jueves, 22 de octubre de 2015

Partidos de lata

De los partidos contra rivales exóticos como el Astaná, cuyo nombre evoca reminiscencias de fragancia fresca y juvenil, raras veces puede uno extraer conclusiones a las que elevar a ningún altar. Poseen estos encuentros una pátina como de comida de lata. Un aporte de calorías mínimo. Un quitar el hambre con tintes de supervivencia y poco más. La ración de campaña o la pastilla con la que el astronauta engaña a un gusanillo mareado por la ausencia de gravedad. La noche de ayer, que traía bajo la capa un frío más traidor de lo que la mañana dejó entrever, quiso saltarse el guion establecido y legó en herencia a las memorias algo más de chicha que saborear. Se agradeció, claro está, que no por ser un partido en conserva deja uno de mandar en sus hambres.

El primer bocado a destacar lo protagoniza Carrasco. Demostró ayer el belga lo que iba apuntando en los minutos en los que había participado con anterioridad: desborde, clase, ganas, hambre en definitiva. Se sacudió Yannick esa etiqueta de jugador revulsivo, de estilete en el contraataque con dificultades ante defensas con tendencia al hacinamiento. Abandonando la banda cuando fue preciso dejó en la afición ganas de un segundo plato elaborado por sus manos, o más bien por sus piernas. El segundo mordisco para el recuerdo proviene de la coincidencia sobre el campo de Oliver y Correa. Cuando la inventiva y la pausa se juntan aparecen las jugadas meritorias e incluso los goles de relumbrón como setas en temporada. A ciertos platos hay que darles tiempo. Mimarlos. Rectificar la sal o avivar el fuego según convenga. Si el producto es de calidad, y en ambos casos de eso van sobrados, la espera tiene sus frutos.




Párrafo aparte merece la ración menos futbolística que se sirvió anoche. Desde la vertiente emocional debe ponderarse lo de Jackson. Continuaba el colombiano con su particular batalla personal contra el gol, buscaba encontrarse sin ser capaz ni aun mirándose en un espejo cuando cayó en sus dominios un balón tierno. Un balón que parecía puesto en remojo, ablandado y desalado, que permitía múltiples preparaciones. Remató el centrodelantero a la media vuelta un cuero que pedía más un pase a un compañero que afrontara el lance de cara y rebotó en su camino en todo lo rebotable para finalmente alojarse en las mallas con semblante de alivio. Resopló Martínez también, caído en el suelo tras el escorzo, y el hambre que acababa de saciar se maridó a la perfección con la alegría incontenible de sus camaradas de vestuario. Lo mejor de la noche estuvo ahí. Tras un gol contrahecho. Segundos después de un tanto elaborado con sobras de otros muchos goles que en el mundo fueron. La lectura que debe hacerse de ese gol con tintes de ropa vieja es la de un equipo unido. La de un grupo que ofrece la mano para que el individuo que pasa dificultades escale la montaña que en su mente ha tallado. Hay veces que comer de lata le deja a uno un cuerpo estupendo, miren por dónde…

8 comentarios:

  1. Buenas, Don Emilio !!

    Brillante crítica culinaria.
    El guiso que ayer se preparaba en nuestro restaurante parecía poca cosa. Pero los buenos cocineros aportan magia.

    Parecía un simple arroz hervido, sí.
    Pero el chef Carrasco decidió que con ajo y cebolla tenía más sabor.
    Saúl, que sabe de arroz ilicitano le puso un toque de azafrán de mucha categoría.
    Jackson frió un plátano macho por puro instinto y lo añadió, para regocijo hispano.
    Gabi pensó que ese arroz necesitaba salsa brava del foro y se la ofreció a Oliver, que añadió unos trocitos de conejo extremeño...
    Y Fernando quiso que unos huevos fritos sellaran el manjar, pero al final fue un filete ruso.
    No estuvo nada mal. Teniendo en cuenta que el Domingo la paella tiene que salir brillante y en su punto de sal y cocción.
    Parece que nuevos cocineros y veteranos van cogiendo el toque de la alta cocina cholista.
    Sigan trabajando. Sigan, sigan. Su público espera lo mejor.

    P.D: Un sencillo filete de pollo gana mucho con algo de orégano justo antes de hincarlo el diente, hasta convertirse en delicia ( haga la prueba, Emilio, y sorprenda en casa... )

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  2. Brillante la suya tambıén Don Paquete, gracias por la aportación...La máquina empieza a coger velocidad de crucero, solo nos resta esperar y disfrutar...y si hay que ser todavía algo paciente pues se espera un poco más y ya está..


    Lo del Valencia este fin de semana es crucial

    Saludos

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    1. Hay que brillar. Estamos por encima y hay que brillar.
      Y este año, hay que seguir regando la preciosa flor que nos esta creciendo.
      Esas flores son tan únicas como necesarias.

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  3. Hay latas y latas, ¡ojo! La fabada y los callos Litoral me valen en ocasiones. Dicho esto, me preocupa bastante Jackson.
    Un abrazo.

    PD: se hará la prueba del orégano.

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    1. Verás qué cambio pega el asunto... Jeje.
      Y con algo de secreto a la plancha, también vale...
      La gloria nos espera. Sorprender no es fácil , Míster Marble !!!

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  4. Jackson anda enlatado. Encapsulado en su propia ansiedad. Esperemos que el gol y el apoyo de los compañeros le ayude a olvidar ese tufo a conserva.

    No olviden la fabada y el caldo gallego de Albo...en plazas mucho peores hemos toreado...

    Abrazos para todos

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    1. Paquete. Más Paquete que nunca.23 de octubre de 2015, 14:52

      Antes de que la lien, jeje. Lo que se echa a esas carnes a la plancha es tomillo...
      Me lié con el orégano. Eso se le pone a unas finas rodajitas de rulo de cabra sobre tomate natural.
      Llevo cinco días metido en casa con la pata quebrada y no sé por donde me ando.
      Las conservas gallegas siempre han dado la talla.

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    2. Paquete. Más Paquete que nunca.23 de octubre de 2015, 14:54

      Antes de que la lien, jeje. Lo que se echa a esas carnes a la plancha es tomillo...
      Me lié con el orégano. Eso se le pone a unas finas rodajitas de rulo de queso de cabra sobre tomate natural.
      Llevo cinco días metido en casa con la pata quebrada y no sé por donde me ando.
      Las conservas gallegas siempre han dado la talla.

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