¡Aaaaaaaaahhhhhhh!*
* Suspiro
postvacacional que surge en preciso instante en el que se pulsa el botón de
encendido del ordenador el día de la vuelta a la dura rutina….
Imaginen
ustedes mi estado de ánimo. Llega uno al trabajo todavía con el recuerdo del
aroma a aftersun metido en las pituitarias; con la decepción que ha sentido
cuando la luz del baño de casa, que siempre es más impertinente que las luces
de los baños de hoteles y apartamentos en primeras líneas de playa, le ha
mostrado que el moreno tostado que uno exhibe está empezando a batirse en
retirada; con la aberrante perplejidad del que ha visto por el paseo marítimo
tantos atentados contra la estética y las más añejas tradiciones deportivas en
forma de camiseta fuscia; con la nostalgia del que espera media hora a que
quede una mesa libre en una terraza que ni fu ni fa, que el tiempo en
vacaciones está para tirarlo, para regalarlo al primero que pase por al lado
siempre que éste no lleve una camiseta fucsia, claro. Con todo, no crean que a
uno lo que más le angustia es nada de lo expuesto en estas primera líneas. De
eso nada. Lo que a uno le quita el sueño es el Atleti.
Todo lo que
se diga es poco cuando del nivel de preocupación al que nos eleva el Atleti se
trata. Una pena lo de este equipo, sí. Un equipo que parecía tan hecho, tan
sólido como una roca. Un vigente campeón de liga nada menos que haya sido capaz
de dilapidar toda su fortuna futbolística en tres o cuatro partidos como quien
dice. El equipo está hecho unos zorros y no hay que ser muy perspicaz para
darse cuenta. Es que se han ido muchos, claro, dicen algunos embargados por el
desánimo a pesar de que el delantero centro ya haya marcado un par de goles,
haya dos laterales izquierdos donde antes solo había uno válido y el teórico
portero suplente le arrebate por méritos propios la titularidad a un esloveno
con gran cartel del que casi no conocemos ni la cara. No hagan ustedes caso de
los que movidos por la falta de ambición pidan quizás algo de tiempo para
ensamblar las nuevas piezas, para que se asimilen los automatismos marca de la
casa. Escuchen ustedes a los que saben, los que dicen que no hay plantilla ni
equipo y que hay que empezar a desconfiar del entrenador, aunque sea solo por
su corte de pelo.
Muchos, con
el rostro desencajado, se agarran como única esperanza a la estrategia, pero
empiezan a detectar fallos en la pizarra a pesar de los dos goles trazados
contra el Éibar. No hay juego ni se le espera y se augura que las competiciones
serán un vagar como alma en pena si tomamos como botón de muestra los últimos
minutos de los dos primeros partidos de liga. No caigan ustedes en la tentación de excusas
baratas y manoseadas como esas de las cargas de trabajo o de los picos de forma
que no hay más que ver a otros equipos en el campo y cómo disfruta uno con el nivel de excelencia de su juego y
su atuendo, y es que, esta temporada, vestir de fucsia es tendencia.
Que no les
den gato por liebre. No adoren dorados becerros que anuncian que este Atleti
volverá a competir. Desoigan a los que, conscientes de lo conseguido el año
pasado, no osan hablar de repetir ni mejorar resultados pero confían en que se
disfrutará por el camino. El Atleti se encuentra en avanzado estado de descomposición
y solamente con sucias técnicas barriobajeras, con una enconada vileza que no
encuentra parangones en la historia de la insidia humana, fue capaz este equipo
de ganar su primer título hace quince días como quien dice. Cierto es que lo
hizo superando en juego, intensidad y méritos al rival, pero claro, es que el
contrincante, adalid de la bonhomía, del señorío y de la vida fucsia, esperaba
un terreno de juego y no un campo de batalla. O sea que se ganó un título, pero
fue de tal manera que no debería haber valido. Si yo fuera Villar, además de ir
a un logopeda, desposeería mediante bando o proclama al Atleti de la pasada
Supercopa por ganarla de manera sucia y artera. Seguidamente se decretaría fiesta
local para que todos los madrileños de nación o adopción pudieran asistir a un
desfile glorioso en el que los próceres de nuestro deporte harían entrega al
equipo fucsia del segundo título de los que constituirán un recordado sextete
mientras el pueblo enfervorecido, no pararía de adquirir camisetas fucsias a
docenas en tiendas oficiales y colmados regentados por ciudadanos de Shangai. ¡Qué pena da todo!
¡Aaaaaaaaahhhhhhh!*
*Suspiro
irónico acompañado de una media sonrisa maliciosa del que este año volverá a
vibrar con los suyos, del que se posiciona en un punto diametralmente opuesto
al que ocupen aquellos que de fuscia han teñido su proverbial prepotencia…
Ingenioso, locuaz, realista, majuestuoso, tragicómico y esperpéntico. Me ha encantado, si no le parece mal a usted lo cuelgo a la voz de ya en La Vida en Rojiblanco. Como siempre agradeciendo su intíma colaboración rojiblanca con uno de los que todavía cree, siente y piensa como usted. Tan cerca como siempre y tan acertado.
ResponderEliminarUn abrazo rojiblanco y eterno agradecimiento por plasmar de esa forma tan inteligente lo que uno piensa.
Gracias.
Fernando Altarejos
Se agradecen sus amables comentarios, Don Fernando. Ya sabe que tiene usted bula para colgar lo que considere (esto incluye colgar del palo mayor de una nao a cualquier portador de la prenda en tonos fucsia, claro...)
EliminarUn abrazo
Jajaja muy bueno. Real (con perdón...) y auténtico
ResponderEliminarUn abrazo
@rvpastrana
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarSe agradece.
EliminarUn abrazo
¡Aaaaaaaaahhhhhhh!*
ResponderEliminar¡Ppppppprrrrrrrfffffffff!**
¡FORZA ATLETI SIEMPRE!***
*Suspiro.
**Pedorreta para todos los de la yihad fucsia.
***Pues eso.
Saludos cordiales.
Demasiada enjundia le otorga usted a los de la remera fucsia...Nada de yihad, si acaso romería con riñonera anexa....
ResponderEliminarUn abrazo, Don Paul
El intento de sisepuedelización es ya desesperado. ¿No nota, por ejemplo, como el metro está infestado con los comerciales del siglo XXI de adida$ regalando la camiseta fucsia? ¿No percibe la radicalización en los medio$ afines (es decir, todos)? El $er $uperior ha tomado el mando y nadie puede frenarle. Hay que llamar a la Cruzada. ¿La última?
EliminarOtro abrazo, Don Emilio.
Que el aparato de propaganda radicalice su discurso era algo esperable, necesario incluso para seguir alimentando al monstruo. Ya no me sorprendería que el Ser invadiera Checoslovaquia cualquier día de estos...
EliminarBienhallado de nuevo, Don Emilio; Inesperada alegría su retorno para poder refrescar nuestros ojos entre tanta fucsia mediocridad periodística.
ResponderEliminarComo diría nuestro peculiar D. Radomir: Bratzo
Había ganas de volver desde este lado también. Me alegra su alegría, sobre todo cuando ha habido bastante gente que no ha sabido entender (o simplemente no han terminado de leer el artículo). Hay ya alguno por ahí que me ha tildado de cenizo, de pesimista y hasta de afín a la prensa deportiva...
EliminarUn abrazo
Permítame utilizar su ingeniosa construcción para decirle que me sorprende su sorpresa, D. Emilio. Conocido es que no es nuestro país tierra en la que la lectura, más allá de As, Marca y Diez Minutos, tenga excesivos admiradores, por lo que es normal que si encima usted se lo pone más difícil, conectando durante todo el texto el modo ironía, no hayan sido capaces de entender su cifrado contenido. Como usted bien dice, cuando ya en la postdata final lo aclara -por si hiciera falta, sic- alguno ya veía borroso...
EliminarNo obstante, apreciado D, Emilio háganos un favor al resto de sus admirados lectores y correligionarios, y no cambie un ápice su forma de expresar sus rojiblancos sentimientos.
Un abrazo.
Si el problema no es no cambiar, es lo poco que cambian algunos cuando tanto tienen que cambiar....
Eliminar(aquí voy a parar con el espontaneo trabalenguas no vaya a interpretarse como un sentido homenaje a la verborrea de la relaxing alcaldesa de cartón piedra, en la hora de su adiós diferido...)