Artículo publicado en CTXT:
http://ctxt.es/es/20160309/Deportes/4695/Simeone-Cholo-Atleti-La-Colchoner%C3%ADa.htm
Transitaba servidor de ustedes la otra tarde por las redes sociales, esas nuevas metrópolis en permanente huelga de recogida de basuras, cuando me topé con un lobby pretendidamente atlético que criticaba a Simeone descarnadamente. Le acusaban de defensivo, básicamente. Argumentaban que las alineaciones del técnico tendían a la superpoblación de mediocentros. Le imputaban el delito de maniatar la creatividad, de cortar las alas a la imaginación. Todo ello después del derby, del partido de Mestalla y del encuentro en casa con la Real, que no fue tampoco moco de pavo. Ahí queda eso.
http://ctxt.es/es/20160309/Deportes/4695/Simeone-Cholo-Atleti-La-Colchoner%C3%ADa.htm
Transitaba servidor de ustedes la otra tarde por las redes sociales, esas nuevas metrópolis en permanente huelga de recogida de basuras, cuando me topé con un lobby pretendidamente atlético que criticaba a Simeone descarnadamente. Le acusaban de defensivo, básicamente. Argumentaban que las alineaciones del técnico tendían a la superpoblación de mediocentros. Le imputaban el delito de maniatar la creatividad, de cortar las alas a la imaginación. Todo ello después del derby, del partido de Mestalla y del encuentro en casa con la Real, que no fue tampoco moco de pavo. Ahí queda eso.
Esta nueva
liga de la justicia estética con la me cruce de manera casual defendía un dibujo
menos encorsetado, un modelo en el que se amontonaran los delanteros y los
mediapuntas -¡oh, cielos!-
desordenadamente. Consideraban los gurús del grupo disidente que el talento
estaba siendo maltratado por el Cholo. Entre sus reivindicaciones, exigían la
inmediata alineación, todos a la vez y por decreto, de Griezmann, Vietto,
Correa, Carrasco y Óliver. No llegaban a pronunciarse sobre Torres, pero
sospecho que le harían un hueco en su alienada formación, no fuera ésta a
tildarse de reservona por algún purista epicúreo ante la ausencia de un nueve
más cartesiano. Opinaban, además, que hacer trabajar en la presión y en la fase
defensiva del juego a los anteriormente citados era de una vulgaridad infamante,
algo cercano al delito artístico, como quien dice. Sostenían a una sola voz que
los futbolistas de pellizco, agotados y sudorosos por dedicarse a tareas tan
farragosas, perdían frescura a la hora de crear y eso les llevaba a aburrirse
como ostras. Se entiende, claro.
Los dardos
de estos revolucionarios seguidores se dirigían seguidamente hacia Saúl, Koke y
Gabi, triunvirato de mediocentros carentes de inspiración que, siempre según
ellos, hipotecaban la innovación balompédica y ejercían de saboteadores de la circulación
del cuero. También recibían lo suyo Kranevitter y Augusto, aun siendo nuevos,
y solo Tiago se libraba de sus invectivas, probablemente porque queda poco
decoroso meterse con los que están malitos. Todavía pensando que los
comentarios, a cuál más surrealista, que provenían de aquella célula de
talibanes del buen gusto eran una burda broma, reparé en un ciudadano que con
cierta sorna les pedía interpretación sobre el cambio de nuestro entrenador que
definió la ambición del equipo en Valencia. El de Torres por Kranevitter cuando
el choque discurría todavía por las sendas del empate. Lo calificaron de farsa.
Defendían que eso no era más que la excepción que confirmaba la regla, una
sustitución tramposa y tribunera.
Me marché a
la cama desasosegado, lógicamente, y a la mañana siguiente quise volver a
sumergirme en sus océanos de esquizofrenia, principalmente para
constatar que lo del día anterior no había sido un sueño. Allí seguían. A esas
horas, todavía sin desayunar, glosaban las bonanzas del Atleti de Aguirre y
rememoraban lo mucho que se divertían con aquellos partidos rotos y
descontrolados. Cualquier día de estos, su desfachatez llegará al punto de pedir
la vuelta de Maniche. Ese sí que era un mediocentro creativo, aunque por cuestiones de volumen
pareciera que eran dos.
Bueno no, lo siguiente. Toda la razón. A mí me pasó hace poco lo mismo después del partido contra el Villarreal. Empecé a ver a gente ajusticiando al Cholo. Desmemoriados. De repente no sé acordaban que los de amarillo siempre son un rival de cuidado. Que nos habían ganado el año pasado en el Calderón. Me ofusqué, vaya si me ofusqué, y al igual que tú, escribí y critiqué todos esos delirios. Este equipo ha vuelto por la senda de la grandeza por ese señor de negro que tenemos en la banda, y eso es para agradecérselo de por vida. Como decía Boskov, fútbol es fútbol, y espectáculo es espectáculo. Yo siempre preferiré lo primero, pues del fútbol vienen los triunfos, y del espectáculo el postureo. UN ABRAZO
ResponderEliminarAunque el Atleti propusiera de aquí a final de temporada un estilo basado en el más burdo pelotazo clementista, quedaría compensado con creces por todo lo que nos ha devuelto Simeone. No lo entiendo, no sé si es desmemoria, falsa exigencia o que el fútbol se ha convertido también en un objeto de usar y tirar.
EliminarUn abrazo