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miércoles, 17 de agosto de 2011

Un año de Agonía

Fíjense qué cosas. Parece que fue ayer, o al menos anteayer para caer en exageraciones, y esta Agonía del Mediapunta nuestra ya cumple un año. Fue alumbrada en un ambiente casi festivo por el título europeo ganado y aquella final perdida y ganada a la vez que nos hicieron andar con el pecho henchido en los días anteriores a su venida al mundo. Antes casi de que se le pusieran las primeras vacunas, se encontró de frente con otro título: una Supercopa monegasca que auguraba un periodo diferente, un punto de inflexión en los años de aguante que nos ha tocado vivir por obra y gracia de las apropiaciones indebidas y de las cooperaciones necesarias. Nada más lejos, esos triunfos se saborean ahora con un regusto amargo de casualidad y de oportunidad perdida. Lo que debió ser un trampolín hacia mayores cotas ha migrado a salto temeroso hacia una piscina casi vacía en la que intentamos zambullirnos sin darnos un planchazo de esos que dejan colorada la espalda y la moral.

Aún así, un buen puñado de seres humanos y algún robot experto en protocolo, pasan por aquí unidos en su mayoría por el factor común de su amor por los colores rojiblancos. Lo hacen para comentar de igual manera la, a veces desesperante, actualidad atlética y las majaderías que a uno se le ocurren, sacadas a la luz con la noble función de no dejar que ciertas ideas se queden macerando más tiempo del necesario en la cabeza, hecho que pudiera ser considerado un atentado contra la propia salud del que suscribe.



Hablando de saludes, la de la Agonía es sorprendentemente buena. Solo debo desde aquí mostrar mi agradecimiento a los que se dejan caer por estos lares o por las redes sociales, que es algo que queda muy bien decir en estos tiempos, para leer semejantes tonterías. A los veteranos y a los recién llegados. A los que comentan asiduamente y a los que esperan silenciosos su ración semanal. A los abonados, a los que han dejado de serlo y a los que no lo fueron nunca. A alguno que otro que reparte sus cariños entre otros equipos pero que siempre ha mostrado respeto. A las morenas y a las rubias, con las que hemos vivido episodios de amor y de odio, de tocata y de fuga. A los centrocampistas de toque y a los delanteros rompedores, por su lucha continua contra la aparición de mediapuntas silvestres. A los que sobrepasan los cincuenta y a los que no tienen edad para conducir. A los compañeros de otros blogs, para que sepan que ha sido un placer conocerles, en algunos casos personalmente, y compartir este año con ellos. A los colegas de Facebook y Twitter, por esa irresponsabilidad manifiesta que demuestran al seguirme. A los amigos de La Vida en Rojiblanco por ofrecerme la oportunidad de poder llegar a más gente. A mi familia y amigos por estar ahí. Y sobre todo, a ese seguidor del Atleti que sigue notando como crece la sensación de tener mariposas en el estómago a medida que se acerca la hora del partido. Se lo agradezco y se lo dedico con el deseo de que ni él ni ella vuelvan a irse a casa avergonzados por el presente de una institución que fue modélica. Para que este presente que nos ha tocado lidiar no sea capaz de hacernos dudar ni tan siquiera un segundo del por qué elegimos en su momento esta manera de vivir y para que con el esfuerzo de todos se pinte el futuro esperanzador de un Atleti libre.

Les espero por aquí siempre que ustedes quieran y el tiempo y la autoridad lo permita. Un abrazo y Forza Atleti.