Cuando uno
viaja a tierras escandinavas ya sabe lo que espera: calles limpias, gente
educada con tendencia a quedarse en casa, frío y rubias y rubios que exacerban
el espíritu del recordado Alfredo Landa que todas y todos llevamos muy dentro.
Nada de eso se encontró el Atleti en su visita a Malmoe a excepción de las
calles limpias, que dicen los que allí estuvieron que en ellas se podía tomar
sopa de cocido sin ningún reparo de lo pulquérrimas que lucían. Fue sonar el
silbato de un colegiado que se saltó la lección de Barrio Sésamo en la que Coco
analizaba razonadamente la diferencia entre amarillo y naranja pálido, casi
pomelo enfermizo, y el rival dejó claro que durante noventa minutos y sus
correspondientes descuentos se iba a pasar los tópicos que de los nórdicos se
tienen por el forro de sus blancuzcas entrepiernas. Nada de educación, nada de
rubios de mirada azul cielo y sonrisa límpida. Nada de quedarse en casa, lo que
cuando de balompié hablamos equivale a lanzarse al ataque y no quedarse en los
alrededores del área propia. Presionaban los locales y el Atleti esperaba
veterano, conocedor ya de casi todos los códigos en los que se mueven los
partidos. Rompían los suecos con su proverbial costumbre de mirar para otro
lado y hacerse los idems, mordiendo buscando el bulto en cada balón dividido lo
que sirvió también para constatar de nuevo la de encuentros en los que nuestro
equipo recibe tarascadas hasta en el cielo de la boca, aspecto este que no se
sabe muy bien como liga con la costumbre ya elevada a tradición de que ciertos
medios españoles atribuyan al Atleti una desmedida violencia.
Fue
entonces, solo un poco antes de que Juanfran rasgara la defensa local para que
Koke finalizara casi artísticamente en boca de gol, cuando uno reparó en lo que
pasaba. El Malmoe, como casi todos los equipos con los que nos hemos cruzado en
Europa últimamente, respeta y teme al Atleti. Lo considera un grande. Un espejo
en el que mirarse. Un David que ha salido victorioso contra todo pronóstico en
su lucha contra los Goliaths señalados. Fue en ese momento y durante la primera
media hora de la segunda parte en la que el Atleti anduvo medio apurado cuando
uno reconoció el mérito del equipo escandinavo, querer luchar con sus armas,
bastante limitadas por cierto, con un equipo superior física y técnicamente.
Uno entendió todo y valoró en su justa medida la presión de los suecos y hasta
las malas maneras que mostraron en ciertos lances. Uno supo qué era lo que
había detrás y le pareció admirable su entrega y su fe. Su nadar para morir en
la orilla cuando Raúl García fusiló al atardecer a su zancudo portero.
Ya con todo
entendido e incluso asimilado y digerido, ya con la lección de lo que había
ocurrido aprendida, uno entendió menos la falta de respeto a la que se somete
de manera recurrente a nuestro equipo en casa, en nuestro país. Cierto es que
queda poco sitio en espacios televisivos, carruseles radiofónicos y columnas de
opinión para hablar del Atleti dado el número y la grandilocuencia de los
adjetivos que se vierten cuando de glosar a otros clubes se trata, pero de
justicia sería que se habilitara. Sigue sorprendiendo oír hablar de violencia,
de límites del reglamento, de propuesta poco estética y no de solidaridad, de
méritos, de equipo con mayúsculas más allá de cualquier resultado puntual.
Siguen indignando las flores para un lado y las espinas para el otro, el
ninguneo al vigente campeón de liga, los premios teledirigidos desde el
despacho del Ser supuestamente superior y el abismo que parece abrirse en un
punto de diferencia. Un punto que debería sonrojar al nuevo guardián de la
excelencia por exiguo, por raquítico dada la diferencia monetaria entre los
contendientes. Lejos de ello, ese punto flacucho y anémico aúpa a los palmeros
a un éxtasis pluscuamteresiano y hace juntar los muslos a sus desdentadas
mocitas madrileñas. Cosas veremos aunque no tengamos ganas de verlas.
Llevaba uno
tiempo con ganas de hacer una crónica como ésta pero no acababa de encontrar un
hueco para sentarse a parirla como es debido. Quería uno de nuevo predicar en
el desierto, alzar la voz sabiéndose rodeado del clamor reinante. Quería uno
sacar pecho aun teniendo en la retina un partido como el de ayer, con sus
altos, con sus bajos, con su fealdad y su tímida belleza, con su árbitro cegato
o al menos daltónico y con un rival que supo valorar en su justa medida al
equipo con letras mayúsculas y negrita que tenía enfrente. A la postre, a uno pide
el cuerpo acordarse de nuevo del genial Alfredo Landa para decir que en vez de “Vente
a Alemania, Pepe” la película debería cambiar a “Vente a Europa, Atleti”
En mi humilde opinión, la película se llamará “Vente a Alemania, Atleti”.
ResponderEliminarLo de los premios es la nueva guerra $anta emprendida por Florentino. A nuestros rivale$ les interesan más los premios individuales que los títulos colectivos (una Liga o una Champions tienen menos valor que la “Espinillera de bronce “). Esta “niponización” del fútbol es la dirección hacia donde quieren llevarnos y nos llevarán.
Un abrazo y gracias por la crónica.
Me gusta lo de la niponización pero eso supondría un entorno educado y poco dado a exteriorizar a voz en grito la necedad reinante.
EliminarParece que no existiera más horizonte que el de una liga que se celebre a un playoff de 38 partidos entre Pili y Mili jugando contra comparsas agradecidos por la visita.
Un abrazo Don Paul
Gracias por la crónica compañero.Da gusto ver que este equipo tiene capacidad para salir victorioso en cualquier envite. Que sigan ningueandonos es en mi humilde opinión una ventaja.
ResponderEliminarBuena crónica! Efectivamente los suecos no eran precisamente hemanitas de la caridad. Estoy con Paul, debe ser un "Venta pa Alemania, Atleti", porque espero verle en Berlín allá por el mes de mayo. Tengo mucha confianza en ello. Un saludo!
ResponderEliminarExcelente crónica. Aúpa Atleti.
ResponderEliminarGracias a todos por sus amables comentarios.
ResponderEliminarUn saludo
¡Cuánto bueno, D. Emilio! Veo que mi tocayo no le deja prodigarse en demasía, pero no le hace perder un ápice de la buena pluma que posee. Ya me contará como lo hace, ya que espero estrenar paternidad el año próximo, si Dios quiere.
ResponderEliminarEl repeto, D. Emilio, es incompatible con el negocio. Al menos en estos asuntos. Al menos en nuestra prensa, que se hace para consumo interno del equipo de Toñin el torero y de otros del mismo calibre. Pero, cuando asomas fuera, te das cuenta que ese lastre, que ese negocio no vale y que el Atletico es algo mas que un "coco". Que es un equipo serio, trabajado, con unos jugadores y un equipo técnico comprometido. Un rival y un candidato a todo, como ya han demostrado.
Y eso, D. Emilio, es todo un orgullo.
Buenos dias.
¡Enhorabuena, Don Carlos! Ya verá usted lo que supone estar agotado (o más bien jodido, no nos engañemos) pero contento, una expresión que no acaba de cobrar totalmente su sentido hasta que te descubres riéndote cuando te tiran el móvil por el inodoro...
EliminarEfectivamente es un orgullo, fíjese que, a pesar de que ya se lo he oído a más de un entrenador rival (Wenger, por ejemplo), a uno le gustaría que se publicara una encuesta sobre a quién no quieren encontrarse bajo ningún concepto en su camino los equipos de allende los Pirineos...Más de uno se llevaría una sorpresa....Una sorpresa en rojo y blanco, claro..
Buenas tardes...