula salvo cuando se produce cerca de Concha Espina.
No intenten
entenderlos. Dice el proverbio que algunos llaman razonar a encontrar
argumentos para seguir creyendo en lo que creen, aunque sea una necedad. Ayer mismo
escuché de pasada a un creador de opinión balompédica asegurando que el rojiblanco
era un equipo ultradefensivo. En plena hora de comer lo dijo el gachó y sin invitar
a una ronda de antiácido. El manual de instrucciones para lidiar con pensadores
de este tipo aconseja taparse los oídos siempre y en todo lugar. Ya lo dijo nuestro
guía: no consuman. Cada segundo que el Atleti pasa con el culo sentado en los
puestos de privilegio se convierte en un dolor lacerante para los que vuelven a
constatar que hace tiempo que las ligas no están ganadas en octubre, como siempre
pretendieron. Snif. Pobres tertulianos.
Por supuesto que no hay que bajar la guardia. Ahora mismo el Cholo les ha desarmado completamente, pero a la que, por ejemplo, encajemos un gol, ya saldrán los creadores de opinión con lo de que el Atlético ha bajado mucho en defensa.
ResponderEliminarDicho esto, una de las personas más influenciables por los creadores de opinión parece ser el seleccionador nacional. Casi nunca se premió tanto a quien menos lo mereció. Allá él (aunque nos perjudique a los que, a pesar de todo, seguimos manteniéndonos fieles, cada vez menos, a la selección).
Un abrazo y muchas gracias por el artículo.
¡FORZA ATLETI SIEMPRE!
Lopetegui es más de lo mismo. Un seleccionador accesible y maleable que mantenga la equidistancia entre Pili y Mili. Con todo, casi me alegro, desgraciadamente, menos partidos para los nuestros.
ResponderEliminarAbrazos sentidos