Discurría
el partido por los cauces esperados y, como si fuera una broma del destino, coincidieron
en espacio y tiempo dos sucesos que explican el desenlace del mismo. Parecía
que iba a morir el encuentro firmando tablas y una estrella que vino de
Oriente, como aquella que guio a los Magos, le dio una voltereta a un partido
que pensaba ya en el restaurante al que iría a cenar tras ducharse y recoger a
la novia y se llevó el Atleti de nuevo un derby, lo que empieza a ser costumbre
y hasta asignatura de estudio en facultades de psicología bajo el epígrafe de
teoría aplicada del Cholismo. Justo cuando salió Arda Turan al campo para
apropiarse debidamente del encuentro, Doña Marcelina Desencuentros, de 78 años
de edad y vecina de Asaltamontes del Arroyo, provincia de no me acuerdo dónde,
se encendía un cigarrillo rubio sin boquilla, lo que provocó gran sorpresa
entre sus hijos y nietos, convocados en el patio de su casa
para degustar el acostumbrado arroz con langostinos de cada sábado.
Sorprendió
Simeone de salida, algo que suele hacer cuando la cita es importante, y puso al
mexicano confundido en sus amores sobre el tapete del estadio cuyas torres de
las esquinas parecen atracciones de un parque acuático. Quedaban en el
banquillo también Mario, lo que en partidos grandes reconforta un poco, no lo
neguemos, y Arda, del que no se sabía si andaba todavía renqueante. Se vio
también a Cerci y a Griezmann en el banco y uno pensó que si el partido se
torcía pudiera haber argumentos para cambiarlo, sin duda tocado por un don
profético que servidor atribuye a los gases que se acumularon tras excederse
con las bebidas carbonatadas en la previa del choque. Nació el partido de
manera esperable: aguantando el Atleti agazapado, prietas las filas, hurtando
de nuevo al rival su alimento favorito, los espacios, y también de manera
esperable se adelantaron los nuestros a balón parado. Fue Tiago quien remató
esta vez también en el primer palo con la complicidad de su marcador y de un
portero cuasijubilado que ya no está para ciertas lides ni para anunciar
champús anticaspa.
Pecó el
Atleti de conservador en los minutos que siguieron al tanto. Se aculó en
demasía y ese paso atrás trajo bajo el brazo los momentos de mayor peligro para
nuestra portería. Suerte de contar con Moyá, del que no solo se puede decir que
le haya comido la tostada a Oblak en su pulso por la titularidad, sino que está
consiguiendo la impensable hazaña de que la nostalgia por Courtois se diluya en
los corazones rojiblancos. Empató el rival de manera también acostumbrada, por
un penaltito evitable de Siqueira y la primera parte falleció envuelta en un
dominio estéril de la escuadra diseñada para la venta de camisetas fucsias.
Comenzó el
segundo tiempo siguiendo los mismos derroteros: el Atleti atrás, bien
pertrechado pero desconectado de un Mandzukic que no parece casi ni croata
cuando se aleja del área y de un Jiménez que rivalizaba con Arbeloa en el
certamen local de malos y peores controles orientados. Amenazaban los de rojo y
blanco en algún balón parado y tenía el balón el rival para no saber qué hacer
con él.
Discurría
el partido por los cauces esperados y, como si fuera una broma del destino, coincidieron
en espacio y tiempo dos sucesos que explican el desenlace del mismo. Faltaba
una media hora para que el choque certificara la cara de empate que llevaba
puesta y la tablilla del cuarto árbitro se iluminó para anunciar que entraba el
10, que debutaba el turco en partido oficial y que lo haría sustituyendo a
Gabi. Nada más entrar en el campo se puso a señalar y a hacer gestos
ostensibles a sus compañeros para darles instrucciones: tú, Koke, ponte a hacer
de Gabi; tú, Mandzukic, acércate más al área, hombre, que no muerde; tú, Tiago,
sigue así, que estás hecho un coloso; tú, Jiménez, mira a ver si te vas a tomar
por el mismísimo…Parecía que la salida de Arda sirviera para que cada uno
supiera qué hacer, para que cada uno, excepción hecha del azteca desenamorado
que fue pocos minutos más tarde sustituido por Griezmann, recordara cuál era el
rol que le tocaba desempeñar. Fue salir Turan y se hizo dueño del partido y del
balón, hecho que alegró sobremanera a un esférico mareado de tanta posesión sin
enjundia y el balón se le agarró del brazo para jurarle amor eterno, se le cosió a la botas como si no
hubiera conocido otras patadas en su vida que las que el otomano le propinó. Mientras
tanto, Doña Marcelina aspiraba su pitillo con delectación e incluso hacía
círculos de humo que se diluían con la brisa del anochecer.
En una
ocasión previa pudo el balón corresponder al excelente trato con el que Arda le
estaba obsequiando pero decidió salir rozando el poste ante la mirada
consternada del portero-anuncio pero quiso el destino que fuera a la segunda
cuando el turco rematara una jugada donde todos los que participaron lo
hicieron de manera brillante, como si supieran que no podían agregar un control con la canilla a esa jugada, como si intuyeran que esa jugada pariría un gol que supondría una victoria en casa del amargo enemigo fucsia. Tanto Griezmann como Juanfran,
tanto el amago de Raúl García como el remate de Turan resultaron medidos,
perfectos. Justos y necesarios. Inapelables para un contrincante con más
ambiciones textiles que futbolísticas. Dicen los que allí estuvieron, en el
patio de Doña Marcelina digo, que fue rematar Arda con dirección a la red y la
casi octogenaria señora se puso a toser como se tose cuando uno se echa un poco
demasiado de nicotina para el bronquio, aspecto que provocó la alarma de su
hija Eduvigis, que llevaba un tiempo sosteniendo que a mamá se le está marchando la cabeza.
Discurría
el partido por los cauces esperados y, como si fuera una broma del destino, coincidieron
en espacio y tiempo dos sucesos que explican el desenlace del mismo. Claro está
que para ustedes y para mí, el suceso especialmente relevante para que el
Atleti volviera a llevarse el gato al agua fue el primero. La imperial entrada
de Arda Turan, tesoro bizantino de incuestionable calidad al que el equipo echa
de menos como el comer cuando se ausenta. Aun así, incluso pareciendo sin discusión que
la entrada del turco, y si me apuran, la de Griezmann, se muestran como los
hechos diferenciales para el vuelco en el resultado del partido, uno,
acostumbrado a que medios y analistas de camiseta fucsia justifiquen las victorias
de nuestro equipo en base a las patadas que da, a la agresividad insana y a la
villanía en general, no descarta que en esta ocasión no pudiendo agarrarse a la
violencia haya alguien que señale a Doña Marcelina como causante de la derrota
del emporio fucsia. Dirán que habrá sido porque la abuela fuma…
Que si la abuela fuma, D. Emilio, el niño se droga, los cerdos vuelan, el césped está alto...cualquier excusa vale para que los sesudos analistas nieguen lo innegable. Que una vez mas se le ha dado una lección táctica a esta galaxia 2.0 que, eso si, es la suspirante panacea de chinos "video-gamers" (jugadores de consola en cristiano, pero ya sabe, estamos en la galáxia 2.0, y las palabras en cristiano quedan un poco "demodé", o sea) y de chonis de centro comercial y/o de polígono industrial del sur de Madriz.
ResponderEliminarSea como fuere, los violentos de Simeone (we trust), nos han regalado una trabajada victoria en el beatífico rincón de paz y sosiego donde los ángeles juegan al fútbol como si flotaran en el aire. En esa gozosa nirvana de solaz y esparcimiento del alma han entrado estos muchachos rudos, malencarados y de soez lenguaje a reventar los cimientos, beberse sus reservas de hidromiel y a hacer cosas que dejo a la imaginación. Ya lo hicieron antes, la última hace bien poco y bien sabe Dios que la que se quedó por el camino fué únicamente, por la merma física de la tropa.
Esto no ha hecho mas que empezar. No pinta mal la cosa, pero queda mucho y se postulan varios rivales en el horizonte. Temo a los del pequeño pais en la esquina de España, que lo mismo te tergiversan la historia como se ponen a correr como posesos y eso es mala cosa, oiga. Tampoco tiene mala pinta lo del Valencia,pero en este caso, el crédito está un poco a la espera.
Eso en Liga. Lo de la Champions lo dejo para cuando empieze. Creo que es la apuesta de este año.
Buenos dias.
Mas allá de la euforia que exista como consecuencia de otra (y van...) victoria en terreno enemigo, una victoria de esas que alguna vez pensamos inundados de pesimismo que lo mismo no volvíamos a ver, no olvidemos el mantra que nos ha traído hasta donde estamos: Partido a partido...Eso sí, a servidor no le da miedo ningún rival que no sean las lesiones y la largura del calendario....
ResponderEliminarBuenos días
Hay partidos, don Emilio, que me apetece cambiarle el nombre a nuestro equipo, y llamarlo Ardético de Madrid. Este del sábado fue uno de ellos.
ResponderEliminarEn cuanto a los de las camisetas, pues casi me dio pena al pensar en el Yeray con la del dragón y su churri, la Yenny, con la de color chicle, todo compungidos camino del polígono.
No se inquiete más de la cuenta por Yeray y su alocada consorte, Don Juan. Ante cualquier síntoma de decaimiento se toman un reconstituyente que hace el que dragón cobre relieve...
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