Nunca es fácil
ser el nuevo. En el colegio, ser el nuevo supone verse sometido a una minuciosa
observación desde que entras en el aula. Notas las miradas clavándose como
puñales en tu espalda mientras buscas un pupitre huérfano y sin dueño desde el
que pasar desapercibido en estas primeras horas de la que será tu nueva vida
durante al menos un año. Hay veteranos que incluso olfatean a tu alrededor sin
disimulo, intentando detectar aroma a repetidor o a refugiado que huye de otras
escuelas que quedaron en el recuerdo. Más tarde, cuando te toca leer la
redacción sobre cómo fue tu verano, el resto de los alumnos presta más atención
de la debida buscando pistas, puntos débiles. Resquicios por los que meter mano
a la posible nueva relación. A la hora del recreo lo más probable es verse
relegado a ocupar la portería en el partido de fútbol que seis clases juegan simultáneamente
en el patio. Con suerte puedes intercambiar unas palabras breves con los otros
dos porteros, también nuevos, sobre la operativa a seguir en caso de dos balones que lleguen a la vez. A lo mejor, cuando ya llevas dos semanas de clase alguien te ofrece
poder acompañar a modo de prueba al grupo ya formado.
Tampoco es
fácil ser el nuevo en el trabajo. Por más que te esfuerces en sacar de lo más
hondo una simpatía largamente olvidada es imposible evitar el desconfiado
escrutinio de los recién estrenados compañeros. Da igual que te ofrezcas a
pagar el café más veces de las que tocan, da lo mismo que rías gracias que te
piden a gritos echarte a llorar. Pasarán varios meses, años incluso, antes de
ser aceptado como uno más, antes de conocer los códigos que los demás manejan
con soltura. Mientras tanto, solo resta la incómoda trinchera de ese traje que
te queda largo de mangas, último bastión de resistencia ante los embates de
aquellos que piensan que tu llegada les arrebatará la posición ganada a base de
trienios.
No es fácil
ser nuevo en este Atleti. Da igual que hayas llegado en olor de multitudes
luciendo el marchamo de estrella consolidada en otras tierras y otras
escaramuzas. Da lo mismo que hayas regado de sudor la pretemporada diseñada por ese
Mengele de la preparación física que es el Profe Ortega. Da igual tu precio, tu
condición o tu nacionalidad. No es fácil encontrar una grieta en el muro que en
cada encuentro levantan la pareja de centrales uruguayos. No es fácil presionar
más que Gabi ni llegar a poseer el conocimiento del juego que atesora Tiago. Nada de simple tiene aguantar sobre los hombros el peso del estandarte que Simeone
ha otorgado a Koke. Nadie dijo que fuera sencillo encontrar un hueco en la
punta de ataque, desbancando a un Griezmann exuberante y a un Torres que adorna
su espléndida veteranía con la ilusión de cuando nos enamoró siendo apenas un
adolescente. Todas
reglas tienen sus excepciones y esas son Oliver y Filipe. Tampoco ha sido fácil
para ellos pero contaban con la ventaja de que ya sabían lo que era esto. Lo
suyo ha sido un reencuentro, un deja vu en rojiblanco. Sabían lo que les
esperaba y lo que de ellos se espera. Si veinte años no son nada, como dice
el tango, una temporada fuera es el destello de una estrella lejana. Un
paréntesis que rebosa continuidad.
Todos
anhelamos poder llevarnos a la boca una gambeta del Vietto que esperamos.
Queremos que la velocidad de Carrasco levante turbulencias que nos despeinen el flequillo. Deseamos
empaparnos de la sobriedad de Savic y defenderíamos espada en mano que Thomas recuerda al Patrick Vieira de los mejores años.
Moriríamos por ver al Jackson asesino que veíamos por la tele perforar las
redes rivales con esa cara de “no es nada personal” que el colombiano refleja
antes de disparar. A todos les llegará su hora. Todos serán importantes a lo
largo del apasionante camino que se acaba de comenzar a transitar. Cada uno en
su medida deberá aportar su granito de arena para levantar la montaña cuya cima esperamos tocar allá por mayo. Será cuando ya todos ellos reciten de
memoria los versículos del evangelio del Cholo, hasta entonces todos deben
estudiar para aprenderlo de corrido. Nunca es fácil ser el nuevo a no ser que
seas Correa. De él hablaremos en futuras ocasiones, los que son como él en
ningún lugar se sienten como si fueran nuevos y para ellos todo es mucho más
fácil.
Cuánta razón, don Emilio. Gran artículo, como siempre.
ResponderEliminarSólo un pero: ese "olor" en lugar de "loor de multitudes".
A menos, claro, que vaya con ironía y realmente se refiera al aroma que suelen desprender las masas (y más con estos calores).
Un saludo de un seguidor.
Se agradece el comentario pero no le compro la enmienda...
ResponderEliminarAquí tiene la explicación (como es del Instituto Cervantes, habrá que darle la razón):
http://cvc.cervantes.es/lengua/alhabla/museo_horrores/museo_014.htm
EN LOOR DE MULTITUDES
Aunque parezca mentira a más de uno, la expresión correcta es en olor de multitudes y nunca debe decirse *en loor de multitudes, por más que se piense que se trata de un «uso verdaderamente nauseabundo si imaginamos los efluvios propios de los sudores en masa», como nos comenta un internauta.
En olor de multitudes es una frase hecha formada por analogía de otra, que todos aceptamos como correcta sin ningún problema: en olor de santidad, que se utiliza para indicar buena fama o reputación:
No parece un político que esté en olor de santidad; todo el mundo le critica y hasta se ríen de él. (Diccionario fraseológico del español moderno de F. Varela y H. Kubarth)
Pero mientras nadie dice en *en loor de santidad, al hablante sí que le parece que olor en la expresión en olor de multitudes se trata de un gazapo. Por eso busca otra palabra, esta vez más culta (hipercorrección), con una identidad fónica similar, loor, cuyo significado (‘elogio’, ‘alabanza’) parece alejarse de un uso que en principio sorprende a muchos. Como bien explica el Diccionario panhispánico de dudas, «la construcción en loor de (‘en alabanza de’) es frecuente y correcta, pero va seguida siempre del sustantivo que expresa la persona o cosa a la que va dirigida la alabanza, no del sustantivo que expresa quién la realiza», por ejemplo: Hablaban en loor del difunto.
Es decir, justo el significado contrario a en olor de multitud(es), que significa ‘con la admiración y la aclamación de muchas personas, en medio del fervor y el entusiasmo de mucha gente’.
Vaya, tantos años equivocado y yo sin saberlo. Le agradezo mucho la corrección, tomo nota y pido humildes disculpas.
ResponderEliminarUn saludo y Aupa Atleti!.
No tiene que pedirlas, servidor también duda en cosas como estas y seguramente más de una vez le habré pegado al diccionario una buena patada...Entrando con los tacos por delante, claro...Amarilla mínimo..
ResponderEliminarSaludos
Ciértamente, D. Emilio, no es fácil ser el nuevo. En ningún sitio además.
ResponderEliminarPero como bien apunta, en este Atlético es mucho mas complicado por aquello de que es un bloque formado, con una base sólida y con unos "complementos" que rotan constantemente (ya sabe, entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero) haciendo, si cabe, mas milagroso el resultado final en forma de los títulos conquistados y finales disputadas.
Pero el de la foto...¡Ay, el de la foto!. No quisiera encariñarme mucho, porque ya tenemos callo, pero este muchacho apunta muy, muy alto.
Un cordial saludo, D. Emilio, da gusto estar de vuelta después de un tiempo desconectado.
Buenos dias (las tardes para cuando termine de comer...)
Espero que la familia esté bien, Don Carlos. Al de la foto se le empieza a esperar de manera proverbial cada vez que se sospecha que pudiera participar. La verdad es que a base de ratitos ha montado ya un taco importante....
EliminarHablábamos esta mañana en otros foros de la paradoja que supone que salga al campo un muchacho frágil y algo encorvado y enderece el juego del equipo...
Buenas tardes y bienvenido de nuevo
Una cosa está clara, Simeone respeta la jerarquía, pero cuando el nuevo demuestra que vale, le da igual que se llame Miranda o Giménez. Por tanto, a los nuevos no les quedará otra que mostrarse cuando toque. Pero en el terreno de juego y no en los periódicos (¿verdad, “cherchi”?).
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarA Cherchi la jerarquía se le acumulaba sospechosamente sobre la cinturilla del pantalón, todo sea dicho....
EliminarUn abrazo
Excelente artículo, y muy cierto además, este equipo y este grupo de jugadores va a terminar pareciéndose a aquellos 300, que iban a la batalla deseando morir en ella... que grandes somos Don Emilio ¡¡
ResponderEliminarEs que las Termópilas al lado del Calderón son un vertedero, ¡qué mejor manera de morir que envuelto en la sagrada rojiblanca!
EliminarMuy acertadas sus apreciaciones y, sí, la verdad del Cholo, por ahora y de forma acertada, es la única verdad.
ResponderEliminarCon su permiso quisiera referirme a Óliver y Koke, uno un poco menos nuevo y el otro ya casi veterano, porque soy amante de los jugadores del medio campo, aquellos que recuperan y llevan el balón a la estrella para su lucimiento, y porque me encanta Koke. Pues bien; el pasado día 15, en los “parones y chorizos…” echaba Usted de menos la presencia de los más brillantes y me preguntaba si uno de ellos sería Koke,ya que no fue uno de sus mejores días y, viendo ese partido y los del Galatasaray y Eibar donde Koke jugó solo ¿no le parece a Usted que Óliver, con tanto recorrido a lo ancho del campo, le tapa e impide su juego? Puede que solamente sea un apreciación subjetiva en tan solo cinco partidos que de cualquier manera siempre será Simeone quien la consienta o corrija.
En cuanto a Correa, es cierto que hablaremos mucho de él por tan explosiva aparición.
Saludos
Fernandoté
Koke no estuvo bien en ese partido, es cierto, pero no creo que sea por la influencia de Óliver, más allá de que el 10 necesita el balón como el comer y pudiera monopolizarlo en ciertas fases. Pienso que principalmente Koke debe aprender a dosificarse un poco, debería fijarse en la sabiduría de Tiago para economizar esfuerzos en ciertos momentos. Afortunadamente en este Atleti de Simeone el esfuerzo no se negocia pero pudiera ser un esfuerzo más inteligente. Tal y como ha empezado Gabi la temporada, por ejemplo, Koke no necesitaría tener un desgaste tan brutal como el que a veces se autoimpone. Ese desgaste lo acusa cuando es su talento el que debe aflorar y eso está pesando en sus actuaciones.
ResponderEliminarEl tiempo nos dirá si el Cholo o él mismo dan con la tecla para que la creatividad del equipo no acabe pagando su excesiva generosidad.
Saludos
Dicho esto,