Artículo publicado en CTXT:
http://ctxt.es/es/20160706/Deportes/7107/Futbol-Eurocopa-final-Portugal-Francia.htm
La final de esta Eurocopa plomiza resultó coherente con el denso guion que ha caracterizado a la competición. El resultado final se adivinó a los nueve minutos, los que discurrieron hasta la lesión de Ronaldo, pero tardó en mostrarse casi cien minutos más. Demasiados. Hubiera bastado parar el partido en ese punto, justo cuando Francia dejó que se enfriasen los ánimos encendidos por una Marsellesa de pelos como escarpias y Portugal encontró un mártir al que encomendarse para conquistar la victoria. El resto fue relleno, como lo ha sido todo en un torneo tan largo como perfectamente olvidable.
http://ctxt.es/es/20160706/Deportes/7107/Futbol-Eurocopa-final-Portugal-Francia.htm
La final de esta Eurocopa plomiza resultó coherente con el denso guion que ha caracterizado a la competición. El resultado final se adivinó a los nueve minutos, los que discurrieron hasta la lesión de Ronaldo, pero tardó en mostrarse casi cien minutos más. Demasiados. Hubiera bastado parar el partido en ese punto, justo cuando Francia dejó que se enfriasen los ánimos encendidos por una Marsellesa de pelos como escarpias y Portugal encontró un mártir al que encomendarse para conquistar la victoria. El resto fue relleno, como lo ha sido todo en un torneo tan largo como perfectamente olvidable.
Tras la
postración lacrimógena y posterior visita anunciadora de la polilla al delantero,
los lusitanos parecieron liberados. Hay estrellas que exigen tanto que son incapaces
de nivelar la balanza con sus aportaciones. Desprovistos del yugo del enorme
ego del de Madeira pero con su imagen doliente sobrevolando el terreno de juego
de Saint Denís, los portugueses se descubrieron cómodos de repente ante una
Francia que exhibía poco más que músculo. Apareció menos Griezmann, aunque tuvo
la final en su cabeza por dos ocasiones, y no hubo noticias de Payet, acaso afectado
por prender la cerilla que comenzó la hoguera de la nueva Juana de Arco.
La idea de
Deschamps, que es un Javier Clemente nacido más allá de los Pirineos, de poblar
sus alineaciones de mediocentros con lomos de porteros de discoteca funciona
con Alemania, España y otros combinados de corte esponjoso, pero se descose
cuando se mira en el espejo táctico. Conviene reflexionar profundamente si tu
ataque es comandado por Sissoko. Mención aparte merece Pogba, por el que a no
mucho tardar alguien pagará una factura desmedida con el objetivo de poseer su
peinado y su poco fútbol. Segundos antes del gol portugués, que con el paso de
las horas se antoja más justo, planeaba Didier sacar al campo a Kanté. Pocos
cambios desnudan los principios de un técnico como aquellos que pudieron haber
sido y no fueron.
Fernando
Santos, en cambio, puso sobre el campo a un delantero en el que ni él mismo creía
para abrochar una vanguardia superviviente a dos extremos que mostraban muchos
más años que desborde. La valentía, aunque tímida, recogió su fruto en un
disparo lejano que mereció evitar la tanda de penaltis. El antihéroe que fue
héroe por un día se llama Eder y tiene garantizada esa titularidad que se le
resiste sobre el terreno en los libros de historia. Su relato debería servir
para recordar que, entre todos, como un equipo, es como se juega a esto antes
de volver a plantear cada partido como un continuo cara a cara. Portugal se
alza con el trofeo de manera tan merecida o inmerecida como lo hubiera hecho cualquier
otro contendiente e inaugura su casillero de triunfos rotundos de manera coral.
Es de suponer que hoy o mañana, Lisboa vivirá una gran fiesta en la que, como
colofón, sacarán en procesión el paso de la Dolorosa para su veneración. No
aprendemos.
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